El actor argentino Héctor Alterio, de reconocida trayectoria tanto en su país como en España, falleció el sábado en Madrid a los 96 años, según confirmó su familia en un comunicado: “Queridos amigos y compañeros, con profundo dolor queremos comunicaros que hoy, 13 de diciembre por la mañana, nos ha dejado Héctor Alterio. Se fue en paz después de una vida larga y plena dedicada a su familia y al arte, estando activo profesionalmente hasta el día de hoy. Descanse en paz”.
Nacido en 1929, debutó en teatro con menos de veinte años y fue parte de la renovación de la escena argentina en la década de 1960 con la compañía Nuevo Teatro, que él mismo había creado. Su popularidad llegaría con el cine, donde protagonizó varios éxitos como La Patagonia rebelde o La tregua, ambas de 1974. Esta última, adaptación de la novela de Mario Benedetti dirigida por Sergio Renán, fue la primera película argentina en ser nominada a un Oscar en la categoría de Mejor película extranjera.
Luego del estreno, mientras se encontraba en España para presentar el filme en el Festival de San Sebastián, fue amenazado de muerte por la organización terrorista Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Según La Nación, más tarde supo que las amenazas se debían al “retrato de familia disfuncional” de La Tregua, en especial porque el hijo del personaje de Alterio, que interpretaba Oscar Martínez, era homosexual.
Su exilio fue primero temporal, pero se radicó definitivamente en España, donde luego de unos meses sin empleo ni papeles pasó a formar parte del circuito teatral y cinematográfico. Tuvo un pequeño papel en Cría cuervos (1976), de Carlos Saura. “El primer día tuve que hacer de muerto y estaba tan nervioso que los párpados me temblaban como hojas”, recordaría en 1984. “Miraba a mis compañeros españoles y suponía que estarían pensando: ‘¡Pues mira este argentino, ni de muerto puede hacer!’. Pero Saura me tuvo paciencia y al día siguiente rodó la escena sin decirme nada. Salió todo bien”.
Regresó a Argentina junto con la democracia y comenzó a intercalar papeles en ambas orillas. En 1985 se estrenó La historia oficial, de Luis Puenzo, que lograría el primer Oscar para Argentina, después de la nominación de Camila (1984), de María Luisa Bemberg, donde también participó. Más adelante llegaría Caballos salvajes (Marcelo Piñeyro, 1995), donde pronunció una frase que pasaría a la historia: “¡La puta que vale la pena estar vivo!”. Con El hijo de la novia (2001), de Juan José Campanella, participaría en cuatro de las ocho películas de su país en competir en los Premios de la Academia.
Alterio continuó trabajando en teatro hasta los últimos días de su vida. “Tengo 95 años y me sigo divirtiendo entreteniendo a los demás”, dijo en mayo a El País de Madrid, cuatro meses antes de su último cumpleaños. “Cuando lo hago, me sigo sintiendo como un rey”.