En 2020, al mismo tiempo que la pandemia se recostaba sobre la penillanura como las sombras del atardecer, Laura Canoura, siempre inquieta, presentaba un proyecto al Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística del Ministerio de Educación y Cultura, beca que a la postre obtuvo y que la llevó a investigar en profundidad durante un año y medio a mujeres compositoras contemporáneas uruguayas y al panorama cancionístico que se desprende de ese universo.
En los años sucesivos la cantora siguió con su habitual actividad y fue desde el formato minimalista de voz y guitarra, pasando por un memorable y masivo concierto en la rambla de Punta Carretas en el marco del festival Acá Estamos, hasta presentarse a fines del año pasado con el Conjunto Nacional de Música de Cámara del Sodre. Mientras tanto, dio forma a La mariposa monarca, su nuevo álbum, el cual se nutre de aquella pesquisa del repertorio femenino. “De todas las mujeres que escuché, digamos que con estas compositoras fue la mayor afinidad que encontré”, asegura, y redondea que, sin contar a las colegas con las que ya había trabajado, como Estela Magnone y Florencia Núñez, “estas canciones fueron las que más me gustaron y las que más sentí que se acercaban a mi manera de buscar repertorio y de cantar”.
La mariposa que da título al álbum se le apareció una tarde de sábado, “en el frío invierno montevideano”, cuando iba rumbo a un cumpleaños familiar, la anécdota terminó en poema y el poema en corolario de la canción “Runaway”, que, si bien tiene varios años, sentía que le faltaba algo. El resultado es tan poderoso que se convirtió “en la bandera” de esta nueva etapa, la pieza con la que abre sus shows, primer corte y apertura del flamante proyecto discográfico. Sirve también para presentar a la banda que la arropará durante este viaje de diez estaciones: Juan Pablo Chapital –director musical– y Jota Yabar en guitarras, Nico Román en bajo y Martín Ibarburu en batería, flanqueados por la producción del argentino Ernesto Snajer; swing y solidez en partes iguales.
Si fuera poco, “Runaway” cuenta con la participación de Lisandro Aristimuño, uno de los cuatro invitados del disco, que le aporta una fortificada fragilidad a esta cantinela de ruta con chapa de canción del año. “Una carretera / en la oscuridad / Hasta la frontera / cuánto faltará / No puedo pensar en nada / tan solo llorar / El peso de tu mirada / en la terminal / Debí haberme quedado / Algo adentro mío / intenta escapar”.
Como una boxeadora que no da respiro a su contrincante, en el segundo surco Canoura interpreta “Puntos cardinales” de Carmen Pi y con Ricardo Mollo de escolta. “Me parecía que él podía hacer un dúo conmigo en esa canción”, dice, “pero no me animaba porque yo soy medio corta en eso; sé que acá me conoce todo el mundo, por lo menos los colegas me reconocen mucho, pero siempre tuve la fantasía de que en Argentina no me conocía nadie y de hecho no es así, cualquiera de los invitados me tenía completamente calada y enseguida aceptaron”. Al igual que con Aristimuño el maridaje es magistral, ninguno eclipsa al otro mientras hilvanan la historia emigrante sobre un pulso vidalero.
Y de una de las más jóvenes de la lista de homenajeadas, a “Qué pasa con estos humanos” de la chamana Vera Sienra, en la que la banda se acicala y rocanrolea con cadencia, a lo Tom Petty o Alejandro Ferradás. Bienvenida versión que con seguridad sirva de puerta de entrada a la artista de Punta Carretas.
“Aquel vestido floreado”, también de su autoría, tiene varios años. “Me pasaba que no me gustaba la música que tenía y le fabriqué una que se acerca más a la idea final que quería que tuviera”. El resultado es una balada donde la autora recorre con su canto el pentagrama, mientras pinta con rigurosas cuartetas octosílabas otra historia sencilla, de idas y vueltas, femenina como el elepé, y a diferencia de “Runaway”, de interior, todo sucede en el espacio infinito de una mesa de bar. “En el final de esta historia / las dos hablamos de amor / Mintiéndole a la memoria / Para espantar el dolor / Y en la mesa de aquel bar / quedó un café derramado / sobre un mantel de papel / de milagroso estampado”.
El penúltimo feat lo protagoniza la cantante argentina Nadia Larcher –Don Olimpo, Proyecto Pato, entre otros–. Como dos orillas de un río moldean la litoraleña “Tierra adentro” de Ana Prada; otra canción profunda, de partidas, encuentros y desencuentros, como casi todas las estampitas de esta agenda. “Hace mucho tiempo que la escucho cantar, es un disparate lo que canta esa mujer”, comenta la ex Rumbo sobre su colega y se muestra entusiasmada por el final donde la catamarqueña pone sobre el fogón toda la tradición de canto coplero. “Y nomás que en mi disco esté la palabra “shreloj” –imita el característico acento–, ya justifica completamente la inclusión”, concluye.
Si Samantha Navarro hubiera nacido del otro lado del charco o, pongámosle, en el país de los mariachis, “El mar en un andén” sería un clásico de multitudes de los que se corean con el vaivén de los encendedores o la –mucho menos romántica– luz del celular. Al igual que con “Si ya no estoy con vos” de Julieta Rada y “Calendario amarillo” de Maia Castro, Canoura lleva a su estuario aguas de diferentes corrientes. En este sentido, La mariposa monarca es una nueva oportunidad para dimensionar el enorme repertorio del país, y como siempre decimos desde estas tiendas: bienaventurados los que se lanzan sin red al precipicio de nuestro vasto cancionero.
La tercera canción de su autoría es “El ángel”, que también tiene sus años a cuestas. A partir de una hipnótica melodía la protagonista tira una tras otra de esas frases que piden muro o remera, como “La medida de tu libertad / se parece a la de tu soledad”. En una entrevista para la diaria en 2020, confesaba que las canciones que compuso sin el ancla de un instrumento son más libres, vuelan por lugares armónicos y sonoros distintos, más creativos; este parece ser un caso. Aquí también luce la palabra hablada que comenzó a utilizar en el disco “Cantorcita”; y por supuesto, es muy placentero que nos hable la voz definitiva de esta comarca. Merece subrayar: la Canoura compositora es cosa seria.
En el final interpreta la siempre emocionante “Soltar tu mano”, acompañada de su autor, Luciano Supervielle, en el piano. “Sentí que a pesar de que Luciano es el único hombre que está en este disco, su canción es súper femenina. Siento que es un costado de Luciano que tal vez no se vea en muchas otras canciones, pero que en esta sí, además de que está inspirada en una mujer”, cuenta sobre esta desgarradora despedida.
Hace más de cuatro décadas que la autora de “Detrás del miedo” es parte del paisaje sonoro. Sin embargo, su canto siempre es atemporal, su musicalidad no tiene edad ni hay nichos infranqueables. En cada nueva aventura Laura Canoura nos invita a preguntarnos hasta cuándo puede evolucionar una artista y la respuesta sigue siendo la misma: el ciclo de esta monarca no tiene fin.
La mariposa monarca, de Laura Canoura. Montevideo Music Group, 2025. En plataformas. Presentación: teatro Solís, 14 de marzo, 20.00. Entradas: Tickantel.