El 16 de febrero el actor Ricardo Darín y el exfiscal Luis Moreno Ocampo coincidieron en el Parador La Huella de José Ignacio. El primero interpretó a Julio César Strassera, fiscal del juicio a las juntas militares de la última dictadura argentina, en la película Argentina 1985, mientras que el segundo fue fiscal adjunto precisamente en el caso real que inspiró el film de Santiago Mitre.

La cita fue el motivo de una charla informal en la que compartieron reflexiones y anécdotas tanto del hecho histórico como de la adaptación cinematográfica. “Hay que leer libros, pero el impacto de la película es brutal, es desmesurado”, dijo Moreno Ocampo, quien ha publicado sus escritos sobre el tema en cuestión. “Las narrativas masivas son las que hacen que nosotros pensemos de una forma o la otra”.

A continuación, invitó a Darín a participar del intercambio. “La idea mía es tener una charla con él sobre algunas cosas que tienen que ver con la película. Quiero charlar un poco de las emociones, porque las películas son exitosas cuando las emociones se presentan bien”, agregó el exfiscal, antes de citar la frase de Viet Nguyen: “La guerra se libra dos veces, primero en el campo de batalla y luego en la memoria”.

“Desde que Santiago me habló de su idea de hacer la película, sentí una conmoción”, comenzó diciendo Darín. “Le dije que me gustaría leer un guion para saber de qué estábamos hablando y cuando me presentó su primera versión me di cuenta de que él tenía un enfoque muy humano en el planteo. Que estaba intentando alejarse de todo tipo de contienda partidaria, no política. Y eso ya de arranque me gustó”.

El actor agregó: “Me gustó mucho el enfoque humano, el aspecto. Porque, más allá de lo que algunos pensaron, no se trata de un documental, se trata una historia de ficción basada en la realidad, que es una cosa distinta. A partir del momento en que le dije que sí, que estaba interesado, empecé a investigar y tratar de acercarme no sólo al personaje en cuestión, a Julio César, sino al magnífico e impresionante evento que fue llevar adelante la titánica tarea de intentar enjuiciar a las cúpulas militares”.

“La emoción que me produjo es muy similar a la que sentí que les produjo a tantos jóvenes, que por su reacción y su forma de actuar fueron derecho a los archivos a tratar de enterarse qué era lo que había pasado. Después vino una etapa que todos los profesionales debemos encarar, que es ver cómo vas a hacer para aproximarte al nivel de exigencia que tiene tratar de encarar un personaje como el de Julio, a quien vos conociste mucho mejor que yo”, comentó dirigiéndose a Moreno Ocampo.

También compartió una interesante anécdota sobre algo ocurrido durante la filmación de Argentina 1985. “Un día estábamos rodando cerca del Palacio de Tribunales y teníamos una pausa de 15 o 20 minutos. Vestido con la ropa del personaje, las gafas, peinado, la corbata, camisa y demás, salí a la calle para comer un sándwich cerca y me crucé con un matrimonio. Él, muy amablemente, me detuvo un segundo con mucha prudencia y me dijo: ‘Yo fui amigo de Julio César Strassera. No sólo amigo, fuimos al colegio juntos y fuimos vecinos, porque vivíamos muy cerca. Tuvimos una relación no de amigos entrañables, pero sí de grandes conocidos. La verdad, no te parecés en nada a él, pero estás igual’. Eso fue como un empujón. Nosotros no estábamos buscando emularlo ni mimetizarme con él, porque hubiese sido prácticamente imposible. Pero el solo hecho de que este hombre tan generosamente me diera esa especie de permiso fue un gran estímulo”.

El actor ahondó sobre las diferencias entre realidad y ficción, por más que esté una ficción inspirada en la realidad. “La confusión se produce cuando vos creés que estás frente a un documental, a un testimonial. Esto es una historia de ficción basada en un hecho real, y el director y los guionistas tienen el derecho de hacer que la vibración, la modulación de la historia, pase por donde tenga que pasar. Hubiese sido un error convertir una obra de ficción en un testimonial”.

Moreno Ocampo le pidió a Darín que diera su opinión sobre la transformación de ese Julio familiar que muestra la película y que termina “evolucionando en un prócer”. Darín arriesgó: “Creo que lo que ocurrió con él fue que un hombre de sus características, golpeado por las cosas que pudo y no pudo hacer, en un contexto realmente bravo, muy intimidante, de pronto se vio en la necesidad de encarar semejante empresa. Sabiendo, además, como creo que un poco la película lo relata, que no contaba precisamente con muchas adhesiones en ese sentido. Porque era un momento en el que no estaban las garantías políticas otorgadas para llevar adelante semejante empresa. A partir de no encontrar esa adhesión en sus pares, en sus colegas, en sus amigos, se vio en la necesidad de armar un equipo de fiscalía integrado por gente joven, donde aparece el señor Luis Moreno Ocampo, y juntos llevaron adelante esta epopeya. Creo que él terminó envalentonándose con esta empresa a partir de la energía que sintió por parte de la gente joven. Esa es mi opinión”.