Laura Alonsopérez es bailarina, docente y coreógrafa desde hace décadas. Se formó como terapeuta corporal dentro del Sistema Internacional Río Abierto en el Espacio de Desarrollo Armónico, bajo la dirección de Graciela Figueroa. También estudió en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático y con maestras de la talla de Adriana Belbussi y Andrea Arobba, además de bailarinas extranjeras, tanto en Uruguay como en Cuba y Brasil. Hoy es docente, coreógrafa y la directora de Tercer fuerxa, el espectáculo que se reestrena esta semana. Además, se define como la compañera de Yamandú Orsi, hoy presidente de la República.

¿Qué significa en tu formación profesional y personal formar parte de Río Abierto?

Llegué a Río Abierto a través de un espectáculo de Graciela Figueroa que se llamó Intento Cero en el teatro Solís, cuando Graciela llega del exterior y decide quedarse en Uruguay. Después de una búsqueda dentro del teatro y la danza, descubrí lo que quería hacer a partir de ese espectáculo que conjugaba varias artes escénicas: teatro, danza, canto, percusión y música a la vez. Río Abierto es un sistema psico-corporal creado por María Adela Palcos, una psicóloga argentina que ya no está en este plano, pero que sigue guiándonos desde donde esté. Esto sucede en una etapa muy importante en mi vida en la que me costaba encontrar una profesión, porque ser artista en nuestro país –en varios, supongo– no es fácil. Río Abierto me permitió desarrollar la danza y las artes escénicas, pero también formarme como persona, como ser humano.

Laura Alonsopérez, su vínculo con Yamandú Orsi y la vida familiar

¿Qué importancia tiene esa formación de vida, esa filosofía propia y compartida en un momento tan importante como el que te toca vivir hoy a nivel familiar?

Tiene mucho que ver porque, gracias a mi trabajo individual, pude formar una linda familia. Logré ser madre con muchas dificultades y tengo dos mellizos hermosos que se llaman Lucía y Victorio, que tienen 12 años y que están empezando una etapa diferente, como es la liceal y su adolescencia. Cuento con muchas herramientas gracias a mi formación y a mi vida de artista; sé que no todo es protocolar ni políticamente correcto y eso me ha ayudado a poder llevar mi vida adelante este tiempo y acompañar a un político, sin dejar de ser quien soy yo y de hacer lo que amo, que implica estar siempre en movimiento. Ese movimiento que hoy está además relacionado con lo terapéutico, creo que nos permite ser más felices a todos a nivel familiar. En una pareja es importante que cada uno tenga su profesión; entonces, cuando nos encontramos, cada uno habla de su proyecto.

¿Cómo afecta a tus hijos el proyecto de su padre?

A mis hijos siempre he tratado de preservarlos. Les he tenido que explicar muchas veces que todos los que saludan a su padre no son sus amigos, sino que hay gente que lo admira y que, como se dedica a la política, es muy popular y entonces quieren sacarse fotos con él. Cuando eran más chicos pensaban: “¡Cuántos amigos tiene mi padre!”. Estoy muy ocupada en eso, en poder “aterrizarme” a mí y a mis hijos en una realidad que nos toca vivir de costado, porque yo no soy política. Pero la vida me puso en este lugar y lo asumo como ser humano. Entonces trato de cuidarme y también cuido mucho a mis hijos.

La denominación “primera dama” suena arcaica. Pero ¿cómo debería festejar una primera dama? ¿Qué tanto tiene permitido alegrarse y expresar en general? Se lo pregunto a una artista, un ser que habita y explora la expresión constantemente.

Primero, no existe la primera dama como tal en Uruguay. Yo soy la compañera de Yamandú Orsi, que es el presidente de la República; empezando por ahí.

El festejo es el festejo de la pareja del presidente de la República que es artista, que es una persona del movimiento, que es alegre, que expresa un día que “si esto no es el pueblo, el pueblo dónde está”. Y lo grité muchas veces porque nací en el 70 y la vuelta a la democracia me encontró en Montevideo (yo soy de Maldonado) y en la posdictadura para los que estuvimos en Montevideo y no éramos de ahí y estábamos en circunstancias difíciles de nuestras vidas personales, el arte fue una forma de escape y muchas veces me salvó. Siento que el arte me sigue salvando. Y voy a seguir expresándome alegremente en esta vida porque es una sola y es muy corta.

¿Qué quisiste explorar en tu nuevo trabajo?

Tercer fuerxa es un espectáculo en el que venimos trabajando hace más de dos años con un grupo espectacular, con el que estoy muy contenta. Son todas personas que vivimos entre Salinas, Marindia, Neptunia y Pinamar Sur. Ninguno es oriundo de esta zona, pero todos vivimos por acá. Creo que el país nunca se descentralizó y que todavía hay que seguir yendo a Montevideo para hacer algunas cosas. Entonces a mí se me ocurrió hacer un espectáculo desde aquí que puede llegar a Montevideo después, porque estamos en el interior, estamos viviendo en Canelones.

Lo que quise explorar fueron las ganas que tenía de expresarme luego de 12 años de maternidad, a la que me dediqué, después de que se terminó el Grupo Espacio, en el cual participé 17 años estrenando tres espectáculos en el teatro Solís con Graciela Figueroa. Hoy me siento humildemente en el rol de coreógrafa, que me gusta mucho y me viene desde niña. No sé exactamente de dónde, porque no vengo de familia de artistas ni mucho menos, pero así lo siento.

Me costó llegar mucho a donde he llegado: probé desde la educación preescolar, la asistencia social, la comunicación, pero no daba en la tecla; lo mío era esto: el arte. Y el trabajo que me completó fue el de Graciela Figueroa, a la que considero una de las mejores coreógrafas de Uruguay. Le estoy muy agradecida y sigo sus pasos humildemente. Este espectáculo es un homenaje a Graciela, a mis padres, a mis maestros, a los padres de cada uno de los integrantes. Este trabajo interpela a mucho a cada uno de los integrantes del grupo por las transformaciones importantes que han vivido cada uno de ellos en este tiempo.

No sólo trabajamos una coreografía con una forma y una música, sino que trabajamos desde los parámetros de Río Abierto: la falsa personalidad, las víctimas y los victimarios, aquello que creemos ser o lo que nos han hecho creer que somos y siempre existe la posibilidad de transformar. Esa tercer fuerxa (ya sé que no es gramaticalmente correcto decir tercer fuerza) es una forma de ponerle el masculino al tercer y el femenino a fuerxa. La x es porque mi padre se llamaba Joaquín, gallego, y su diminutivo en gallego era Xoco. Quería que todo eso estuviera en el nombre del espectáculo.

Hoy, ya después de haberlo hecho algunas veces, sentimos que realmente logramos entre todos un producto que no sólo nos reconforta al hacerlo y nos pone contentos, sino que siento que trabajo con las personas desde lo que las personas me dan. A mí no me gustan los coreógrafos que marcan coreografías al unísono y hay uno al que le sale mal y queda en evidencia porque no le sale una vueltita o un giro; no estoy de acuerdo. Yo creo que el material humano es tan importante como el material coreográfico y entonces adapto a las personas ese material y cuido mucho a cada persona en el escenario y desde la docencia también. Estoy muy contenta con Tercer fuerxa, con haberme realizado con este espectáculo que vengo pensando y pidiendo hace mucho tiempo. Hacía muchos años que yo no bailaba ni dirigía un espectáculo.

Ensayo de Tercer Fuerxa, en Salinas.

Ensayo de Tercer Fuerxa, en Salinas.

Foto: Gianni Schiaffarino

¿Cuán necesario es el arte en estos tiempos violentos? ¿En qué medida creés que la cultura es un derecho humano?

Obviamente, la cultura es muy importante para un pueblo y la violencia está presente en todos, porque nacimos en la violencia; está presente y todavía queda mucho por hacer a propósito de la violencia. Entonces, el camino del arte en la cultura es muy importante como una herramienta preventiva. Es muy importante el arte en la educación porque promueve valores y formas de encarar y aprender incluso otras materias, desde otro lugar: desde el cuerpo, desde la voz, desde el movimiento, desde la palabra. Nos permite expresarnos. Todo lo que tiene que ver con el arte y la cultura siempre va a mejorar la psiquis humana.

Estamos viviendo tiempos violentos y no es casualidad. Tenemos una pobreza estructural que viene desde hace mucho y es muy difícil de revertir, porque la pobreza estructural no es sólo no tener qué comer, sino que un niño o un joven a veces no tenga nadie ni nada atrás que lo apoye o estimule. Mientras eso no cambie… creo que hay mucho por hacer en torno a lo vincular. Lo electrónico, nuestra relación con los teléfonos y las computadoras, ha cambiado mucho las relaciones humanas. Ya no nos comunicamos como antes, ya no nos expresamos como antes y eso hace que nos queden cosas guardadas, que no se dicen: sentimientos aprisionados que luego a veces saltan de una forma que no era la original. Volvemos entonces a la falsa personalidad, que es uno de los parámetros del Sistema Río Abierto y que es parte de lo que trabajamos en el espectáculo.

¿Cómo sentís que el arte y la vida en el arte te han hecho evolucionar como ser humano?

Uno evoluciona en la medida en que trabaja con uno mismo. Considero que el trabajo de Río Abierto con Graciela me ayudó mucho. Allí trabajé temas míos muy íntimos con los que pude amigarme, pude perdonar, pude aceptar, pude abrazar todas mis partes. En el arte hay una cuestión con los egos; todos tenemos ego. El tema es cómo lo encaramos y este tipo de trabajo no va sólo al artista, sino a la persona, y hace que tú, al mismo tiempo que hacés un trabajo expresivo, coreográfico, estés trabajando internamente, lo cual es favorable para tu salud corporal, pero también mental y emocional. He tenido muchos maestros a los que quisiera agradecer en este camino largo de búsqueda.

La prevención en salud es muy importante, desde cada padre, más allá de las instituciones. Es muy importante que los padres estemos atentos a nuestros hijos, que haya diálogo, que podamos hacer ese cambio desde dentro y no esperar siempre que el cambio venga desde afuera, porque si uno no cambia, afuera no cambia nada. Y es muy importante conocerse para después poder trabajar con otras personas, porque si no, quizás estemos poniendo en otro lo que no resolvimos en nosotros mismos.

Tercer Fuerxa, grupo de danza contemporánea.

Tercer Fuerxa, grupo de danza contemporánea.

Foto: Gianni Schiaffarino

Tercer fuerxa. Viernes 25 y sábado 26 a las 20.30 y domingo 27 a las 18.30 en el teatro Solís. $ 650 y 2 x $ 1.000 en TickAntel y boletería.