El Centro Cultural de Música (CCM) se prepara para iniciar una nueva temporada de conciertos después de un “período durísimo”, luego de que a fines de 2023 falleciera su presidenta, la divulgadora cultural María Julia Caamaño. Después de un interinato y una temporada 2024 que fue una suerte de “legado” de María Julia, el CCM se encuentra “sólido”, según palabras de su presidente, Nicolás Etcheverry.

En conversación con la diaria, Etcheverry repasó las circunstancias que dejaron “huérfana” a la institución, la reinvención necesaria y la nueva temporada con nueve presentaciones de artistas de relevancia mundial que, debido a la reputación del CCM y a la posibilidad de presentarse en salas como el teatro Solís o el Auditorio Nacional, incluyen a Uruguay en sus giras internacionales.

“Nos dejó un poco huérfanos, realmente”, dijo sobre la partida de la anterior presidenta. “Contábamos con María Julia casi que para todo, porque era una mujer de una cultura, de un trato humano, de una calidad que no es fácil de encontrar. Y nos apoyábamos mucho en lo que podía hacer. Tenía como colaboradora permanente a Vera Heller, que sigue estando, pero María Julia tenía ese savoir-faire de los contactos con el mundo musical internacional que era extraordinario”.

La partida impensada obligó a “reacomodar el cuerpo y la mente”, al tiempo que Paul Arrighi era nombrado como nuevo presidente. “Lo bueno fue que María Julia ya había dejado armada la siguiente temporada; fue como una especie de legado final, que nos dijo: ‘Miren, ya está todo pronto, no se preocupen. Simplemente tienen que recibir a las orquestas y que toquen’. Toda la parte de negociación y de armado ya estaba prácticamente pronta. O sea que fue un legado impresionante, complementado con un trabajo magnífico de Paul, en cuanto a que logró mucho apoyo de nuevos sponsors. Porque el CCM no persigue el lucro, sino seguir ofreciéndole al público uruguayo un nivel de cultura musical que no es fácil de conseguir en otro lado del mundo”.

Además de ese “refuerzo de apoyo”, se comenzó a reconectar con el público que había abandonado la presencialidad. “La pandemia nos cambió la vida a todos, y entre otras cosas diezmó un poco al público, sobre todo de cierta edad, que había optado por refugiarse y aislarse, y no salir ni a la esquina. Esa fue la verdad. Costó mucho el hábito de volver a salir, sobre todo a esas edades. Y en eso estamos, y eso lo logró Paul con una recaptura de abonos y de apoyos. O sea que en este momento, luego de ese período durísimo, el CCM de vuelta se encuentra sólido, con una estupenda temporada que arranca en mayo, y ya pensando en la temporada 2026”, dijo Etcheverry.

Arrighi había avisado que lo suyo sería un interinato, y ante la llegada de un año complejo empezó la tarea de convencer a Etcheverry de que tomara la posta. “Me costó porque, primero, no tengo el background y la cultura musical que tenía María Julia”, admitió Etecheverry. “Pasé unas semanas cavilando, dilucidando. ¿Sabés por qué acepté? Pensé en mis nietos. Tenemos la suerte de tener diez nietos, chiquitos todos, y dije: ‘Este tipo de público no se puede perder este tipo de música’. No puede ser que en el día de mañana la juventud desconozca lo que es la música de un Mozart, de un Bach, de un Beethoven, de un Brahms. Que después no les guste, es otra historia, pero que puedan elegir. Y para elegir hay que conocer”.

“La manera, un camino, un vehículo de conocimiento de esto es a través de este tipo de conciertos. Irles educando el oído porque, como todo, cualquier sentido se educa. El desarrollar el oído y escuchar y apreciar la melodía, la armonía de un quinteto o de un concierto, es algo que se adquiere con la praxis. Y dije: ‘Bueno, que por lo menos esto lo tengan ahí como una opción para conocer”. Si no, se pierde. Porque no hay muchos lugares”, agregó.

Yuja Wang. Foto: Julia Wesely, difusión.

Yuja Wang. Foto: Julia Wesely, difusión.

Preparando la temporada

Etcheverry explicó el complejo proceso de coordinar las nueve presentaciones de este año. “Primero están las ofertas; afortunadamente, llegan anualmente un montón. Los managers que están en Europa, Estados Unidos o Asia ofrecen sus orquestas y sus solistas al CCM porque ya tiene una seriedad, un respaldo de 80 años, de las cosas que se han hecho responsablemente. Con todas esas ofertas empieza la etapa de selección. No podés elegir solistas que sean muy parecidos, orquestas que toquen más o menos lo mismo, sino que tenés que hacer un buen collage de orquestas y de solistas”.

“Hay otro tema: el budget del CCM no da como para traer a ocho súper solistas de primer nivel. Entonces hay que matizar la venida de un cuarteto de mucha calidad y un historial que lo respalda, como es el caso del Fauré Quartett, que abre la temporada, con solistas que rompen todas las expectativas. En otra época pudo haber sido Joshua Bell o Lang Lang; este año probablemente la estrella sea Yuja Wang, pianista reconocida mundialmente. Mezclamos el costo de traer una orquesta con un solista de este renombre con los costos de traer cuartetos, quintetos, más manejables desde el punto de vista del presupuesto e incluso de la logística”, detalló.

Además de alojamiento, comida y traslados, se maneja la posibilidad de que den alguna masterclass en nuestro país, cosa que ocurre regularmente. “La generosidad de los músicos que vienen a Uruguay es encomiable, y es algo que hay que destacar. Muchos de ellos dan masterclasses a jóvenes que están en sus comienzos y quieren aprender algo de estos grandes violinistas, pianistas o lo que fuera. Entonces, es un tema complejo; armar una temporada lleva su tiempo. Hay una comisión dentro de la comisión más grande que se ocupa de hacer esa especie de preclasificación para llegar a los ocho o nueve conciertos, y luego somete al resto la propuesta de cómo sería. Si se aprueba, se empieza a armar la temporada”.

Un detalle que no es menor es que las presentaciones se realizan en los dos principales escenarios de Montevideo preparados con ese fin. “Si no les podés ofrecer el teatro Solís o el Auditorio del Sodre, marchaste. Y ellos a veces tienen las fechas muy acotadas, porque en general hacen una triangulación con San Pablo y Buenos Aires”, contó Etcheverry. “Entonces, engancharnos con San Pablo y Buenos Aires es fundamental, salvo excepciones en las que, como ya se conoce la trayectoria del CCM, vienen directamente”.

Consultado sobre si podemos definir a muchos de los músicos que han venido a presentarse como “superestrellas de la música clásica”, el presidente del Centro fue contundente: “Podemos y debemos. Y además de superestrellas, a mí me importa mucho valorar su condición de buenas personas. Los hay de todo tipo, pero en general la experiencia que yo he tenido es la de gente realmente muy afable, muy generosa, muy humilde”.

La importancia del abono

El CCM, desde su presidente, hace un énfasis importante en la venta de abonos para toda la temporada, hecho que se repite cada año y que permite funcionar de la mejor manera a la institución. También tiene beneficios para los compradores. “La importancia del abono es fundamental. Vamos a hablarlo en términos estrictamente económicos: una persona compra un abono de 810 dólares y tiene la posibilidad de reservar un asiento por nueve conciertos, y escucha por 90 dólares cada concierto a artistas como Yuja Wang, Les Arts Florissants, el cuarteto Fauré o lo que fuera”.

“¿En dónde se consigue que una persona pueda ir a escuchar a Yuja Wang por 90 dólares? Ya el viaje, el costo del viaje a San Pablo o Buenos Aires te cuesta unos dólares más. Y si tenés la suerte de escucharla en el Kennedy Center o en el Carnegie Hall, probablemente tengas que llevar binoculares y verla desde allá arriba, porque la entrada más barata te costó 300 o 400 dólares. Eso es algo que la gente no mide”, enfatizó. “Es más, conocemos casos de gente que compra el abono entero sólo para escuchar un par de conciertos, porque hace números y sabe que le resulta más barato”.

Hay más ventajas. “Volviendo a lo de los nietos, estamos tratando de que toda una generación de gente más joven tenga la posibilidad de usarlo, porque además, si no puede ir, el abono se lo puede pasar a un ser querido, un familiar, un amigo; es traspasable. Queda reservado desde principio de año. Por supuesto que hay gente que dice: ‘No voy a comprar el abono, voy a ir solamente al concierto de Yuja’. Perfecto, pero le va a salir mucho más cara la entrada individual. Creo que hay gente que todavía no se da cuenta de lo baratos que son los abonos en nuestro país, en términos comparativos con cualquier otro lado del mundo”.

A Etcheverry no lo sorprende que “el uruguayo, que es muy de ir de a poco”, primero lleve entradas individuales para un par de conciertos y luego compre el abono, que además tiene variedad de precios, con promociones para menores de edad y para jóvenes de hasta 28 años. Para obtener más información, incluyendo las formas de pago, pueden contactarse con el CCM al 2915 4474, el celular 092 828 829 o el correo electrónico [email protected]. “Hay gente que prefiere el teléfono y que te conteste una voz humana”, dice el presidente.

La programación

  • Miércoles 7 de mayo en el teatro Solís

Fauré Quartett: El cuarteto alemán formado por Erika Geldsetzer (violín), Sascha Frömbling (viola), Konstantin Heidrich (cello) y Dirk Mommertz (piano) tocará obras de Mahler, Fauré y Brahms.

  • Domingo 25 de mayo en el Auditorio Nacional del Sodre

Festival Strings Lucerne: Esta orquesta de cámara debe su sonido a instrumentos originales de los talleres de Cremona. Con el piano solista de Nelson Goerner, presentarán obras de Ravel, Dubugnon, Chopin y Tchaikovsky.

  • Miércoles 4 de junio en el teatro Solís

The West-Eastern Divan Ensemble: Fundada por Daniel Barenboim y Edward Said, esta formación de cámara atraviesa las barreras culturales y une a sus miembros en un diálogo musical sin precedentes. Tocarán obras de Schubert y Beethoven.

  • Domingo 15 de junio en el Auditorio Nacional del Sodre

Yuja Wang & Mahler Chamber Orchestra: Esta vez Yuja Wang llega dirigiendo a la Mahler Chamber Orchestra desde el piano, para interpretar obras de Stravinsky, Kapustin, Beethoven y Tchaikovsky.

  • Miércoles 30 de julio en el teatro Solís

Concertgebouw Chamber Orchestra: La orquesta de cámara del Concertgebouw de Ámsterdam se presenta bajo la dirección de su concertino Michael Waterman y la violinista alemana Antje Weithass, con obras de Grieg, Mendelssohn, Ravel y Shostakovich.

  • Domingo 21 de setiembre en el Auditorio Nacional del Sodre

Les Arts Florissants: Dirigidos por su fundador, William Christie, traen el barroco al siglo XXI en un espectáculo que combina música, teatro, danza y acrobacias. Presentan una innovadora versión de “The Fairy Queen” de Purcell.

  • Martes 7 de octubre en el Auditorio Nacional del Sodre

The Deutsche Kammerphilharmonie Bremen: El violinista James Ehnes se presenta en Montevideo después de 18 años junto a la The Deutsche Kammerphilharmonie Bremen, dirigida por el italiano Riccardo Minasi. Interpretarán obras de Schubert, Beethoven y Mendelssohn.

  • Miércoles 22 de octubre en el teatro Solís

Isata & Sheku Kanneh-Mason: Dos de las mayores estrellas emergentes del mundo de la música clásica, estos hermanos actúan juntos por primera vez en Montevideo, tocando en piano y violonchelo obras de Mendelssohn, Boulanger, Schumann y Poulenc.

  • Miércoles 5 de noviembre en el teatro Solís

Salzburg Chamber Soloists: El violinista Lavard Skou-Larsen lidera un ensamble de talentosos músicos, con la participación solista del conjunto femenino Constanze Quartet. Interpretan obras de Mozart, Schubert, Elgar y Tchaikovsky.