Hace pocos días terminó una nueva edición del Festival de Cine de Cannes, que reúne lo más destacado del panorama cinematográfico mundial en la costa mediterránea de Francia. En esta oportunidad, el jurado estuvo presidido por la actriz local Juliette Binoche, y el galardón más importante (la famosa Palma de Oro) quedó en manos del cineasta iraní Jafar Panahi, por su película A Simple Accident.

Panahi, históricamente enfrentado al gobierno islámico de su país, se hizo presente en el festival después de 22 años, más allá de que sus películas fueron exhibidas en Cannes durante ese período. Ganador del León de Oro en Venecia por El círculo (2000) y el Oso de Oro en la Berlinale por Taxi Teherán (2015), soportó toda clase de arrestos y prohibiciones tanto de filmar como de viajar al exterior. En 2022, por ejemplo, había sido condenado a seis años de prisión por producir propaganda contra el gobierno, sentencia emitida en 2011 que hasta ese momento no se había ejecutado. Ocho meses después, tras comenzar una huelga de hambre, lo liberaron.

“Es el momento de pedirles a todos los iraníes, con opiniones diferentes, en Irán y en el resto del mundo, una sola cosa: pongamos todos nuestros problemas y todas nuestras diferencias de lado; lo más importante en este momento es nuestro país y la libertad de nuestro país”, dijo un emocionado Panahi desde el escenario del Grand Théâtre Lumière, donde pocos días atrás Robert De Niro se había manifestado en contra de Donald Trump. “Para que nadie se atreva a decirnos cómo tenemos que vestir, qué hacer o cómo comportarnos. Y en el cine, que es nuestro gran amor, que nadie se atreva a decirnos cómo hacer nuestras películas”.

Más tarde, en conversación con la prensa, Panahi agregó: “Para un cineasta cada premio es un placer. Para ganar este premio hubo que hacer mucho trabajo. En un momento tenía demasiadas imágenes diferentes que me venían a la mente. Pensaba en todas las caras de mis amigos que estuvieron presos conmigo. En ese momento estábamos presos, pero el pueblo iraní estaba en las calles peleando por la libertad. En ese momento pensé que estaba orgulloso de ellos”.

A Simple Accident está inspirada en el tiempo que Panahi pasó en prisión, y sigue a un personaje que, en forma accidental, cree haber reconocido a la persona que lo torturó cuando fue arrestado. Para evacuar sus dudas encuentra a otras personas que sufrieron los mismos abusos, pero tienen dificultades para confirmar la identidad del torturador porque fueron retenidas con los ojos vendados. Es la segunda película iraní ganadora de la Palma de Oro en Cannes desde que Abbas Kiarostami lo hiciera en 1997 con El sabor de las cerezas.

El año pasado Anora había sido la gran ganadora, pero en 2025 no hubo premios para el cine de Estados Unidos. En la edición 78 que acaba de terminar, el Gran Premio del Jurado fue para Sentimental Value, dirigida por el noruego Joachim Trier. La historia sigue a un cineasta que elige como protagonista de su film más personal a su propia hija, de quien se ha distanciado. “No creo que el arte sea algo que solamente se hace con un propósito o entendimiento. Es algo que miro como hacen mis hijos pequeños. Ellos cantan y bailan antes de saber hablar. Pero es otro lenguaje, y podría ser un lenguaje de unificación”, dijo al aceptar el premio.

El Premio del Jurado, tercer galardón en prestigio del festival, estuvo compartido por Sirat, del español Óliver Laxe, y Sound of Falling, de la alemana Mascha Schilinski. En materia de premios a las personas, el de mejor director fue para el brasileño Kleber Mendonça Filho por su película El agente secreto, protagonizada por Wagner Moura en el papel de un profesor que busca escapar de su pasado durante los últimos años de la dictadura militar en Brasil. Por este rol, Moura recibió el premio a mejor actor, algo que no ocurre tradicionalmente, ya que el jurado prefiere repartir todos los premios en películas diferentes.

Para el jurado del festival, la mejor actriz fue Nadia Melliti por su debut cinematográfico en la película francesa La Petite Dernière, mientras que el mejor guion le correspondió al dúo de guionistas belga conocido como los hermanos Dardenne (Jean-Pierre y Luc), quienes también codirigieron Jeunes mères. Por último, hubo un Premio Especial del Jurado al director chino Bi Gan por su película Resurrection.

Polémica menor

Los titulares que más circularon tuvieron poco que ver con el cine, como suele suceder. Mucho se habló de que la organización vetó tanto las transparencias como las vestimentas voluminosas, “en particular las que lleven una larga cola, y que, por tanto, dificulten el flujo apropiado del tráfico de los huéspedes y compliquen la agilidad dentro de la sala”. De todos modos, aclararon que estas normas estaban instituidas desde hace tiempo y que solamente se explicitaron este año.

Por último, el cierre pudo haber sido arruinado por un apagón que afectó toda la región y la dejó sin energía ni servicio de telefonía celular. El festival utilizó una fuente independiente y logró concluir sus actividades sin problema alguno. “Por suerte, las películas presentadas pusieron toda la electricidad que necesitábamos”, dijo el actor estadounidense John C Reilly, convocado para entregar uno de los premios. “De una forma u otra, siempre ocurre algo inesperado cuando estoy en Cannes”.