No conocíamos a Julia Paternain hasta que, con una mezcla de cansancio y desconcierto, cruzó la meta en el tercer lugar en la maratón del Mundial de atletismo en Tokio. Al mismo tiempo, ella se daba cuenta de su imprevisible posición en el mundo y nosotros de su existencia celeste. “¡Uruguay!” fue la palabra que profirió agarrando con fuerza la camiseta cuando cayó en la cuenta de dónde estaba.

Si bien correr los 42 kilómetros de una maratón podría verse como un acto ejercido por una sola persona, aun cuando siempre hay un entrenador, la corredora, a la hora del festejo, no se señaló a sí misma, como hemos visto en algún futbolista anticaspa, sino que se entendió como parte de algo. El logro es difícil per se, pero es más emocionante si se entiende qué es este grupo humano al que pertenecemos y cuál es su peso con relación al mundo. Esta uruguaya entiende que hay otra sorpresa más que la suya propia, que es la aparición del significante Uruguay en un lugar donde nunca había estado y, si seguimos hurgando, tampoco había figurado Sudamérica. Si llegaras a Marte, ¿no gritarías “Uruguay nomá”?

No nos haremos eco de Eco, según quien las redes sociales han generado una invasión de imbéciles, aun cuando la primera impresión que generan algunas declaraciones es de rechazo. Si bien la mayoría de las reacciones a la noticia del triunfo deportivo fueron favorables, propias de la felicidad o el exitismo, brotaron otras como “esta inglesa salió a correr simplemente para llegar y se encontró con que derrepente llevaba una camiseta con mucha gloria. Todabia está asustada”; “es inglesa por eso llegó... Bien binido sea!”; “gracias mexicana!!”; “nunca vino a Uruguay, por eso ganó”, o “Suárez hizo un comentario sobre yo... no sabe hablar español... Inglaterra noma!” (sic, sic, sic). Estas personas, seguramente parte representativa de un grupo mayor, expresan sus dudas sobre la nacionalidad de la triunfadora, así como una tendencia a ver aspectos negativos de este país. Deben sentirse mal en más momentos del día y de la vida, y ese es un dato a tener en cuenta. Dicen que hacer deporte incide en la felicidad, por lo que tal vez el Estado uruguayo deba estimular su práctica, así como la de otra clase de entrenamientos.

Entrevistada y todavía sorprendiéndose, con prosodia y pronunciación uruguayas, Julia dijo “vi que Suárez hizo un comentario sobre yo y no lo podía creer”. El hablante de las redes sociales, en una clara observación lingüística, nota que la forma que entendemos como habitual o apropiada es “un comentario sobre ”. Con toda seguridad, conoce el concepto de caso, “una propiedad morfológica de los pronombres personales relativa a su función sintáctica”, según explica la gramática de la RAE, que agrega que “el pronombre yo en Yo te llamaré aparece en caso recto o nominativo, propiedad morfológica compatible con la función de sujeto”.

También ha de saber el comentarista que hay una clase de pronombres que muestran el caso oblicuo, que sólo sucede en contextos preposicionales, con las formas , ti o , que sólo pueden aparecer como términos de preposición. Explicaría que algunos ejemplos serían sin ti, de mí o para sí y que serían agramaticales formas como *ti sabes o *mí sé, que siempre decimos tú sabes, vos sabés o yo sé. Él sabe, además, que y llevan el llamado tilde diacrítico para diferenciarse del posesivo mi y de la conjunción si. No le pondría tilde a ti porque obedece a la regla general de los monosílabos. Conoce también que, a diferencia de Argentina, en Uruguay puede escucharse, a veces, “gracias a ti” y no “a vos”. Claro, le resultará evidente al analista que, en contextos voseantes, en la segunda persona, se diría sin problemas un comentario sobre vos, con el mismo pronombre que se usaría para decir vos sabés, en vez del tuteante para ti. Es decir, el voseo provoca que en un contexto donde habitualmente hay un pronombre que marca el caso oblicuo se use uno que puede cumplir otras funciones, como la de sujeto o de vocativo (para llamar a alguien).

Es posible que se le escape el dato de que, como también muestra la RAE, “se atestiguan con yo y con tú en zonas rurales de Argentina, los países andinos, Venezuela, España (especialmente en Aragón) y algunos países centroamericanos, notablemente Costa Rica, Honduras y El Salvador”, para luego agregar que “no han pasado a la lengua culta y se recomienda evitarlas”, afirmación esta última que pasa de lo descriptivo a lo prescriptivo, pero le haremos caso si queremos.

Julia Paternain, además de haber mostrado un gran trabajo en su disciplina deportiva, es bilingüe y muestra un sincero sentimiento por Uruguay, país de su familia, con no pocos parientes conocidos. Transmite y provoca un orgullo que fácilmente podría deformarse en chovinismo de nuestra parte. Y, en cuanto a los esforzados comentaristas, ha de agradecérseles que nos enseñan quiénes somos y cómo podemos pensar de manera interesante sobre la gramática. Yo, si diera clases de Español, aprovecharía una oportunidad así.