Fénix merecía algo así. Hace varias fechas que parece condenado a una agonía que lo tiene a maltraer. Una agonía que se estira pero que aún lo tiene luchando y dando dura batalla. Ganar en la hora se disfruta el doble, pero mucho más cuando estás al borde de caer. Esta vez fue así: un golazo de Leonardo Fernández, con un bombazo tremendo, les dio una vida más a los capurrenses. Ahora queda esperar resultados y seguir jugando finales.

Partido típico de abajo. Los rivales se estudiaron mucho en el primer tiempo: no cedieron espacios y estuvieron con el freno de mano. Fénix estuvo bajo las órdenes de Omar Garate, debido a la suspensión de Juan Ramón Carrasco, que fue expulsado en el partido con Peñarol, en la última fecha. La tónica no varió. El equipo se paró con un esquema de 3-4-3 e intentó llegar siempre con superioridad numérica. En el primer tiempo, un bombazo de Mathías Acuña podría hacer sido la apertura del partido, pero el travesaño dijo no.

Parece que no está para Atenas. El equipo lucha con alma y vida, plantea buenas cosas en la cancha, pero no puede cerrar los partidos. Le pasó en la fecha anterior, en San Carlos, cuando Rampla Juniors le empató un 2-0. Le volvió a pasar ayer. La firmeza de los de Ricardo Ortiz se vio doblegada por la actitud de Fénix, que los obligó a fallar. En el primer tiempo los carolinos llegaron y patearon, pero Darío Denis se mostró firme y no dejó que la guinda entrara.

Para el complemento ingresó José Álvarez en el equipo visitante. Atenas comenzó a jugar de contragolpe y el negocio le estaba saliendo bárbaro. Primero avisó Álvarez con una llegada por la izquierda, amague mediante, pero su remato dio en el palo. Luego entró Federico Castellanos, el artífice del gol carolino. El delantero se llevó una linda contra por la derecha y le ganó en velocidad a Raúl Ferro, quien lo tuvo que bajar en su camino al área. Castellanos cambió penal por gol.

Quedaba tiempo. Fénix fue a todo o nada. Con varios hombres en ataque, sobre todo de los rápidos, intentó llegar con superioridad numérica. Iban Leo Fernández, César Taján y Maximiliano Pérez. El empate no demoró. Leo Fernández le tiró tremendo cambio de frente al delantero colombiano y apareció la polémica por el penal que sancionó Daniel Fedorczuk. A Taján lo marcó Rodrigo Cabrera, que tuvo que ir al piso y, según el árbitro, cubrió la pelota con la mano. Un fallo muy dudoso. La chance fue aprovechada por Maximiliano Pérez.

Los minutos finales fueron emocionantes. Era un típico partido por el descenso: ambos iban. Pero Fénix tiene una figura que, cuando está inspirada, siempre funciona. Así fue que Leo Fernández tuvo la suya, pero la resolvió mal y el remate le salió horrible contra el piso. Si valdrá la confianza... Unos minutos después, el mismo jugador tuvo una idéntica acción de juego y volvió a tomar la misma decisión. Esta vez su zurdazo salió potentísimo, por arriba, y se metió contra el ángulo. Gol y delirio en Capurro.