“Si vas a estar acá no podés gritar porque está la prensa”, le dijo su acompañante. Viviane entendió más el gesto del dedo en cruz sobre la boca que el español para principiantes. Viviane, que es Viviane Mefire, capitana del equipo, no pudo estar en cancha en este tercer partido porque la FIFA tiene reglas: quien acumula dos amarillas en dos encuentros se pierde el tercero. Viviane apenas había gritado cuando su selección salió a la cancha. Igual acató en silencio. Hasta el minuto 6: Alice Kameni aprovechó un rebote corto de la arquera Yu y metió el 1-0 casi que de puntín. Viviane estalló y gritó el gol a los saltos, reboleando el gorro. Cuando la vinieron a buscar ella misma señaló el camino. “Oui, oui. Tribune”, dijo. Y se fue feliz. La FIFA podrá tener las reglas que quiera, pero los goles no se callan.

Lo que debe haber gritado Viviane a los 41, cuando Corea del Norte desperdició un penal. La número 7, Ri Su Gyong, pateó de derecha, fuerte, rastrero y cruzado como dice el manual, pero el tiro se estrelló en el palo para que, luego, una defensora la sacara como se sacan esas complicadas: para cualquier lado.

Lo cierto fue que entre aquel gol tempranero de Camerún y ese penal fallado, las asiáticas fueron mejores. Dominaron la pelota, los espacios y el tiempo. Llegaron tanto por las bandas como por el centro. Si no hubo gol antes fue porque Olga Ngo Esse, golera de las africanas, atajó muy bien. Tanto fueron las asiáticas que al final del primer tiempo consiguieron el premio: Ko Kyong Hui encontró la pelota suelta luego de un centro que nadie despejó y no hizo más que tocarla suave. En ese momento, el 1-1 era más parecido a lo que transcurría campo adentro.

Porque la igualdad favorecía a las norcoreanas -Camerún sabía desde antes de empezar el partido que sólo la victoria le daba el pase a cuartos-, las africanas salieron con una disposición más ofensiva en el segundo tiempo. Lo hicieron bien y alguna chance tuvieron, pero no concretaron. Y, como suele pasar en estos casos, de tanto ir dejaron espacios atrás que Corea del Norte no desaprovechó. El 2-1 de Ri Su Jong les dio la clasificación. Los gritos de felicidad cambiaron de bando. Así es el fútbol.