En el partido inaugural del Mundial femenino sub 17, Brasil y Japón empataron 0-0. Si bien hubo una leve superioridad de las japoneses, la falta de puntería fue la actriz principal en el Campus Municipal de Maldonado.

El primer tiempo fue parejo. Como sucede en la gran mayoría de los primeros partidos de un Mundial, los equipos se estudiaron. Lo hicieron con planteamientos iguales, casi calcados: líneas defensivas con cuatro mujeres que preferían defender a subir, mediocampos también con línea de cuatro que se dedicaron a marcar y dos delanteras que, en ese panorama de poca creación, buscaban cada pelota y cada hueco como si fueran tesoros.

Pese a todo, hubo algunas jugadas de gol. Las brasileñas tuvieron dos, siempre creadas por la zaguera y capitana Isabela. La teoría del caos aplicada: juego de pases por la derecha, pelotazo profundo hacia la izquierda en busca de la espalda de las defensoras niponas. Si no se transformaron en gol fue porque Sho Ohba, la arquera, actuó rápido para cortar abajo. Las chances de las japonesas fueron elaboradas más bien con toque por el centro, parecido a aquello del fútbol sencillo: pase y rotación; una vez, dos veces o tres, hasta quedar en posición de tiro. Fallaron ahí.

En el complemento la sociedad compuesta por Tamaki Okuma y Momoka Kinoshita, sistema neurocreador del mediocampo japonés, se adueñó de la pelota y del partido. Entre ellas, a quienes se sumaron las eventuales apariciones de Misaki Morita (volante por la izquierda) y Chiina Kamiya (delantera), la selección asiática empezó a jugar cerca del arco brasileño. Una de las más claras que tuvieron apareció temprano, en el minuto 18 del segundo tiempo: la golera Mayara salió mal, la dejó corta y se quedó a mitad de camino, pero el tiro desde afuera del área no fue certero.

Si bien la falta de definición fue una debilidad del ataque, con las pelotas en los pies las niponas se aseguraron la otra parte del libreto (nunca menos importante): no darle a Brasil la posibilidad de jugar. Salvo por alguna subida de la muy buena lateral izquierda Gisseli, las brasileñas no se aproximaron al arco de la segura Ohba. Lo único que les quedó fue aprovechar algún tiro lejano y los pocos tiros de esquina que tuvieron a favor, situaciones en las que tampoco hubo peligro.