La definición del Campeonato Uruguayo de Primera División se aproxima. El estadio Centenario –cuya cancha están reacondicionado full time para dejarla en buenas condiciones– lucirá repleto, porque los socios de ambos clubes ya se llevaron casi todo ayer, en el primer día de canje. Hoy los asociados también podrán levantar las entradas y, si queda algo, se habilitará la venta al público a partir de mañana.
Está clarito: el domingo tiene que haber un ganador; si es Peñarol será el campeón uruguayo, si es Nacional se habilitarán más finales. Lo que no está tan claro es a quiénes pararán en la cancha los técnicos. Diego López tendrá a disposición al lateral Ezequiel Busquets, ya recuperado de su lesión, y se espera por el capitán Cristian Rodríguez, a quien se lo notó bien en el entrenamiento de ayer. Si el Cebolla está en condiciones, juega. Nadie lo duda. En el medio, por la baja de Guzmán Pereira, expulsado en la última fecha, tampoco puede haber dudas de que el 5 será Walter Mota Gargano.
Alexander Medina, por otro lado, prueba. Siempre lo hace, nunca da datos. Es su definición política y está bien. Por cómo ha venido parando a su equipo es probable que en la zona defensiva, arquero incluido, no haya cambios -aunque se informó de la lesión de Jorge Fucile y Medina tiene que resolver ese sector de la cancha- y en el eje central tampoco. La incertidumbre –y las pruebas que el propio técnico hace– está en quiénes serán los volantes externos y quién será el delantero que acompañe a Gonzalo Bergessio. Falta, pero se palpita la definición.
Datos, no opiniones
La estadística es lo que es: para simplificar, es una herramienta que, tomando una muestra representativa de datos, busca explicar cosas y casos y hacer generalizaciones sobre lo observado. Hay algo que tiene que ver con nuestro fútbol y con las probabilidades: el que gane la Tabla Anual tendrá mejor chance de salir campeón. De hecho, eso es lo que ha pasado.
El Campeonato Uruguayo de Fútbol se ha jugado en diferentes formatos a lo largo de su existencia, hasta con variantes en su propio nombre. 1994 –para no irnos tan lejos– fue el primer año en que surgieron los torneos cortos tal y como están ahora, Apertura y Clausura, mojones fundamentales para manejar datos.
De ahí en adelante sólo dos veces se dio que un club ganara ambos torneos: el Nacional de Hugo de León de 1998 y el Danubio dirigido por Gustavo Matosas en 2006-2007. En los 21 torneos restantes hubo definición, ya fuera en semifinales o en finales, dependiendo de cómo se jugó cada año.
Es necesario quitar del mapeo de datos a los Uruguayos Especiales de 2005 y 2016, porque ahí se disputaron campeonatos a una sola ronda, de la que salió el ganador: Nacional en ambos casos. Excluyendo esto, los números dicen que 11 campeones de Apertura y nueve del Clausura terminaron siendo ganadores del Uruguayo, más un caso tan puntual como atípico hasta ese momento: en 1997 Peñarol ganó la Anual a pesar de que no había ganado ninguno de los torneos cortos. Fue la primera vez que se le dio ese valor a la obtención de la Anual.
En 2003 se estableció la regla que sirve para el domingo: el que gane la Anual tendrá ese plus para, de lograr la victoria en la final, salir campeón. Algunos casos para recordar y graficar: en 2004 Danubio ganó el Clausura y la Anual y venció a Nacional en el primer partido; lo mismo hicieron los tricolores con Rocha en 2005-2006; Defensor, en 2007-2008, se impuso en el primer cruce final –dos partidos– sobre Peñarol tras haberse quedado con el Apertura y la Anual; algo similar a lo de 2015-2016 entre los carboneros y Plaza Colonia. La última, entre Peñarol y Defensor, curiosamente fue la única en la que se tuvo que disputar una final por la Anual, porque aurinegros y violetas empataron en el acumulado.
Como siempre, hay excepciones que confirman la regla: en dos ocasiones se dio que el campeón uruguayo no fue el que ganó un torneo corto y la Anual: en la temporada 2008-2009 Nacional, comandado por Gerardo Pelusso, le dio vuelta el mano a mano al Defensor Sporting de Jorge Polilla da Silva, mientras que en 2013-2014, Danubio, a cargo de Leonardo Ramos, le ganó las finales al Wanderers de Alfredo Arias.