Hace tres meses, Pedro Bordaberry, Andrés Scotti y Armando Castaingdebat quedaron al frente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). El objetivo encomendado por la Conmebol era claro: aprobar en ese lapso, con fecha límite el 2 de diciembre, el nuevo estatuto que la FIFA exigía desde hacía varios años. A Scotti le costaba un poco hacerse a la idea de estar en la comisión, pero se sumó a la lucha. El zaguero que brilló en la selección, Independiente de Flores, Central Español, Wanderers, Nacional y Defensor Sporting de Uruguay; Huachipato y Colo-Colo de Chile; Puebla y Necaxa de México; y, finalmente, en Rubin Kazan de Rusia y Argentinos Juniors de Argentina, colgó los botines hace dos años y desde hace unos meses está abocado a un centro de alto rendimiento que fundó junto con otros futbolistas amigos. “Yo estaba en esto y tuve que ceder horas para poder colaborar. Tengo socios y amigos que confiaron en mí para este rol de director y justo estamos en una etapa de aprendizaje. Pero era necesario y me metí en esta aventura”, dijo a la diaria.
En la hora se aprobó el nuevo estatuto, que tendrá un nuevo Congreso con 76 votos y estará integrado por todos los clubes profesionales, la Segunda B Nacional, la Organización del Fútbol del Interior, los árbitros, los jugadores, los entrenadores, el fútbol femenino y el futsal. El proceso de reuniones y negociaciones fue arduo, pero el Flaco, que tuvo que salir a trancar como cuando jugaba en el fondo, está tranquilo. Por ahora.
¿Hiciste un balance de este proceso?
Creo que aún no he hecho un gran balance de estos meses, no me he puesto a repasar. Me da tranquilidad, por un lado, haber llegado al objetivo, pero también tengo incertidumbre porque hay que ver cómo se aplican todos estos cambios. Espero que no sea una simple ampliación de la Asociación [Uruguaya de Fútbol], sino que haya una integración; espero que se trabaje en equipo y no en guerra con lo que se acaba de incorporar.
¿Por qué integraste la Comisión Regularizadora? ¿Cómo se produjo tu incorporación?
No estaba para meterme, no quería saber de nada. Pero como siempre mis declaraciones fueron que el deportista debía participar en las decisiones del fútbol, cuando me lo plantearon consulté si no tenían a otra persona y me dijeron que no tenían ni a un dos ni a un tres: no podía decir que no. Decir que no era lo más fácil, pero no iba a estar tranquilo con mi almohada, porque si siempre pregoné que alguien de adentro participe, decir que no me iba a generar un sentimiento de culpa por no haber sido consecuente con lo que siempre manifesté. Me llamaron de la Conmebol, plantearon la idea y les pedí unos días para pensar. Cuando me reuní me hablaron de la modalidad de trabajo, de la dedicación, de que no era remunerado, y que el principal objetivo era sacar adelante el estatuto. Me dijeron que el trabajo era de dos o tres horas, una o dos veces por semana. Totalmente falso [ríe]. Luego lo hablé con mi familia y con la empresa en la que estoy; como tuve respaldo me lancé a esta aventura.
¿Cómo fue el proceso de trabajo que se llevó adelante?
Fue intenso al principio, con muchas reuniones. Intentamos dar tranquilidad en la AUF para mantener una línea de calma en cuanto a que no íbamos a incidir en los campeonatos. Mi experiencia vino por el sentido común o por cosas que aprendí estando adentro. Creo que es necesaria una mejor gestión en nuestro fútbol para que se profesionalicen las áreas; ese también fue el mensaje que nos bajó [Alejandro] Domínguez. Eso hizo él en la Conmebol: tenían corrupción, manejo irresponsable de fondos, poca transparencia para licitar proyectos. Nos transmitió la idea de que quiere federaciones profesionales porque hacen más rentable el fútbol a nivel mundial.
¿Cómo se trabajó con la presión de que había una fecha límite para aprobar el estatuto?
Había presión, pero yo sabía que se iba a aprobar un segundo antes de que terminaran el alargue y los penales. Eso lo tenía claro, sabía que los tiempos iban a ser así, no me sorprendió nada. En un momento te amarga y te desgasta. Es la realidad de nuestro fútbol.
¿Y qué cosas surgían en las reuniones con los protagonistas?
En las reuniones el gran tema de negociación era hasta cuánto cedían los clubes que dominaban la AUF; esa es la realidad. El fútbol profesional domina a la AUF por sobre el resto, que no pincha ni corta. Ellos sienten eso. Deben entender que la AUF es del fútbol uruguayo, que está cambiando y deben abrir la cabeza para trabajar en conjunto. No tomarlo desde la guerra de que se le están metiendo en su AUF, sino entender que es de todos. A largo plazo, todos van a salir beneficiados. Para que eso suceda deben tener apertura de gestión, de negociación, de comunicación y de recibir aprendizaje.
¿Cuál era el punto de vista de los clubes?
Los clubes no ceden porque miran su bolsillo, su ombligo, no miran al de al lado. Creo que la participación de los grupos de interés que no miran el global va a ayudar. Es importante que esté el fútbol del interior, me hubiese gustado que estuviera ONFI [Organización Nacional de Fútbol Infantil], ya que va ligado al desarrollo de nuestros niños y es el futuro de nuestro fútbol. Espero que estén contemplados a futuro, porque es el semillero del fútbol. El gran temor que tengo, después de cerrar esto, es que ahora vienen la regularización de las normas y la redacción. Vamos a ver cómo termina ese partido. Pasamos un tiempo y ahora viene el segundo.
¿Cómo viviste, en lo personal, todos los idas y vueltas que hubo?
Mal, porque se acordaban algunas cosas y después las cambiaban. Te decían que sí, después que no. Algunos se manejaron bien, otros no tanto. Son seres humanos y pueden fallar. Mi idea es que al profesionalizar la gestión generás procedimientos de transparencia, contralor, procesos de contratación que limiten a que el ser humano no se equivoque. Todo eso ordena, y la persona queda más protegida. A mí me ligaban a los jugadores. Tuve discusiones fuertes con los jugadores, con OFI, con el fútbol profesional, que era al que le golpeaban la puerta y nunca abría. Yo tengo mi visión del futbolista, pero también tengo mi visión del fútbol y la pongo por encima de los jugadores.
¿Cómo evaluás el nuevo congreso, con su conformación y 76 votos?
Me hubiese gustado que fuera más equitativo, eso es personal. Había que llegar a un acuerdo y se llegó. Se comparó mucho con lo que ocurría en otros lados, pero cada lugar tiene su idiosincrasia y nuestra forma es especial. Quizá estaría bueno que estuvieran ONFI y la Liga Universitaria [de Deportes. Ahora empieza la guerra política interna, que ojalá que no sea una guerra sino una negociación para el bien de y no a favor de cada uno. Creo que la implantación va a ser compleja, va a llevar años que los engranajes calcen bien. Vislumbro un mejor fútbol uruguayo de acá a cinco años. Sería un error pensar que en poco tiempo vamos a ver cambios significativos. Hay que ver el horizonte.
¿Es necesario un cambio generacional en la dirigencia de nuestro fútbol?
Si hoy abrís una empresa y no manejás la digitalizacion que tenemos, con redes sociales y medios, es inviable, en cualquier orden. Hay que modernizarse, actualizarse. Es cierto que hay dirigentes con historia, que a veces van a las raíces, pero las bases son nuevas y se están formando ahora. La AUF en su fundación era amateur; está bien tener una mística, pero se viene una nueva AUF. Hay gente que se manejaba con mucha pasión y vocación, de forma honoraria, que muchas veces se manejaba con intereses; a mí me gustaría que los dirigentes fueran rentados. El tiempo de todos vale. Si alguien cede horas de su vida volcados a un club está bien que se le pague y que se le pueda exigir.
¿Por qué nos cuesta tanto todo? ¿Por qué jugamos al límite con la posibilidad de que la FIFA nos sancione?
Porque hay poder y dinero. Si no lo hubiera, sería más simple. El ser humano es complicado. Tuvimos un ejemplo de una oferta que llegó de una empresa deportiva y se tuvo que llevar a que se votara en una asamblea. En cualquier lado se acepta la mejor oferta. Si hay una diferencia cercana puede ser entendible. Cuando contábamos que ganó la oferta de mayor presupuesto por diez votos a nueve, te querías matar; lo hablamos con los auditores y no podían entender. Estábamos ante una situación compleja, con muchas presiones. Ahora se llegó a este puerto y esperemos que el desarrollo del articulado de las normas sea otro partido. Hay que prestar mucha atención.
¿Hasta fines de febrero te quedás junto a la Comisión Regularizadora?
Somos la Comisión Electoral hasta que elija el nuevo presidente y a los integrantes del Ejecutivo. Mi idea era irme cuando estuviera firmado el Estatuto, pero Pedro [Bordaberry] generó un compromiso mayor y yo lo voy a apoyar porque hizo un laburo bárbaro. Él se destacó mucho, tiene vocación, es abogado, entonces era a quien todos consultábamos: le dedicó mucho tiempo.
¿Te gusta este rol de dirigente?
No. Me llamaron, me sumé y quería sumar al fútbol del interior, al futbolista; eran grandes obligaciones que sentía. Me hubiese gustado que tuvieran un mayor porcentaje, pero bueno, el tiempo lo dirá y cada grupo deberá demostrar con hechos que pueden ir sumándose a la gestión. Los jugadores demostraron con un hecho, trayendo una oferta, que le podían hacer ganar más dinero a la AUF.
¿Por qué algunos entendieron que los jugadores no debían traer una oferta?
Que la traiga cualquiera está bueno si es para bien. Cuando alguien trae algo y pide una comisión es lo normal. Si hay alguien de marketing, que trabaja de ello, y trae una propuesta, está bárbaro que se lleve una comisión. Ahora, en este tiempo en que aparecían propuestas de amistosos siempre preguntábamos cuánto era la comisión, para que conste en actas y quede todo claro y transparente.
¿Qué pasos se deben dar para que el fútbol uruguayo mejore?
Algunos clubes profesionales van a sufrir, las licencias profesionales van a ser cada vez más duras. El tema es quién las controla; hasta ahora era la AUF, pero ahora hay un órgano de contralor. Capaz que el club al que le cueste mantener la licencia puede estar un tiempo en el fútbol amateur y cuando pueda que acceda al fútbol profesional; esa condicionante va a regular un poco la cantidad de equipos en las divisionales. Hay que ayudar al fútbol amateur para que se desarrolle de mejor manera. Todos van a tener que ceder cosas para que mejore el otro, así se van a beneficiar todos.
¿Qué aspectos se deben mejorar? Se quejan los dirigentes, los jugadores, los hinchas...
Al fútbol uruguayo me lo tenés que vender mejor. Me pasó que vino un empresario a ver a un compañero y cuando entró había un perro, estaba todo despintado, caca de perro, puerta de chapa, un vestuario en mal estado. Si ese empresario venía a ofrecer más dinero, cuando entró ofreció menos. La imagen vende. Tenés que ser decente y presentarte bien, incluso para el espectador. Para que una mujer vaya a un baño decente en una cancha es complicado, lo mismo corre para los hombres. Hay que mejorar en seguridad, quitar a los violentos; es necesario hacer una campaña dura, los equipos grandes deben jugársela pero les cuesta horrores dar el paso; también el gobierno debe colaborar. Debemos participar todos, fuerte, no va a ser fácil. Se van a perder fuentes laborales, pero para bien; estar en la mediocridad no sirve.
¿Cómo hace la selección para aislarse de ese entorno tóxico y convertirse en un oasis exitoso?
Habla bien de la gestión del proceso de selecciones: su forma y su cómo va más allá del resultado. Si los clubes lo ven van a entender que los jugadores se venden desde la selección juvenil. Todas las grandes ventas del fútbol uruguayo en los últimos años han sido desde las juveniles, ni siquiera llegan a la mayor y ya están vendidos. Si los clubes entienden que deben cuidar eso porque van a recibir ingresos... Ya no se venden jugadores en el medio porque nadie te ve, salvo que andes bien en una copa internacional. El fútbol local es difícil que venda, menos de la forma en que nos presentamos al mundo; es fundamental presentar el producto de otra manera. Quisimos poner un artículo que diga que los fondos vayan a juveniles y se planteó reglamentarlo, esperemos que esa discusión se dé. Ojalá. Mi deseo es que la apuesta sea en infraestructura en juveniles. Estamos a años luz de todos, cada día más lejos. Lo que pretendo ahora es acortar la distancia, porque Uruguay se quedó en la región, ya no los vamos a alcanzar. Hay clubes que hicieron bien las cosas y han mejorado, pero tenemos que mirar la masa. Necesitamos que la competencia crezca en su globalidad. A vos te sirve que tu rival esté mejor para levantar tu nivel.
Lo curioso es que la crítica cae sobre la forma de juego y no tanto sobre la infraestructura, o sea que nos importa el fútbol.
Va ligado a la infraestructura, pero no sólo a la mayor, sino a la juvenil, y eso no se entiende. Cuando mirás las imágenes de [Lionel] Messi, [Andrés] Iniesta, [Cesc] Fàbregas, cuando tenían diez años jugaban en un césped sintético que fue una inversión del gobierno español: el Estado invirtió en el deporte. Cambiaron la forma de jugar de todas las selecciones. Eso lo mejorás desde los ocho a los 13 años; lo cognitivo es fundamental, esa etapa es determinante. Ni que hablar lo que viene después, pero si vos lo anticipás cambia la forma de jugar, no podemos pretender que eso ocurra cuando los jugadores ya son adultos. Cuanto antes trabajes la toma de decisiones, cambia tu forma de jugar. Hay que apostar a las bases para el gran cambio. Se habla de que la selección juega en el exterior, pero las bases son nuestras, son de acá. Tenemos jugadores de primer nivel, pero Luis [Suárez] y Edi [Cavani] te la piden larga, quieren correr, quieren chocar, porque se crían acá. Todo eso nos genera una resiliencia que en otros lados del mundo no tienen. Cada vez que un uruguayo va al exterior se encuentra con otra realidad y te garantiza que te va a dar un 120%. Puede jugar mal o bien, pero va a dejar todo.
¿Cómo es la situación económica de la AUF?
Ingresó dinero del Mundial, pero no es suficiente para pagar todo porque se les adelantó a los clubes más de lo que se debía. Hubo clubes que vinieron a pedir dinero, pero lo habían hecho antes. Eso lo estamos viendo, por qué a unos sí y a otros no, lo estamos evaluando. Hay aspectos de los procedimientos que nos gustaron, que está bueno redactarlas: evitemos que el recurso humano, esté quien esté, haga macanas, no dejar la ventana abierta. Eso queremos evitar antes de irnos, queremos dejar algún lineamiento escrito. Nosotros no le debemos nada a nadie, no tenemos compromiso con nadie, somos honorarios, y hay cosas que suman. Todo lo que hemos hecho lo hemos consensuado, incluso la contratación de [Óscar] Tabárez se la comunicamos a todos los clubes: estaba negociado desde antes y no hubo que hablar de dinero. Todos nos dijeron que sí, menos uno que decía que le gustaba jugar de otra forma, pero es un tema de gustos. Se confirmó la participación en la China Cup, que genera ingresos que vienen bien. Los clubes a veces pretenden que la selección los subsidie, y es un gran error. Vos tenés que hacer tu proyección sin la selección, si no los equipos amateurs serían todos profesionales. El objetivo está mal. ONFI y OFI aportan muchísimo en su globalidad, mucho más que si lo llevaras a porcentaje de cada club, por eso está bueno abrir la cabeza.
¿Qué perfil debe tener el próximo presidente de la AUF?
El nuevo presidente debe tener una aprobación grande y consenso. Debe tener mucha capacidad de liderazgo, gestión en lo humano y buenos valores éticos; eso es determinante. No la va a tener fácil y va a tener que tomar decisiones muy duras. En la AUF no se puede quedar bien con todos; por ende, hay que tener principios con un objetivo claro.