Los carboneros de Leonardo Ramos golearon a Defensor Sporting en el estadio Campeón del Siglo, 4-1, pero la buena victoria no les permitió dar la vuelta olímpica en su cancha ni estirar la definición a un último partido con Nacional. La tarde, gris, fría y por momentos con lluvia, fue un calco del partido y de todas las noticias que llegaban desde Jardines del Hipódromo. Un electrocardiograma: Peñarol pasó de estar afuera de todo a ser campeón y a jugar una final del campeonato, para luego volver a quedarse sin nada. Así fue. El 4-1 sobre Defensor deja un sabor agridulce; no es cosa de todos los días poner por encima de la viola la superioridad que se vio en la cancha. Desde que consigió el empate Peñarol fue una tromba y no paró: hizo cuatro y pudieron ser más. La euforia de los goles y la victoria que podía terminar en festejo se diluyó cuando llegaron las novedades de los goles tricolores.

La victoria carbonera llegó por los goles de Rodrigo Rojo, que lo empató a los 34 minutos; luego, a los 59 y a los 63, cuándo no, el Yesquero Cristian Palacios puso el segundo y el tercero –y tuvo dos clarísimas chances de volver a anotar–, para que la tarde se cerrara con la anotación de Fabricio Formiliano, una garantía en la defensa propia y ajena. Otro de los destaques de la tarde fue el debut del lacazino Thiago Cardozo. El gurí de 21 años jugó sus primeros minutos en el arco de Peñarol. Era un día bravo para debutar y, más allá de una salida en falso, tuvo un correcto trabajo como golero en la primera.

Para Peñarol y su director técnico, Leonardo Ramos, desde que el juez pitó y se conoció el desenlace en ambas canchas, empezó a jugar la Tabla Anual. Además, se viene el Intermedio y el carbonero intentará clasificarse para los octavos de final de la Libertadores. Son objetivos cortos –y difíciles– en un año largo.

Defensor Sporting, por su parte, deberá laburar el tema de las expulsiones si quiere terminar los partidos con 11. El sábado terminó con nueve en la cancha por las tarjetas rojas que vieron Mathías Cardacio e Ayrton Cougo, que había convertido el primer gol del partido a los 17 minutos; pero, además, se le sumó la expulsión de Guillermo Reyes, que estaba en el banco porque ya había sido reemplazado por Gastón Rodríguez, al final del primer tiempo, cuando el mercedario atajó una pelota espectacular y quedó lesionado. En el resto, en los números, el violeta está bárbaro –acumula 30 puntos y terminó tercero junto a Danubio–. Hay mucho mérito en eso, porque el Defensor de Eduardo Acevedo, como ocurre casi todas las temporadas, tuvo que sobrellevar ausencias importantes: siempre lo desarman y se las arregla para pelear los torneos hasta el final.