El 1º de setiembre de 2016 Roberto Martínez debutó como entrenador de la selección de Bélgica. Ese día, los belgas cayeron 2-0 frente a España y surgió un mar de dudas en torno al equipo, pero sobre todo en relación con la arriesgada manera de jugar que propuso Martínez. Desde entonces, fue el único partido que ha perdido Bélgica. Con 14 ganados y cinco empatados, ganó el grupo para clasificarse a Rusia 2018 de forma invicta y con varios puntos de distancia respecto del segundo, Grecia. Son datos. A veces quedan en estadísticas, a veces suelen explicar las cosas. Es verdad que el equipo belga tiene nombres: Kevin de Bruyne (Manchester City), Marouane Fellaini (Manchester United), Eden Hazard (Chelsea), Romelu Lukaku (Manchester United) y Dries Mertens (Napoli), por citar los más determinantes, pero también le han agregado funcionamiento, confirmando de alguna manera que llega a esta Copa del Mundo como uno de los equipos que mejor juegan y que, tal vez, pueda ser uno de los que se metan en la definición.

Ayer le ganaron con contundencia a la debutante absoluta Panamá en el arranque del grupo G. Lo hicieron con una goleada 3-0, en la que marcaron Mertens y Lukaku en dos ocasiones. Más allá del resultado y de la comodidad del triunfo, es necesario decir que a Bélgica le costó bastante romper el cerco panameño: en el primer tiempo no pudo vencer el arco defendido por Jaime Penedo; le apedreó el rancho, pero no pudo. En el segundo tiempo la historia es la conocida: metieron el primero a los dos minutos; después de eso, Panamá quiso pero careció de profundidad y dejó espacios que los belgas aprovecharon para sumar goles (importantes pensando en un hipotético mano a mano con Inglaterra).