Se espera un partido divino para esta tarde. A las 15.00, en Kaliningrado, ingleses y belgas se jugarán la primera posición del grupo G, con televisación de los canales abiertos. Hay que esperar a que jueguen, sentarse a verlo y demás, pero a priori será un partidazo, porque los dos son buenos equipos, han ganado sus dos encuentros y –lo más importante– están igualados en todos los rubros. La cuestión es la siguiente. El que gana, claro, se clasificará a los octavos de final en la primera posición del grupo, pero si hay un empate empieza a correr una definición que nada tiene que ver con los números que aparecen en la tabla. Inglaterra y Bélgica tienen dos partidos ganados, ninguno empatado ni tampoco uno perdido, y los goles a favor (8) y en contra (2) son idénticos. ¿Cómo se define, entonces? Por el fair play. El juego limpio tendrá su papel en esta definición si los europeos no se sacan diferencias. Y ahí los ingleses tienen una mínima ventaja, ya que los dirigidos por Gareth Southgate recibieron dos tarjetas amarillas, mientras que Bélgica vio tres amonestaciones. Hasta ahí, todo bien para los ingleses, pero si llegan a recibir una amarilla más en el partido con los belgas, será una moneda la encargada de decidir el primer puesto del grupo. Todas conjeturas, pero que pueden ocurrir perfectamente.
En el otro partido de la tarde se enfrentarán dos selecciones que perdieron en sus primeras presentaciones y ya están eliminadas: Panamá y Túnez. Para los panameños el desafío está en las ganas de ganar en su primera participación en un Mundial. En la fecha anterior cayeron goleados por Inglaterra, pero el único gol que marcaron se festejó como nunca. Claro, fue el primero en una Copa del Mundo.