La vuelta al fútbol uruguayo parecía lejana para Arturo del Campo. Fue presidente de Danubio entre 2004 y 2010 y luego se fue. En ese lapso su equipo levantó dos de las cuatro copas que guarda en sus vitrinas. Pasaron los años, el fútbol cambió y la vuelta no se hizo esperar. El camino ahora es otro, el fútbol lo llamó y la idea lo entusiasmó.

El próximo martes será uno de los candidatos a la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y competirá contra el actual presidente, Wilmar Valdez, y contra Eduardo Abulafia. Para ser presidente se necesitan dos tercios del total de integrantes de la Asamblea. Por ahora el apoyo que Del Campo tiene asegurado es el de Liverpool, River Plate, Wanderers y Danubio. Su plan de trabajo para la AUF, denominado “Bases para la reforma del fútbol uruguayo”, se centra en una urgente necesidad de cambio de modelo estratégico y de gestión de la asociación. “Sin cambio de modelo los clubes no sobrevivirán. Sin clubes no existirán jugadores, sin jugadores no habrá selección nacional, y sin todos ellos no habrá Asociación Uruguaya de Fútbol ni deporte organizado”, inicia el documento.

¿Por qué es candidato a presidente de la AUF?

Algunos amigos me plantearon la posibilidad de volver. Creo que es un reto en un momento muy difícil del fútbol uruguayo. Se da la coyuntura de que hace mucho tiempo estoy alejado y he descansado lo suficiente. Creo que soy útil en el nuevo proceso que hay que llevar a cabo para cambiar la realidad del fútbol.

¿Por qué se alejó del fútbol en ese momento?

El alejamiento de Danubio se dio después de 12 años de trabajo en la dirigencia. Hace 35 años que trabajo en el agro, antes en Soriano y luego en Lavalleja. Llevar el tema de la eficiencia a Danubio me generaba un gran desgaste, al punto de que muchas veces no podía cenar o almorzar con mis hijos entre reuniones, directiva, partidos o algún problema que surgía. Llegó un momento en el que mi familia me hizo prometer que a fin de año me iba. Junto con mi hermano, que estuvimos muchos años, vimos que había un momento de irse del club. Porque el club estaba bien económicamente, tenía dinero; era difícil irnos dejando deudas o problemas. El club estaba bien en lo deportivo y casi todos nuestros compañeros quedaron. Siempre dije que me iba a tomar un descanso de años y que algún día iba a volver. He pensado en volver a Danubio, más de una vez estuve tanteado. Fue un proceso intentar regresar al fútbol, no fue de un día para el otro.

¿Por qué cree que podría ser útil para el fútbol?

Porque me siento capaz para los cambios que son necesarios. No es que yo me haya propuesto y me candidateo, vinieron clubes a buscarme pensando que yo soy la persona. Jamás me hubiese propuesto. De hecho tuve oportunidades ciertas, siendo presidente de Danubio, de ir a la AUF, y me pareció que no era lo lógico dejar Danubio por aquellos que me habían venido a buscar. No es que yo esté con la firme decisión de ser presidente de la AUF –porque pude haberlo sido–, es un momento en el que los clubes que me vinieron a buscar me convencieron. Me tomé un tiempo, lo hablé con mi familia y decidimos volver a la lucha.

¿Qué implica su plan de trabajo con énfasis en lo económico?

El punto central supone la economía de los clubes. La AUF debe estar más cercana, compartir mejor información con los clubes. Creo que eso hoy está pasando. Pensamos hacer asambleas informativas en las cuales se les puede explicar a los presidentes de los clubes y delegados, verdaderos dueños de la AUF, lo que está aconteciendo. Sin orden del día, que sea de una forma informal, que ellos le puedan preguntar al Ejecutivo todas las dudas que puedan tener. Creo que sería una obligación del Ejecutivo que los clubes tengan la suficiente información de lo que está pasando. Que haya transparencia, diálogo y que se escuche a los clubes. En lo económico creo que el fútbol uruguayo está en una encrucijada de la que, de no tomar medidas, en poco tiempo será difícil salir. Las deudas totales del fútbol son millonarias en dólares, a grados nunca antes vistos. Hemos hablado siempre de que el fútbol uruguayo está muy mal, pero como ahora nunca. Se habla de deudas en los grandes de hasta 30 millones de dólares, y entre los chicos también suman eso. Hablamos de deudas de 70, 80 millones. Eso no quiere decir que no comience un campeonato, porque cuando llega el momento se les paga a los jugadores, que es lo reglamentario, pero se da que los clubes dicen que están al día y hacen el esfuerzo arrastrando pasivos de cientos de miles de dólares. Esas deudas, a la corta o a la larga, en un fútbol que lejos de poder ir amortizando se sigue endeudado más, te van a complicar.

¿Cómo se modifica eso?

La única forma de revertir esto es equilibrando las cuentas, ingresos y egresos, destinando cierta parte que quede para ir amortizando. Pero, lejos de eso, se sigue acrecentando la deuda; vamos a llegar a un punto que habrá clubes en deudas con BPS, DGI, funcionarios y jugadores. Cuando se quiera empezar un campeonato van a ser ocho clubes. Va a llegar un punto en el que todos los activos de los clubes no van a dar abasto, así rematen sede, jugadores de juveniles. Ese punto de inflexión que debe dar el fútbol, si no se hace ahora lo va a tener que hacer más adelante. Cuanto más tarde más perjuicios se van a generar.

¿Qué visión tiene del funcionamiento de la AUF?

El fútbol ha cambiado mucho y debo estudiar algunas cosas. Estoy dando una ventaja contra Valdez, no contra Abulafia, que hace mucho está alejado. He estado muy bien asesorado por los presidentes de Danubio, River, Wanderers, por Palma y otra gente del fútbol. Hablo e intento aggiornarme. Quizá algunos temas son los mismos, pero hay cosas nuevas. Mi hermano está estudiando todos los temas y me asesora. He podido tener un racconto general bastante acertado de la realidad. Pero para dar opiniones categóricas es necesario hacer un estudio profundo. Me cuesta opinar cuando me preguntan del dinero que se llevan los futbolistas, eso hay que estudiarlo. Sería injusto evaluar ciertas cosas sin tener la información necesaria de qué y por qué.

¿Qué aspectos se deben generar par a mayor equilibrio en los clubes?

Muchas veces se habla de que los grandes no tienen nivel internacional, los chicos tampoco, de la relevancia que tiene la selección. Francia no se puede quedar con [Edinson] Cavani, por más dinero que ponga, tampoco Inglaterra con [Luis] Suárez; son uruguayos. Esa es la gran diferencia con las selecciones, no cuenta el dinero que hay atrás. En los clubes no es así. ¿Por qué nuestros clubes están débiles a nivel internacional y no ganan? Es una pregunta que debiéramos hacernos. Una es la parte económica, pero la otra cosa es que los clubes reciben dinero y muchas veces pierden contra equipos que tienen la misma realidad económica o menor. Una razón puede ser que nuestro medio tiene una competencia débil. Quizá competir en Uruguay es tan sencillo, por los pocos medios que hay, que cuando van a competir a nivel internacional se complica. El nivel es tan bajo en nuestro país, por las carencias económicas y porque los jugadores se van jóvenes o los venden para subsistir, que hace que se debilite todo el fútbol uruguayo. Los grandes, que podrían tener otra performance a nivel internacional, creo que deben estar interesados en que los clubes mejoren y que el campeonato sea mejor para tener un fútbol más fuerte. Allí tendremos mejores resultados de los clubes a nivel internacional.

¿Haría cambios en las políticas de comercialización?

Creo que la AUF debe actuar en varios temas que atañen a uno de los principales rubros que tiene nuestro fútbol de entrada de divisas, que es la transferencia de jugadores. Hace mucho tiempo, cuando estaba en Danubio, saltó el tema de las leyes FIFA, de adaptar nuestras reglamentaciones a ese sistema. Eso hizo que los jugadores que antiguamente estaban cautivos en los clubes sin necesidad de hacer contrato hasta los 25 años, haciendo contrato el club no perdía la propiedad. A partir de ese cambio los clubes pasan a hacer 40 contratos, lo cual es muy oneroso. Los clubes están muy indefensos porque vienen empresarios, pagan un dinero a los jugadores y se los llevan. La AUF tiene que trabajar en ello. La única defensa que hay en ese sentido fue una que efectuamos con mi hermano. Hicimos una reunión con todos los clubes y les hicimos entender que había dos posibilidades para defender a los jugadores. Uno, el acuerdo tácito entre todos los clubes de respeto a los juveniles del otro; si se formó en un club no lo puedo ir a buscar. Como eso no se puede hacer mediante ley, fue un acuerdo que posibilitó que Enzo Scorza y Gerardo Vonder Putten, que se los llevó el grupo Casal, no pudiesen ir a ningún club de Uruguay. La otra situación fue que no puede haber jugadores en las juveniles de la selección sin tener el aval del club. Si el jugador no quiere firmar contrato con su club no puede viajar con la juvenil si su club no da el aval. En Danubio tuvimos una consecuencia de eso con Gonzalo Barreto, que no quería firmar, como sí lo hicieron los otros. Nos pusimos duros, no podíamos romper eso; me llamaron y me presionó todo el mundo. Era horrible, porque el muchacho estaba de por medio. Terminó firmando diez minutos antes de subir al avión, fuimos al aeropuerto con el contrato y viajó. Ese tipo de instrumentaciones la AUF las debe pensar y no debe dejar a los clubes desamparados. Hay que pensar ideas en común para proteger las transferencias y el capital de los clubes, los jugadores.

¿Cómo piensa que se debe vender el fútbol uruguayo?

Se habla mucho. Creo que el presidente que llegue a la AUF va a tener que negociar con la empresa. Wilmar Valdez lo está haciendo, ha tenido reuniones; lo tendrá que hacer Eduardo Abulafia o yo. Tenemos un contrato firmado hasta 2025, es obligación de cualquier dirigente respetar lo firmado. Creo que está en nosotros hacerle entender a la empresa que eso tiene que cambiarse, hay que negociar y ver la forma; lógicamente va a ser a cambio de algo. Escuché la posibilidad que planteó Valdez de ofrecerle a la empresa una sociedad dividida. Me parece una buena opción, porque de esa manera todos vamos a tirar del carro con la misma fuerza porque vamos a ser socios reales, hoy no lo somos. Creo que puede ser una opción y que todos vamos a tratar de reunirnos con la empresa para buscar soluciones. Eso deberá hacerse con una comisión de gente idónea, de probada capacidad negociadora, de solvencia moral, que les dé a todas las partes la cristalinidad necesaria y que saque lo mejor para la AUF.

¿Piensa que el fútbol uruguayo vale más?

No tengo dudas, se han hecho estudios. Pienso que el tema es prioritario y es para hablarlo con la empresa, para negociar. Ellos tienen claro que si el fútbol se sigue deteriorando va a bajar el valor de lo que venden. Estamos todos en la misma. Hay que ser inteligentes, dialogar y buscar soluciones.

¿Qué papel juega Tenfield en el vínculo con la AUF?

Tenfield tiene mucha injerencia en la AUF. Es la empresa que hace mucho tiene los derechos de televisación y la empresa que aporta los medios importantes con los que se solventa una cantidad de cosas de nuestro fútbol. El tema es ver si eso se puede mejorar. La empresa es la principal socia de la AUF. Que tiene injerencias, las tiene. Que tiene un poder desmedido a veces, lo tiene. No es bueno eso, por lo que debemos negociar y buscar algo mejor para todos.

Se habla de la selección como una isla. ¿Piensa que se puede mantener competitiva y sumar una liga más fuerte?

Tratamos de ver a la selección y la vemos separada del resto, y no debe ser así. Cuando decimos lo bien que jugó la selección debemos recordar la brillante gestión del Maestro, la gestión de los clubes para que los jugadores lleguen a primera, el fútbol juvenil, baby y el fútbol del interior. 70% de los futbolistas de la selección vienen desde el interior. Cuando estamos contentos con la selección tenemos que ver que atrás hay una cadena. El proceso del Maestro es la punta del iceberg, es una condición necesaria para que todo ande bien, pero no suficiente. Si al 90% del iceberg que nosotros no vemos, fútbol del interior, la A y la B lo dejamos caer, en poco tiempo no va a estar la selección que tenemos hoy.

¿Qué herramientas útiles piensa que debería sumar la selección?

Creo que la selección es un mundo aparte, el Complejo Celeste es de primer orden y todo lo que está a su alrededor está funcionando bien porque se mantuvo, aun en los cambios de presidente en AUF. Es algo tan apartado de la realidad de nuestro fútbol que se ha mantenido, a pesar de los años, inalterable, más allá de las fluctuaciones enormes en la gente que estuvo al frente de la AUF. Esa independencia no siempre es bueno lograrla y no siempre es posible. Si Uruguay se hubiese ido en primera fase o si hubiera sido campeón de este Mundial, la injerencia real del Ejecutivo actual hubiera sido muy menor; no hubiese culpado al Ejecutivo o darle merito por ser campeón. Es Tabárez, casi que en una repartición paralela al fútbol en la que él manda y planifica; es un proceso con un organigrama claro. Hoy esa independencia del proceso Tabárez hace posible esto. Tabárez recibe a una cantidad de jugadores que están en el primer orden mundial. Tabárez no tiene el mérito de tener a Suárez, Cavani, Lugano, Forlán; tiene el mérito en crear el proceso de selecciones, de llevarlo detenido, de que lo respeten, lo escuchen, de que entiendan su forma de juego. Los componentes de la selección son méritos exclusivos de los clubes, lo que le llega.

¿Piensa usted que es posible generar una competencia nacional con todo Uruguay participando?

Creo que sería muy importante. El fútbol del interior ha estado muy olvidado. La cosa más importante en defensa del fútbol del interior fue en 1974, cuando mi padre estaba en el Ejecutivo y surgió el pase con consentimiento. Hasta ese momento los jugadores podían irse de los clubes del interior y un equipo de Montevideo los venía a buscar sin que pasara nada. A partir de esa medida los clubes no pudieron ir a buscar jugadores, tenía que venir el consentimiento del club a la AUF. Antes no era así. Creo que hay que valorarlo y buscar un fútbol nacional, que el fútbol del interior sea un motor importante de desarrollo. Que haya sinergia con el fútbol de la capital.

Una de las patas que tendrá el presidente que asuma será sobre la posibilidad de organizar el Mundial de 2030. Con todas estas deudas, ¿cómo se explica?

Fui presidente de la comisión pensando en el Mundial 2030, algo que empezó hace ocho años. Me nombró Sebastián Bauzá junto con el ministro Héctor Lescano. Yo en ese momento decía que era inviable pensar que Argentina y Uruguay pudiesen organizar ese torneo. Les decía a los compañeros todos los cambios que se venían haciendo en los mundiales, en equipos o en cantidad de países sedes. Entonces comentábamos que podía estar la posibilidad de hacerlo si era en conjunto con otros países. Veo muy difícil que salga el tema, estuve muy metido. Capaz anexando más países, o con una sede. No descartaría hacer esfuerzo para organizar un campeonato aparte. Creo que Uruguay tiene derecho a pedir algo por ser el centenario de la Copa del Mundo. Los que fueron a Rusia saben que estamos muy lejos de la décima parte de eso.

¿Cómo se viene sintiendo en esta semana de campaña para ser presidente de AUF?

En esta primera vuelta difícilmente haya quórum. Me parece que el tema viene desde ahí, con arreglos y diálogo. Todavía falta mucho y puede haber cambios muy dinámicos. La mayoría de los clubes mantienen incertidumbre, hay cuatro clubes o cinco que no se sabe bien qué harán. Muchos de los que parecen inamovibles pueden moverse. Creo que todos entendemos que va a ser muy difícil que haya un presidente nuevo en la próxima elección. Me he reunido con algunos presidentes de clubes, me invitó Nacional, Peñarol, tengo una charla con Atenas, he hablado con muchos presidentes. Eso es parte del trabajo. Hay clubes que no es necesario porque ya dieron su posición y no tiene sentido ir.