Hace tiempo ya, aunque sea sólo una semana atrás, cuando este conventillo de la repugnante lucha por el poder dejaba de ser una disputa a codazos y escupidas como en “El viento en la cara”, la canción de Fernando Cabrera, y se transformaba en la imagen-anuncio de la cabeza de un caballo decapitado sobre los pies de la cama de Jack Woltz, un director de cine amilanado mafiosamente por el padrino, en la novela y película El padrino, empecé a procesar mentalmente estas líneas, que esconden confusos razonamientos, incompletas informaciones y convicciones apiladas entre las dudas, la verosimilitud y las certezas.

Un tuit de nuestro colega Santiago Díaz fue lo primero que me movió a tratar de darle forma inicial a este entrevero, cuando recién estábamos en la triste, ingrata e impertinente comparación de pertinentes y necesarios reclamos de un grupo de actores del fútbol con desestabilizadores golpistas. Fue por aquellas horas que Daniel Banchero identificaba la figura dictatorial de Gregorio Álvarez con la de los jugadores, cuando Tenfield largaba sueltos repitiendo “los golpistas” en alusión a los futbolistas y los jueces. En poco más de 200 caracteres, Santiago aportaba una visión que podía parecer colateral en relación al meollo de la crisis en la AUF, pero que, sin embargo, parecía y parece esencial: “Los medios de comunicación deberían buscar la verdad, educar y construir. Sin embargo, dejando de lado estos objetivos, suelen priorizar sus propios intereses (generalmente económicos), entreverando, mintiendo y banalizando. ¡Qué pena!”.

Sí, a muchos nos da pena esa situación que agrava un conflicto del que somos parte interesada como pueblo, como sociedad, como individuos hijos de una cultura futbolística, pero que miramos con la ñata contra el vidrio, no por no meternos, o para hacer equilibrio, o para evitar problemas, sino porque, a pesar de que somos el sostén, como socios, o simplemente hinchas, seguidores, asistentes al fútbol, nadie nos da vela en este entierro y simplemente lo seguimos en el día a día, minuto a minuto, como espectadores de The Truman Show. Sucede que en esta enorme y horrible pugna de poder, en la que hay distintas dimensiones de disputas en torno a la torta y las migajas del poder económico, algunos medios hegemónicos parecen hacernos la cama para que nosotros, sus cándidos e inocentes receptores, veamos las cosas como ellos quieren y no como son.

No obstante ello, algunos protagonistas desnudan concepciones de vida anacrónicas que revelan posiciones que chocan, o que en definitiva vuelven a poner en vigencia la discusión de la lucha de clases. Para ejemplo basta el empresario José Luis Palma, que, como presidente de Liverpool, un club de fútbol que justamente vio la vida porque unos muchachos futbolistas decidieron nuclearse como club, expresó sobre la intención de participación de los jugadores en las decisiones ejecutivas de la AUF que “cuando los obreros dirigen las empresas, estas se funden”.

Liverpool, por medio de José Luis Palma, junto con Danubio, Wanderers, Defensor Sporting y River Plate, fueron cinco de los nueve clubes que votaron en contra de la solución conseguida para que la FIFA no interviniera la AUF, y que el fin de semana explicaron en una nota que “la propuesta que se manejó el 24 de agosto tras la intervención decretada por la FIFA (a instancias de Conmebol) tenía –a nuestro juicio– la intención de que no ocurrieran cambios por varios meses, manteniendo las autoridades actuales hasta tanto se culminara el largo proceso de aprobación del estatuto que se proponía votar”. Los otros cuatro que eligieron votar una apelación al Tribunal de Arbitraje Deportivo, a pesar de que la intervención se ejecutase antes siquiera de que se elevase el recurso, fueron Cerro, Racing, Progreso y Boston River.

Bordaberry a la presidencia

Cuando parecía que no había movimientos a nivel de la administración para proponer soluciones y no dejar que todo colapsara, apareció con sensatez y presencia la Secretaría Nacional del Deporte, que en palabras de su secretario, Fernando Cáceres, señaló que se seguía con “atención y preocupación lo que viene ocurriendo” y planteó “la alternativa de abrir un espacio de trabajo entre la AUF y la FIFA. La intervención debe ser la última medida ante casos extremos”. “Nosotros creemos que no se agotaron todos los caminos de diálogo”, dijo Cáceres, pero se seguían dinamitando puentes en los pasillos de la AUF.

Aun antes de que se instalara ayer en Montevideo la tríada de representantes de la FIFA y la Conmebol, Fátima González, abogada paraguaya, integrante de la División Jurídica de la Confederación Sudamericana de Fútbol; Montserrat Jiménez, secretaria adjunta y directora jurídica de la Conmebol –que se encargó hace unos meses de determinar públicamente que Francisco Casal era el enemigo más grande que tenían– y Jair Bertoni, director de Federaciones Miembro para América de la FIFA, comisionados por la Federación Internacional de Fútbol Asociado para designar a quienes serán los integrantes del Comité de Regularización que tendrá a su cargo la intervención de la AUF hasta el 28 de febrero de 2019, apareció el nombre de Pedro Bordaberry para presidir esa comisión. Bordaberry, que no integra ningún puesto en el mundo del fútbol, habría sido propuesto por su correligionario Eduardo Ache (fue pachequista e integró fórmula con Pacheco Areco, igual que lo fue el padre de Pedro, el dictador Juan María Bordaberry). Ache también fue entrevistado, al igual que Pedro, junto a Fernando Goldie y José Luis Corbo para integrar esa Comisión Normalizadora impuesta por la FIFA. Corbo fue el único que manifestó, de manera pública y tras reunirse con la comisión, su rechazo a integrarse al gobierno de intervención: “Por mi conformación de carácter jurídico yo no puedo pasar a integrar una estructura que ha sido instituida sobre la base de fundamentos que no han sido válidos, que no son ciertos y que no se ajustan a la realidad. Así lo transmití expresamente a los señores que estuvieron conversando conmigo”.

Otro que apareció fue el cerrense Miguel Sejas, volteado en la jugada del golpe al Ejecutivo de Sebastián Bauzá, Donato Rivas, Aníbal de Olivera y Fernando Sobral. Fue entrevistado por las autoridades y a su salida comentó que le resultó “una instancia positiva. Ellos me informaron cuáles son los objetivos, conversamos mucho sobre los equilibrios políticos. Quedamos a disposición”.

Sobre las 20.00 llegó la pata que faltaba, el jugador: Andrés Scotti. Antes de entrar habló con la prensa y fue claro al decir que iba a escuchar, que no tenía posición tomada y que desea lo mejor para el fútbol uruguayo. Además, el ex jugador comentó que hay que profesionalizar la parte directriz del fútbol. “Quiero un mejor fútbol, es hora de que nuestra asociación se profesionalice. Por algo se dio la intervención”, sostuvo en tal sentido. A su salida, Scotti declaró que le ofrecieron integrar el equipo normalizador, decisión que recién tomará hoy. Que sea por el bien del fútbol.