El tifón Hagibis nos regaló una súper velada de Fórmula 1, con la clasificación de 22.00 a 23.00 del sábado y, al poco rato, la carrera, que comenzó a las 2.00 del domingo. En esas pocas horas, el equipo Mercedes, que parecía favorito en las pruebas, pasó a un segundo plano y luego resurgió durante la carrera, que ganó su piloto Valtteri Bottas. Con esto, junto al tercer puesto de Lewis Hamilton, sumó los puntos suficientes para llevarse el título de constructores, cuando todavía faltan cuatro carreras para concluir el campeonato.

Lo contrario ocurrió en Ferrari. Aplastados en las pruebas libres por los Mercedes, que le sacaron casi un segundo a sus perseguidores, los italianos trabajaron durante toda la pausa larga que impuso el tifón para encontrarle la vuelta a su coche. Mientras algunos, como el director técnico del equipo, Mattia Binotto, aseguraban que habían hecho muchos cambios en la configuración del coche, otros especularon que simplemente liberaron todo el poder del motor, que habían estado cuidando dado el problema de calentamiento en el auto de Vettel durante el último Gran Premio de Rusia. Lo cierto es que en la clasificación las Ferrari volaron y coparon la primera fila, sorprendiendo a todos, empezando por los propios pilotos de la scuderia.

Notable, además, fue que el poleman resultó ser Sebastian Vettel, y no su joven compañero Charles Leclerc. Tras el receso de mitad de temporada, Ferrari retornó muy fuerte, consiguiendo la mayoría de las pole positions y logrando un gran desempeño en carrera, solamente empañado por errores de pilotos e ingenieros. Sin embargo, ese retorno había enfatizado el ascenso de Leclerc, que había demostrado ser más veloz que su experiente compañero. El colmo de este desbalance se produjo en Monza -nada menos que el santuario ferrarista-, donde Leclerc ganó heroicamente tras contener a los dos Mercedes, mientras que Vettel quedó fuera de la contienda en las primeras vueltas debido a errores de principiante. El alemán, sin embargo, ganó en Singapur, y en Rusia se negó a seguir órdenes de equipo para beneficiar a su compañero, lo que a la postre arruinaría la carrera de ambos.

Vettel, entonces, había demostrado que todavía no estaba dispuesto a operar como escudero del ascendente Leclerc, pero no había conseguido superarlo en velocidad pura, hasta este gran Premio de Japón. El alemán dominó todas las sesiones de clasificación y, para conseguir la pole position rompió el record de la difícil pista de Suzuka, que, se sabe, es su favorita.

Los Mercedes, dominantes el viernes, parecían condenados a perseguir a los Ferrari y a confiarlo todo a su mejor rendimiento de gomas, que les permitiría adelantar a sus rivales a través de la estrategia de recambio en boxes. Pero no hizo falta: la largada de las Ferrari fue un desastre. Vettel se adelantó al semáforo de partida, luego frenó para compensar el error, y así perdió la primera posición a manos del mercedario Bottas. Leclerc, por su parte, se tocaba con Max Verstappen en la primera curva, arruinando el resto de su carrera y, sobre todo, la del neerlandés, que buscaba impresionar en casa a los fabricantes del motor Honda que lleva en su Red Bull.

Bottas lideró la mayor parte del resto de la carrera, no solo en base a velocidad, sino también debido a otra inexplicable decisión de su equipo, que nuevamente demoró la parada de Hamilton, haciéndole perder tiempo respecto a los pilotos que portaban gomas nuevas. Entre los dos Mercedes, Vettel resistió como pudo, y lo mejor de la carrera llegó en las últimas vueltas, cuando el alemán, con gomas gastadas, contuvo con maestría los embates de Hamilton, que volaba con caucho fresco.

Bottas, Vettel y Hamilton ocuparon los primeros puestos del podio, y la suma de puntos le alcanzó a Mercedes para festejar el título de marcas, y es posible que en dos carreras Hamilton haga lo propio con el título de pilotos. “Ferrari pasa el examen en Suzuka, sus pilotos, no”, tituló el colega Roberto Chinchero, aludiendo a los errores de Vettel y Leclerc en los primeros metros del gran premio. Sin embargo, es dudoso que las Ferrari, aún habiendo largado impecablemente, hubieran podido contener a los Mercedes durante toda la carrera, dada su mayor degradación de cubiertas. Lo cierto es que lo que estamos viendo desde hace varias semanas es tanto el final del campeonato 2019 como la previa del campeonato 2020, el último con las actuales reglas técnicas, y para el que Ferrari ya se avizora como contendiente de peso.