La fila de autos de periodistas en la puerta ingresa de a poco después de 15.30. La práctica recién empieza, algunos familiares también esperan: en la puerta se acreditan y entran. Hay altas naves en el estacionamiento. Los regadores están prendidos de un lado de la segunda cancha, hacen esa musiquita que se combina con los teros y el viento.
En la otra mitad los goleros; esos señores. Una pelota me cae cerca, buen augurio. El Maestro pasa y saluda pueblerino. Va donde Celso Otero, que más certero que nunca, hace volar a los lados a Martín Campaña y Fernando Muslera. Devuelvo la pelota con la izquierda. Tabárez observa el trabajo desde la distancia prudente del docente. En la tercera cancha el profe Herrera relata lo que los jugadores ensayan. La dinámica es de rondos, por lo tanto precisión, posesión, movilidad. “Puedo correr con ella, puedo correr” indica el profe; “corto, corto, largo”, esa es la idea: “que la pelota no pare nunca”.
Después del calentamiento hay cambio de cancha para encontrarse con los arqueros que también finalizan la entrada en calor. Martín Cáceres, Sebastián Coates, Diego Godín, su homónimo Laxalt, Matías Vecino, Rodrigo Bentancur, el Cabecita Jonathan Rodríguez, Brian Rodríguez y Darwin Núñez. Campaña bajo los tres palos que son la sed, del otro lado Fernando Muslera, Giovanni González, Josema Giménez, Gastón Silva y Matías Viña -el último gran hito-, Naithan Nández, Lucas Torreira, Federico Valverde y Brian Lozano; Maxi Gómez arriba.
Es un 9 contra 9 en una cancha menos ancha que lo normal. Mario Rebollo activo sobre un lado, el profe Herrera sobre el otro. Por segunda vez en la tarde, luego del silbato que llama al agua, Maxi Gómez ensaya un tiro a un arco libre, la sensibilidad de un niño en los pies de la última estrella sanducera.
La cancha se acorta y se afina aún más. Algunos terminan la tarde puertas adentro con los fierros o en el relax de un estiramiento. Los que quedan forman un cinco contra cinco con toques libres: todos atacan, todos defienden, no hay espacios. Cuando la demoran en el remate porque el pie es goloso, se oye la voz de Rebollo tras el arco, pidiendo goles. Hay detalles técnicos exquisitos: Valverde, Lozano. Es probar bocado en la cocina, una cocina de antaño como la de la abuela.
En conferencia de prensa Federico Valverde recordó la primera vez que entró al complejo con 14 años, elogió el proceso de la selección de Perú y habló de alegría. Brian Rodríguez dijo que por momentos todavía no lo puede creer; habló de orgullo y responsabilidad. Están a tierra. El Pajarito habló también de Zinedine Zidane, de la diferencia en los modelos de juego, el del Madrid y el de Uruguay, y de cómo eso lo enriquece. Brian se refirió a Federico con admiración, habló de la crianza con la camiseta del manya. Y cuando le preguntaron por la realidad del equipo mirasol, ambos pusieron sobre la mesa la palabra “respeto” y el concepto “colegas”.
El viernes juega la celeste: vayan pelando las chauchas.