Le alcanzaba con llegar octavo, pero cruzó la meta segundo. Así, Lewis Hamilton consiguió un nuevo campeonato del mundo, y ya suma seis, colocándose a uno del récord que ostenta Michael Schumacher.

No parecía un buen fin de semana para el británico, que partía en la quinta posición en el Circuito de las Américas, tras una jornada de clasificación muy despareja el sábado. Sin embargo, remontó varias posiciones, en base a buenas decisiones tácticas y la mala fortuna de sus rivales. Sebastian Vettel, por ejemplo, debió abandonar debido a un problema en la suspensión de su Ferrari, en un fin de semana oscuro para el equipo italiano. Todo indica que Ferrari debió adaptar su motor tras la “denuncia” de Red Bull (en los hechos, fue una consulta a los comisarios sobre las reglas sobre flujo de combustible), lo que derivó en una pérdida de potencia en las rectas. Charles Leclerc, el otro ferrarista, terminó en un discreto cuarto lugar, cuando hasta hace una semana su máquina parecía ser la fuerza dominante de la categoría.

Mercedes Benz fue absolutamente aplastante en Estados Unidos. Hamilton, incluso, pudo haber ganado en la pista de Texas, pero fue alcanzado y superado en los últimos giros por su compañero Valtteri Bottas. Un consuelo para el finés, que matemáticamente todavía tenía chance de ser campeón hasta hoy.

Hamilton, en cambio, ya es leyenda, y todo indica que seguirá subiendo en el podio de los más grandes pilotos de la historia.