María Eugenia Cruces es la capitana de la selección uruguaya de rugby. Tanto dentro como fuera de la cancha, busca derribar los prejuicios sobre este juego y que más chicas se animen a los drops y los tackles.
En el estadio Charrúa la conocen como la Rubia y también como Maru, como la llaman entre Las Teras y el técnico de la selección celeste, Miguel Risso. La gran mayoría de su entorno sabe que Maru es una de las jugadoras más veteranas de la selección, con sólo 26 años.
María Eugenia llegó al rugby no por herencia, sino por ser una apasionada de los deportes, sean colectivos o individuales. Pasó por el fútbol y el boxeo y su llegada a la pelota ovalada fue casi por casualidad, cuando una amiga la invitó a entrenar. Al poco tiempo supo que era ahí donde quería estar.
Juega en el Círculo de Tenis del Prado desde los 20 años, y enseguida la llamaron de la selección uruguaya. Divide sus días entre su profesión de bioquímica, los entrenamientos con el club y la preparación de la selección.
La capitana contó a Garra que se avanza en la integración del femenino con el masculino, pero que falta mucho, desde compartir espacios y tener los mismos apoyos en los clubes hasta que los propios jugadores las vean como pares. “En el Charrúa, desde que está Risso como entrenador todo va en ascenso para nosotras”, asegura.
María Eugenia afirma que el rugby es “encontrarte en la cancha con una compañera, confiar en la otra”, un deporte en el que no hay protagonistas porque un campeonato o un buen partido se juega entre todas, “se pierde o se gana en conjunto”. Además cree que hay lugar para todas, porque cada una tiene algo para sumar, desde la que está afuera organizando la venta de comida para financiar viajes y campeonatos hasta quienes están dentro de la cancha jugando. “El equipo es la familia, cada persona con la que jugás es tu hermana y tu compañera. Es respeto por una misma, por la rival y por el árbitro”, define.
Para ella “Uruguay está atravesando una etapa de pleno desarrollo positivo” del rugby femenino, debido a la cantidad de jugadoras que se suman. Es un activo que muchas veces queda en un segundo plano, pero se trata de un verdadero diamante en bruto.