Durante el conflicto entre el movimiento Más Unidos Que Nunca (MUQN) y la directiva de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, en aquel entonces encabezada por Enrique Saravia, la central de trabajadores, el PIT-CNT, apareció como mediador, una instancia que llevó a los futbolistas organizados hasta el Parlamento. La directiva no cumplió con los requisitos establecidos previamente en la mediación, y el partido terminó con una conferencia de prensa encabezada por el Coco Esteban Conde, en la que se expresaba nuevamente la urgencia de un cambio, sobre todo desde los manejos engorrosos hasta una concepción más democrática de las cosas. El desenlace actual habla de una situación política futbolera extrema entrando al área de las definiciones, la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), las nuevas asociaciones y el componente gremial arriba de la mesa. Sobre las experiencias gremiales de otros sectores y las formas de perpetuarse como movimiento social, Garra habló con Óscar Boca Andrade, dirigente sindical enraizado en las sempiternas luchas del movimiento obrero en el sindicato de la construcción y precandidato a la presidencia por el Frente Amplio.

¿El fútbol debe promoverse porque forma parte de la cultura general?

El deporte debe promoverse, y el fútbol en particular, en todas sus dimensiones para la organización de la sociedad. Un cante con un cuadro de fútbol no es lo mismo que un cante sin cuadro de fútbol. La promoción del deporte, en todas sus formas, ayuda a generar cultura de convivencia. Hay barrios que se reconocen a sí mismos por los equipos. Un barrio tiene su identidad cuando va a alentar a su equipo. Por otra parte, en el fútbol los jugadores deben reconocerse como laburantes, y tomar medidas para jerarquizar eso. El fútbol tiene mucha importancia en la generación de identidades nacionales. Uruguay se empezó a conocer en el mundo cuando salió campeón en Colombes: se empezaron a preguntar cómo es que hay un país que sale campeón en dos Juegos Olímpicos seguidos y organiza el primer Mundial. En la construcción de la identidad-país el fútbol está al lado de José Artigas.

El movimiento MUQN se termina cuando se suceden las elecciones, o cuando se decide no elaborar una lista única, de consenso. ¿Cómo funciona en otras realidades sindicales? Hay quienes dicen que es lo que suele ocurrir.

Hay flujo y reflujo. Eso es del mayo francés. Álvaro García Linera, el vicepresidente de Evo Morales, lo analiza muy bien desde la importancia de no fallar en los temas de economía y administración: dice que en los momentos de flujo nadie te exige nada, pero después, cuando la pasión baja, cualquier cosita pasa a ser un problema. Para sostener un proceso hay que aprovechar los momentos de flujo para armar organización. El desafío es cómo estructurar una forma de participación que te permita el día después, cuando baja la espuma de la cerveza, quedarte con la mayor cantidad de gente vinculada. El problema es la dirección del proceso, porque MUQN tuvo una dirección con características populares, masivas, que después terminaron cayendo. Hoy el fútbol es un escenario de luchas de poder por el poder, y no tanto del poder para los jugadores, para el corazón de aquel movimiento. Hoy no parece que son los jugadores en masa los que están dirigiendo, parece que son sólo algunos.

MUQN tenía una forma de comunicación con los planteles a partir de los referentes. Hoy en día, se creó la Asociación de Futbolistas Uruguayos (AFU), sin dar información previa a los socios y con una directiva que no fue elegida democráticamente. ¿Qué pensás sobre eso?

Cuando arrancó el movimiento se estaba construyendo un poder muy genuino de los jugadores para los jugadores, que enfrentaba otros poderes y que reclamaba elementos democráticos. Siempre que tenés la oportunidad de que los protagonistas tengan definición, tenés que estimularlo. El derecho de imagen no puede ser un fin en sí mismo, tiene que ser un hecho para organizar en torno a eso. Cuando disminuyó la intensidad del movimiento no se siguió en el proceso de transferencia de poder para abajo, y eso te hace perder presión. Pero los aprendizajes nunca son en vano. Siempre queda en la memoria aquella vez cuando luché, por más que tengas frustraciones, que pienses que al final todo está igual, como dice Ismael Serrano. Todas esas experiencias ayudan a madurar los procesos sociales, pero si no tenes métodos participativos, eso en algún momento te estalla.

Por otro lado, los jugadores de la C se organizan en paralelo al gremio porque no se sienten representados en la AFU ni reconocidos por el gremio.

[Diego] Lugano tiene un prestigio indiscutible y cuenta con el apoyo del colectivo de jugadores de la selección, que es el que tiene más fuerza para negociar. Vos en una fábrica tenés al soldador más calificado, sin el cual no podés soldar el caño más importante. Si ese tipo está de tu lado y responde a las medidas, tiene un peso tan fuerte en el proceso productivo que ayuda incluso más que el peón. Aunque el voto valga lo mismo en la asamblea, parece ser más fácil sustituir a un peón que a ese. En términos de fútbol es más o menos igual: si vos tenés a la selección acompañando una medida, cuando vas a negociar con quien sea vas con tremenda fuerza, pero los objetivos no pueden ser bajar a Tenfield, los objetivos deberían ser jerarquizar la profesión, mejorar las condiciones sociales y de vida de los miles que juegan al fútbol, y defender el derecho de asociación, de agremiación, de ese espacio de solidaridades donde aparecen la vivienda, el retiro, los salarios, los mecanismos más equitativos. Tenés que convencer a los jugadores de acá, sobre todo a los de Nacional y Peñarol: ellos tienen que entender que es necesario que haya un reparto pensando en los que menos tienen. Y esa es una discusión ética, porque mejorar la distribución implica discutir en el colectivo, generar cultura gremial.

¿Vos tenés experiencia de que un movimiento social se corte cuando algunos pasan a dirigir?

Nosotros en la construcción, cada tres años, tenemos un convenio colectivo y miles de trabajadores participan en la lucha por el salario. El problema es cómo lograr un conjunto de iniciativas durante esos tres años, iniciativas que reivindiquen. Como central de trabajadores nos faltó haber generado un vínculo de confianza con el movimiento que nos permitiera aprender de los jugadores e intercambiar desde nuestra experiencia. Desde el movimiento social se está muy lejos de jerarquizar el rol del deporte en la sociedad; desde la sociedad no se lo mira con la importancia que tienen las externalidades que genera el fomento del deporte, y el fútbol en particular como construcción de identidad. Los movimientos sociales levantan banderas específicas, pero para tener miradas panorámicas es necesario articular.

¿Qué demostró el movimiento de futbolistas?

El movimiento demostró que se puede; eso nunca es en vano. Demostró que el abajo puede más que el arriba. En un momento no había forma, ni Tenfield, ni la AUF ni nadie podía dejar de reconocer que ese movimiento tenía un poder real: demostró que unidos se puede. Capaz que lo que no se logró es construir una administración que mantuviera esos lazos democráticos. Pero les demostró que se puede a los peones rurales, a las domésticas. ¿Qué pasa en Carrasco si las domésticas deciden no limpiar las casas por dos semanas porque no aguantan más los salarios bajos? No podés tirar una pared con una trompada, pero podés moverla.

Nombre: Óscar Andrade. Apodo: Boca. Hincha: Nacional. Militante del SUNCA y del PIT-CNT.