Martes por la tarde, cuando el otoño la hace noche, entrena el equipo femenino de Colón en el Centro Deportivo Colón. Por algunas calles de tierra y una avenida de hormigón se accede al predio compuesto por una habitación que oficia de vestuario, seguida de un pasillo en forma de túnel. Atravesándolo se llega a la cancha que Adriana Pérez, delegada, y Paulo Chaves, coordinador general del equipo de mujeres de Colón, cuidan y mantienen desde el inicio. Romina Chaves, hija de ambos y zaguera desde hace quince años, nos comenta en voz baja que su madre y su padre dedican muchísimas horas a regar centímetro por centímetro de pasto la cancha con una manguera común y corriente.

El equipo no sólo es uno de los más antiguos en esta categoría, sino que, además, es uno de los más ganadores. Empezó con la categoría juvenil y en 2009 se presentó la primera. Un año después la categoría mayor se hizo del tercer puesto en el Campeonato Uruguayo, y en 2013 salieron campeonas por primera vez y por varios años consecutivos, hasta el 2016. Eso les dio la posibilidad de ir a la Copa Libertadores en 2014, 2015 y 2016. Como dato, dos de las figuras del femenino uruguayo, Yamila Badell, que estuvo en el Málaga y actualmente juega en el Tacón de Madrid, y Pamela González, que juega en el Málaga, ambas futbolistas de selección, se formaron en Colón.

La vida por los colores

La jugadora con más años en el club es Romina Chaves. Tiene 24 años y juega en Primera, pero desde los cinco defiende la camiseta del rojo y verde. “Nunca me puse otra camiseta salvo la de Uruguay”, dice orgullosa. Sus tres hermanos jugaron en Colón, y sus padres hace 25 años que se encargan de gestionar el club.

¿Te irías a otro cuadro?

No, jamás.

¿Y del exterior?

Eso no lo sé, lo tendría que pensar muy bien, porque si acá sale todo bien voy a estar bien. Apuesto a un futuro acá.

¿Cuáles fueron los mejores momentos que pasaste en el club?

Fue una satisfacción enorme los cuatro años seguidos siendo campeonas. Fue tremendo porque sabía todo lo que había detrás, todo los años que veníamos luchando desde abajo con gurisas chicas, de 13 y 14 años jugando contra experimentadas de 20, 22. Esa diferencia de siete años no es poca. El primer año que salimos campeonas, 2013, fue lo mejor. Después la Libertadores que hubo acá, que salimos cuartas fue tremendo.

¿Y de los otros momentos?

La primera final perdida fue el primer golpe duro. No por haber perdido, sino por cómo perdimos: estábamos a un minuto de salir campeonas, literal, y por un error se nos fue el sueño.

¿Qué diferencias hay en el club desde que empezaste hasta ahora?

En cuanto a infraestructura no te imaginas lo que era esto. Teníamos los pastizales de a metros, jugabas a la escondida entre los pastos y no te veían. Los arrancamos con la hoz. Le habían prestado la cancha a Cerrito y estuvo unos cuantos años practicando acá, pero cuando se fue pasó a ser tierra de nadie.

Jugar más

En Uruguay ser mujer y jugar al fútbol implica un gran esfuerzo. Vivir del deporte es casi una utopía. Romina está en fisioterapia por una lesión en los meniscos en un entrenamiento cuando fue a adelantar una pelota. De la operación se hizo cargo ella. El club sólo tiene emergencia móvil por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), pero no tiene ningún financiamiento externo. Si alguna se lesiona el presidente y el coordinador del femenino les pagan las ecografías. A esos gastos se le suman los viáticos a todas las jugadoras, materiales, el pago al cuerpo técnico y demás.

¿Viviste en carne propia algún prejuicio por ser mujer y jugar este deporte?

¡Ah! sí, te buscan y eso, pero no tuve ningún tema de machismo, porque ya me conocen y saben que a la mínima... En el liceo siempre me invitaban a jugar.

¿Qué hacés aparte de jugar al fútbol?

Trabajo y estoy estudiando gastronomía, este es el segundo año, y salió la oportunidad de ir a Francia por un mes para hacer un curso en un instituto súper prestigioso. Estamos haciendo pastas caseras con una amiga para poder solventar los gastos.

¿La cocina o el fútbol?

El fútbol toda la vida, lejos.

¿Una referente?

Cecilia Domenigini, fue jugadora de Colón, ahora se fue al interior, y Yamila Badell.

¿Y un referente?

Ídolo varón no tengo, pero te puedo decir [Luis] Suárez. No es como [Lionel] Messi, que es como de otro planeta, pero arrasa con todo. Y extranjero como lateral me encanta Marcelo.

¿Notás que haya más gurisas que antes jugando al fútbol?

Sí. Puede ser por el Mundial Femenino que las gurisas chicas hayan querido empezar. Ayuda que los padres y los demás van dejando los prejuicios de lo que es ser nena, y más que nada que haya más equipos por el tema del estatuto [de la AUF].

En Argentina se hizo una movida grande para profesionalizar el femenino, ¿acá se está haciendo algo?

Sí, surgió desde la Organización de Futbolistas Mujeres de Uruguay (OFU) a fines del año pasado. Nos juntamos una de cada club para hablar sobre ciertas cuestiones, por ejemplo el ingreso de los espectadores en las finales, permitieron que entraran 50 personas por equipo, “por seguridad” empezó en los clásicos y siguió con las finales, y nadie podía ir. Hacían una lista de 40 dirigentes y 10 padres. ¿Cómo quieres que crezca el fútbol femenino si lo estás tapando? Llevamos eso a la mesa, pedimos para tener una reunión, tuvimos charlas y se consiguió que eso cambiara, pusieron aproximadamente 300 entradas por partido en las finales, y si se pasaba ponían más, espero que para este año sea distinto.

De la nada a la gloria me voy

Colón está trabajando en un proyecto con Intersport, empresa noruega que va a gerenciar tanto al masculino como al femenino e inferiores. Entre fines de abril y principios de mayo va a tomar el cargo del club. “Es una gerencia, no van a ser dueños del club pero se van a encargar de todo menos del básquetbol. Van a dirigir y van a poner un capital muy grande para cambiar radicalmente”, explicó la jugadora. “Es un respiro para mis padres después de tantos años de sacrificio. Si ellos no vienen o pasa algo, es insostenible. Es una carga enorme, es muchísima plata, prácticas, equipos, profesoras, fisioterapeutas, todos son pagos. Van a venir cosas nuevas, buenas, giras por Europa, jugadoras y demás”, agregó.

Traspasando fronteras

En el club hay cuatro venezolanas, tres jugadoras y una profesora. Yoselin Soto es la fisioterapeuta y ayudante técnica de Colón. Trabajó en la selección de Venezuela, también con el equipo del Caracas, en el masculino, femenino e inferiores, y además coordinaba la red de fisioterapeutas de las inferiores. Llegó a Colón por una red de venezolanas que habían estado en el país y la recomendaron. “Llegué a la ciudad sin ninguna intención de entrar a algún club, vine a quedarme a Uruguay y se me presentó aquí la oportunidad, y asumí el rol de terapeuta en cancha para tratar y recuperar al grupo de jugadoras que son bastantes”, comentó.

¿Cómo defines tu trabajo? ¿Qué aporte le das al equipo?

Principalmente prevenir un ciclo de lesiones de un club deportivo, porque el rol de un jugador es mantenerse siempre en cancha. Aunque las lesiones sean por contacto, por patologías sin explicación o porque vienen heredadas, nosotras nos encargamos de prevenir, recuperar y rehabilitar para regresarlas a la cancha y que estén en sus optimas condiciones.

¿Siempre te dedicaste al fútbol?

Mis pasantías fueron en Caracas, siempre estuve vinculada al fútbol, tanto en el campo como en la sala. Desde que me gradué comencé con terapia acuática a nivel deportivo, en la parte de recuperación de un atleta en agua cuando no pueden estar en la cancha todavía.

¿Cómo es trabajar en Colón?

Es uno de los clubes con más campeonatos establecidos. Viene con una base de sub 19 para subir al equipo mayor, una buena élite, un cuerpo técnico bastante consolidado, un personal que se encarga y eso es lo mejor, que la directiva se comprometa a estar aquí en el club, no sólo ver los resultados. Siempre me sentí cómoda, atendida, con buen material y equipo. Está chévere.

Un equipo

Actualmente el equipo está conformado por el director técnico (interino) Alímides Pocho Barindelli, la asistente técnica Yoselin Soto, la médica Paola López, la fisioterapeuta Jimena Montgomery y las profesoras de educación física -que también juegan en Primera- Macaren Tejera y Crizia Romero. El presidente del club es Héctor Chaine y el del fútbol femenino Paulo Chaves.