Haciendo un buen partido, jugando con inteligencia y concentración, Peñarol derrotó por 2-0 al Deportivo Cali con goles de Agustín Canobbio y Walter Gargano, y avanzó a octavos de final de la Sudamericana con un global de 3-1.

Fue un buen partido de los carboneros que sellaron una acción importante para romper una secuencia de fallos que hacía que desde 2014, cuando justamente también eliminó a Cali, no avanzaban en una competencia internacional. Ahora en la próxima fase el elenco mirasol se deberá enfrentar al ganador de la llave de Fluminense y Nacional de Medellín.

Jugar para pasar

Hay que aprender a jugar este tipo de partidos en los que aún antes de que empiecen los 90 minutos, un equipo, Peñarol en este caso, ya estaba clasificado con el 0-0. Y para el caso, el equipo de Diego López lo empezó haciendo de buena manera, sin entregar el protagonismo, sin regalarse atrás, pero asumiendo que había que defender la clasificación con goles. Por eso el juego se desarrolló de acuerdo a los estándares de un partido internacional con el protagonista local, y la visita buscando el resultado que le hiciera seguir adelante.

Al llegar al final del primer tiempo el arquero colombiano Camilo Vargas realizó una sensacional doble atajada a Gabriel Fernández, primero, y a Agustín Canobbio, después, e hizo que la primera mitad terminase sin goles.

Bien jugado

Era presumible que el segundo tiempo no iba a ser como la primera mitad. Habría otras tensiones, otras emociones, y también otras previsiones de juego. Se notó de manera más clara en Peñarol, que en cinco minutos jugando contra el arco de Vargas logró ponerse en ventaja. Canobbio se tomó su revancha y de zurda la ajustó contra el caño derecho.

Walter Gargano de Peñarol, y Carlos Rodríguez, de Deportivo Cali,, en el estadio Campeón del Siglo.

Walter Gargano de Peñarol, y Carlos Rodríguez, de Deportivo Cali,, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Sandro Pereyra

No estuvo mal el Cali, que, a través de Matías Cabrera, generaba juego en ofensiva, pero tampoco estaba mal Peñarol, que defendía a conciencia.

Hasta que vino la elaboración de la noche: Walter Gargano, desde la mediacancha, proyectó en ofensiva a Fernández, el Toro ganó en el área, la jugó atrás hacia su compinche Lucas Viatri, para que el argentino hiciera un exquisito movimiento-habilitación de rolar, pisar y pasar en una única instancia y se la cedió al Mota. Gargano, de zurda, se la acomodó en el rinconcito inferior izquierdo del arco del Cali para poner el 2–0 -y salir a gritar el gol como si estuviera jugando en los campitos a la vera del río Uruguay allá en su Paysandú natal-.

Puso la cara Peñarol, dio la cara Gargano, pero los puso cara a cara con el gol el sub valorado Lucas Viatri, un delantero de gran destaque, tan valioso por los goles que hace como los que genera.

Fue un gran triunfo de Peñarol, que seguirá mirando para adelante en la Sudamericana.