Con un gol del zaguero Rodrigo Moledo y otro del peruano Paolo Guerrero, Internacional de Porto Alegre le ganó 2-0 a Nacional y se clasificó a cuartos de final de la Copa Libertadores de América con un global de 3-0 habiendo ganado allá y acá. Inter fue superior a los tricolores y, más que por contundencia, avanzó de fase por ser práctico y efectivo.
1. Arranque y envión
Apenas transitaban los 15 minutos de juego y una pelota detenida amplió el margen para los brasileños. Fue grande la desatención de Felipe Carvalho, y esa fue una de las causas del gol de Inter. La más grande, tal vez, porque ni el centro ni el cabezazo fueron cosa de otro mundo. Pero así son los detalles en este tipos de partidos y, a estas alturas, de una copa internacional. La lucha de grandotes la ganó Rodrigo Moledo y Nacional la fue a buscar adentro del arco.
Antes de eso no había pasado mucho, pero estaba claro que el control de la posesión sería brasuca. Andrés D’Alessandro fue la manija, aunque a veces la generación empezaba atrás, en los pies de Lindoso o de Edinilson. Fue algo que no había pasado en el partido de ida, entre otras cosas porque aquella vez Nacional supo cómo marcar las individualidades y lo colectivo. Este miércoles no fue igual. Entre tanto toqueteo Inter supo jugar a las espaldas de los volantes por afuera del tricolor y eso hizo daño. Luis Mejía y los aciertos de los árbitros hicieron que los de Porto Alegre no convirtieran más goles, cosa que (prácticamente) laudaría la llave en el primer tiempo.
2. Lejos del arco
Hubo un momento del segundo tiempo, más específicamente entre los 50 y los 65 minutos, en el que Nacional jugó más arriba, merodeando el arco de Inter. Kevin Ramírez fue importante para los traslados por la izquierda, zona por donde casi siempre fueron los bolsos. En ese rato los socios de Ramírez fueron Gabriel Neves y Gustavo Lorenzetti. Aun así, jugando en tres cuartas canchas y con buen control de la pelota –ayudado porque los brasileños se replegaron–, a Nacional le faltó el otro cuarto: generar chances claras. Habría que forzar el repaso de jugadas para encontrar una donde le llegó redonda a Gonzalo Bergessio. Todos fueron centros o tiros lejanos, fáciles para el arquero Marcelo Lomba.
Si algo saben los brasileños –al menos así lo demuestran– es jugar con los resultados. Por momentos pareció que Inter estaba cómodo defendiendo, como tranquilo, dispuesto a cortar en la zona defensiva para sacar contragolpes y romper del todo la eliminatoria. En otro rato, en la parte final del partido, pareció acordarse de su capacidad colectiva y volvió a atacar a Nacional por todos lados. Mejía fue clave en un mano a mano con Guerrero. Si la expectativa se mantuvo viva hasta el final fue, justamente, porque Inter no lo liquidó. Más allá de lo tácito, en la cancha se vio que los brasileños pasarían a cuartos. Cuento conocido el final.
3. Una vez más
Alguien preguntó la hora en alguna esquina. El que se distrae, pierde. Más si enfrente está Paolo Guerrero. La diferencia.