El 21 de octubre Conmebol avisó: “Se está considerando la posibilidad de postergar dichos eventos (la fase final del Sudamericano Femenino sub 20 entre Brasil, Uruguay, Venezuela y Colombia previsto para la semana del 16 al 22 de noviembre y el Sudamericano Femenino sub 17 planificado para realizarse en Montevideo del 30/11 al 19/12) al menos por un par de meses”.

Ahora, en documento fechado el 30 de octubre y firmado por Hugo Figueredo, director de Competiciones de Selecciones, Conmebol dice que “las condiciones generales de Sudamérica (…) nos obligan a hacer una reprogramación de nuestros torneos para el mes de enero de 2021”. O sea, no lo hicieron con alevosía; tal vez ya tenían la decisión final consensuada pero seguramente les haya parecido mejor ir gradualmente en la comunicación de la medida. El viernes 23 la diaria tituló “En riesgo Sudamericanos femeninos juveniles” y en el texto de la nota hacíamos notar la diferencia de criterio seguida por Conmebol según su competición fuera masculina o fuera femenina. Decíamos entonces: “Con ello se manifiesta, al menos, incoherencia”. Hoy se debe avanzar en el juicio negativo sobre la medida: el fútbol femenino sudamericano ha sido objetivamente discriminado por la Confederación Sudamericana de Fútbol.

La contradicción es flagrante. La misma pandemia de la que dicen proteger a las futbolistas es la que será, entonces, la que amenaza o puede dañar a las muchachas pero no perjudicará a los cientos de hombres futbolistas, entrenadores, auxiliares y dirigentes del fútbol masculino en tanto en estos mismos días vemos proliferar por toda Sudamérica partidos por la Copa Sudamericana, por la Libertadores e, incluso, por la Clasificatoria de selecciones aspirantes a ser mundialistas, las conocidas como “Eliminatorias”. Eso sí, esas actividades son todas masculinas y deben continuar.

En su fundamentación el máximo organismo sudamericano del fútbol utiliza el concepto “para todos” en una forma peculiar, hasta risible, cuando concluye que “Con esta postergación, la Conmebol busca garantizar condiciones más seguras para todos, al momento de realizar sus torneos”.

La medida perjudica a Uruguay, seguramente más que al resto. Se ha realizado un muy buen trabajo por parte de entrenadores y cuerpos técnicos con apoyo directriz y la suspensión llega justo cuando se aprontaban a dar los puntillazos finales con sus planteles ya prácticamente definidos en un cien por ciento.