El aparente afloje de las medidas de confinamiento y aislamiento social puede llevar a pensar que lo que muchos gobiernos han denominado “nueva normalidad” no es más que una nueva denominación de lo que era nuestra vida cotidiana antes de la pandemia. Se ha visto en Europa, donde nos llevan 45 días de (des)ventaja, y parece que empieza a advertirse por estas tierras en los primeros momentos de desconfinamiento. De alguna manera, los comportamientos de las sociedades que se vieron afectadas antes por la covid-19 son una muestra experimental de cómo se avanza o retrocede en el camino de vuelta a lo cotidiano. En el deporte también.

El diario El País de Madrid investigó puntualmente la vuelta al ejercicio en espacios públicos, bajo el título “¿Qué distancia de seguridad hay que guardar al caminar o correr para prevenir la infección por coronavirus?”. Según cita el diario español, “el mayor riesgo de contagio se produce cuando una persona camina o corre detrás de otra en la misma dirección y siguiendo su estela, mientras que el riesgo de contagio es menor cuando las dos personas corren una al lado de la otra a la misma altura, o una detrás de la otra pero sin seguir su estela”. En números, para ser prácticos, quien va delante a 4 kilómetros por hora debe mantener una distancia de unos cinco metros. Si se corre, la distancia debe ser de unos diez metros.

¿Y acá?

Lo mismo opina el doctor Daniel Zarrillo, presidente de la Sociedad Uruguay de Medicina en el Deporte, quien, entrevistado por Mario Bardanca y José Álvarez de Ron en el programa Derechos exclusivos, se explayó sobre estas temáticas absolutamente nuevas para nosotros. “Hay una conclusión concreta en cuanto a que el distanciamiento físico, mientras realizamos actividades dinámicas, es bien diferente del distanciamiento físico que se maneja para las actividades laborales. Es importante que la gente conozca estos conceptos cuando sale a caminar, cuando sale a trotar. Si trotamos hay que mantener por lo menos una distancia de diez metros. Si estamos en bicicleta hay que mantener por lo menos entre 15 y 20, dependiendo de la velocidad de traslado, Esto minimiza la posibilidad de contagio. La minimiza, pero nunca la lleva a cero”.

Zarrillo aclaró que el deporte de contacto tiene más riesgos debido a la cercanía, porque si bien el virus no se contagia por el sudor, el movimiento y el jadeo mantienen el virus más tiempo en el aire. “En Uruguay hemos tenido la suerte de que la tasa de transmisión ha sido mucho más baja que en otros lugares. Con el tiempo sabremos cuál fue el factor protectivo, pero sin dudas la decisión rápida del confinamiento voluntario fue sustancial. Hoy estamos en una fase de volver a algunas actividades. En el deporte tenemos la suerte de que se han tomado buenas decisiones, como específicamente esperar a julio o agosto para retomar el fútbol, porque esto nos permitirá saber qué es lo que pasa en otros lugares. La realidad epidemiológica de nuestro país ha sido tan distinta, que capaz que nos permite tomar otras decisiones, siempre y cuando mantengamos este compromiso de solidaridad. Aun el criterio del gobierno es entrenar en casa, de manera individualizada, y mantenerse con una actividad mínima fuera de casa”.

Para Zarrillo mantener las distancias será fundamental para poder avanzar: “Esta etapa en la que entramos ahora, desde el punto vista social, no tiene que ver mucho con el deporte, pero puede impactar positivamente si todo funciona bien, o muy negativamente sí la tomamos como que esto es una vuelta a la normalidad”.