Peñarol se coronó campeón uruguayo tras vencer a Plaza Colonia por penales en el estadio Centenario en la semifinal. El torneo había arrancado complicado para el aurinegro, que quedó tercero en el Apertura, a ocho puntos de Plaza Colonia y un punto por debajo de Nacional.
En el Clausura alternó buenas y malas, pero le alcanzó para sumar cuatro puntos más de lo que había hecho en el Apertura y descontar la diferencia con sus rivales, para quedarse con el torneo corto y la tabla Anual.
El cierre del Clausura fue un partido durísimo ante Sud América. Peñarol abrió el marcador en el segundo tiempo con un gol de Agustín Canobbio, pero Tomás Andrade puso el empate 13 minutos después. Las noticias desde el Gran Parque Central avisaban que Nacional iba ganando y de esa manera Peñarol perdía la Anual. Cuando todo parecía complicarse, aparecieron dos goles de Jesús Trindade, uno de los jugadores más consistentes del equipo en el último tiempo, para hacer explotar al Campeón del Siglo y asegurar la copa del Clausura y el liderazgo en la Anual.
La defensa gana campeonatos
Hay un dicho que se repite en el deporte y dice algo así como que el ataque gana partidos, pero la defensa gana campeonatos. Peñarol fue un equipo ofensivo, pero tuvo uno de sus mayores valores en el trabajo defensivo que hizo a lo largo del campeonato.
Con datos de Newen Analytics vamos a analizar el rendimiento de Peñarol y sus puntos más altos en la obtención del título. El aurinegro terminó con el arco menos vencido del torneo, recibiendo 21 goles en la temporada regular y 22 si incluimos la final con Plaza Colonia. También fue el equipo al que le generaron menos en materia de goles esperados (xG). La estadística esperaba que Peñarol recibiera 21 goles, con las chances que generaron sus rivales, y recibió uno más de lo esperado.
¿Qué son los xG? Los goles esperados son una métrica que analiza la calidad de los remates, asignándoles una probabilidad de que un intento de esas características termine en gol, basado estadísticamente en cuántas veces una situación de ese estilo terminó concretándose en el pasado.
No hay que detenerse únicamente en los goles recibidos, sino que Peñarol fue el equipo que recibió menos remates por partido, con un promedio de 7,23 tiros del rival, y también tuvo el número más alto de tiros interceptados, cortando 28,7% de los remates de sus rivales. Si observamos sus números en duelos defensivos, fue el equipo que tuvo la mayor tasa de éxito, ganando 65% de estos. Uno de los jugadores que se destacaron en ese rubro fue el zaguero Carlos Rodríguez, que luego de unos primeros partidos en que estaba falto de ritmo, se acopló muy bien con Gary Kagelmacher. Rodríguez ganó 81% de sus duelos defensivos y fue el segundo mejor defensa del campeonato en ese rubro.
Tenencia y remate
Peñarol fue el segundo equipo que promedió una posesión más alta por partido, con 55,4%, únicamente superado por Montevideo City Torque. Los dirigidos por Mauricio Larriera buscaban tener el dominio del juego y fueron también el segundo equipo que efectuaba más pases por partido, con 385 pases intentados cada 90 minutos.
Los que marcaban el ritmo de juego eran Pablo Cepellini y Trindade, quienes con un promedio de 55,49 y 56,68 pases, respectivamente, se ubicaron entre los principales pasadores del campeonato. Cepellini acertó 90% de sus pases, mientras que Trindade acertó 87%. Sin lugar a dudas, eran los encargados de mover los hilos en el equipo. Por su parte, Walter Gargano era el más punzante: promedió 10,46 pases en el último tercio del campo e intentaba 3,29 pases al área rival por partido.
Una vez que el equipo se ponía en ventaja, cedía un poco la tenencia de la pelota buscando que el rival saliera y dejara espacios a la espalda de su línea defensiva, para aprovechar la velocidad de Facundo Torres, Agustín Canobbio y Agustín Álvarez Martínez. Al estar en ventaja, Peñarol bajaba el promedio de posesión a 47%.
Los aurinegros fueron el equipo que más remató por partido, promediando 12,9 tiros, aunque su acierto al arco rival no estuvo entre los más destacados. Se ubicó en el puesto número 12, entre 16 clubes, acertando 32,6% de sus remates al arco rival.
Además, era un equipo que atacaba muy bien por las bandas, ya sea gracias al trabajo de sus extremos o de sus laterales, que tenían gran vocación ofensiva. En el Apertura, con Joaquín Piquerez y Giovanni González, y en el Clausura, con las apariciones por la izquierda de Juan Manuel Ramos y Valentín Rodríguez. Peñarol fue el segundo equipo que más centros levantó: 17,23 por partido. Giovanni González fue uno de los destacados en ese rubro, promediando 3,6 centros por partido y acertando 48,6% de estos, con lo que se convirtió en el cuarto jugador con mejor porcentaje de acierto en el campeonato.
A su vez, Peñarol fue el equipo que más veces tocó la pelota en el área rival, promediando 19 toques por partido. Uno de los destacados en ese aspecto fue Canobbio, que alcanzó 118 toques en el área rival, igualando a Matías Arezo y siendo superado por Gonzalo Bergessio.
El extremo de Peñarol cumplió un gran torneo; sin embargo, hay un rubro en el que aún tiene margen para mejorar y es en la definición. Con sus remates la probabilidad indicaba que convirtiera 7,27 goles y marcó 4.
Ese problema en la definición caracterizó a Peñarol, que fue el equipo que generó un número más alto de xG. Se esperaban 57 goles del equipo de Larriera, que anotó 50, siendo el tercero más goleador.
Álvarez Martínez anotó 13 goles de 12,81 xG y Cepellini, ocho goles de 7,64 xG, mientras que Facundo Torres se destacó anotando seis goles de 3,81 xG.
Peñarol fue de menos a más en la temporada. Entre medio cosechó una buena actuación en la Copa Sudamericana, tuvo bajas importantes en su plantel y las supo suplir con nuevas apariciones. También se les dio lugar a varios jugadores del club, que terminaron siendo determinantes para conseguir el título. Varios de ellos tuvieron que dar el paso adelante en la definición por penales ante Plaza Colonia y mostraron el temple necesario para definir frente a Santiago Mele. El trabajo de Larriera, que fue cuestionado en algunos tramos del año, fue destacable y el floridense se mantuvo fiel a su estilo, para lograr su primera consagración como entrenador.
Los pibes de adelante
El Canario Agustín Álvarez Martínez fue una de las figuras de Peñarol en la temporada y fue citado a la selección mayor de Uruguay. Promedió 3,08 remates por partido –séptimo jugador que más remató en el torneo– y acertó 36,49% de sus remates al arco rival. Un delantero centro muy completo, con buen remate a distancia y una gran capacidad para salir del área y asociarse con sus compañeros, como puede observarse en su mapa de calor.
Otra de las grandes apariciones en Peñarol fue Facundo Torres, el extremo que también fue citado a la celeste. Jugó por todo el frente de ataque, siendo un jugador inteligente tanto para desmarcarse y recibir a la espalda de los volantes rivales como para desnivelar en el uno contra uno. Promedió 5,9 regates por partido y ganó 46% de sus enfrentamientos personales. Además de sus seis goles convertidos, incluido el de la final frente a Plaza Colonia, entregó cinco asistencias.