Liverpool derrotó a Fénix 2-0 en el Parque Capurro con goles de Hernán Figueredo y Juan Ignacio Ramírez.
Se jugó igual. A pesar de la muerte de Santiago Morro García, el fútbol se siguió jugando. Quizás hubiese sido un buen momento para pensar cuántos futbolistas de los planteles que se enfrentaron en el Capurro pasan o han pasado por depresiones. O para pensar cuánto se toma en cuenta a la hora del silbato. O cuán importante es aquello de si el fútbol se juega con la cabeza o se juega con los pies. Lo cierto es que ese fútbol carente, al que lo desnuda una muerte, se jugó igual y se enfrentaron Fénix y Liverpool, con el pueblo futbolero de luto.
Hay un muelle frente al estadio que surge como una lengua en la bahía. El devenir de la ruta se parece a los pensamientos. Y hay una dama de piernas cruzadas, con flores en la camisa y sombrero de ala en la tribuna de enfrente enmarcada por el río. Una postal de barcos torcidos.
Fue nuevamente un gusto ver jugar en vivo a Hernán Figueredo. El gol es casi un síntoma: la primera vez que Liverpool filtró un pase atrás de los volantes de Fénix fue un aviso. La segunda terminó en las piolas. Figueredo tiró una pared larga después de recibir en esa zona estudiada y recibió donde todo pasa. Supo qué hacer. Puso el primero. Se enojó en el entretiempo y se ganó una amarilla por protestar. Fénix, con la clase de Andrés Schetino y la velocidad de Ignacio Pereira. Al Indio Roberto Fernández la calidad se le nota en los pequeños gestos. Volvió a ser de los mejores hasta que fue sustituido por una lesión muscular. El equipo de Carrasco fue por el partido.
Cada pelotazo sonó como un dolor de estómago. Como la angustia en el centro. Como la falta. Los cuerpos reaccionaron como pudieron, a todos nos pegó la muerte. Codificarla es educar. Hay quienes no sabemos cómo escribirla. En general, parece quedar más cómodo ni siquiera pensarla. A la postal citadina, un velo gris como el de la humedad por los años, se le posó para siempre.
En las viviendas atrás del arco, del lado de la tabacalera que perfuma las mañanas de Capurro, una señora colgaba la ropa cuando entró Maureen Franco. Había unos pibes con la camiseta de Fénix y uno con la de Liverpool fumando el mismo porro sentados en el muro, entre la señora y los hechos. Sopló un viento de otra estación. Carrasco siguió en su monólogo, y Liverpool pareció encontrarle la vuelta a la ventaja.
Fénix llegó hasta la última línea en ocasiones. Salió otra vez el sol sobre el final y dejó todo amarillo. Franco fabricó penas y divulgó mañas. Christian Almeida hizo de todo para pararlo. Pero Alan Medina robó de los pies de Ángel Rodríguez una pelota tonta que terminó por definir el partido. Jugó gentilmente al medio para Juan Ignacio Ramírez, que nació en el área chica. Puso el 2-0 definitivo.
Detalles
Estadio: Parque Capurro
Árbitros: Yimmi Álvarez, Carlos Barreiro, Héctor Bergalo.
Fénix (0): Francisco Casanova; Fernando Souza (74’ Agustín Alfaro), Leo Coelho, Juan Álvez, Ángel Rodríguez; Andrés Schetino (74’ Richard Núñez), Roberto Fernández (66’ Kevin Alaniz), Bryan Olivera; Ignacio Pereira (74’ Kaike), Agustín Canobbio, Luciano Nequecaur (56’ Maureen Franco). Entrenador: Juan Ramón Carrasco.
Liverpool (2): Sebastián Lentinelly; Federico Pereira, Gonzalo Pérez, Christian Almeida, Camilo Cándido; Gaston Pérezy (45’ Fabricio Díaz, 66’ Martín Fernández), Hernán Figueredo; Agustín Davila (53’ Alan Medina), Juan Ignacio Ramírez, Gonzalo Bueno. Entrenador: Marcelo Méndez.
Goles: 34’ Hernán Figueredo (L), 84’ Juan Ignacio Ramírez (L).