Boston River obligó a Defensor y Rentistas a un gran partido y dejó a Nacional temblando por una cuchilla que se le arrima contra la pared. Los últimos puntos por jugarse serán, una vez más, inolvidables.

Nacional llegó cargando, partidos atrás, con esa mochila de quedarse con algo. Le dieron la famosa vuelta por el Clausura en la jeta, y luego de hacerle cuatro goles. Eso concluyó en la destitución de uno de los considerados mejores técnicos de los últimos tiempos en Uruguay. Jorge Giordano dejó su cargo como orientador de los albos luego de que Liverpool se coronara campeón en el Parque Central. La asunción de Martín Ligüera como interino dejó una estela de confianza y eso tiene un valor inmenso, en un club del que se habla hasta sin querer.

Ligüera, un excelso futbolista con calma de tango, asumió luego de unas temporadas al frente de la popular reserva. Como de costumbre, habló lo necesario, lo justo. Apenas alguna corrección, después, la escuadra del brazo, aguantado en el otro, sosteniendo el mentón en son de pensamiento. Nacional respiró con Ligüera, pero Boston River peleaba lo más bajo de la cosa.

Por eso quiso y quiso aunque la primera vez que llegó sin siquiera mucho peligro fue a los 15’ del primer tiempo. El resto lo había dominado Nacional y de alguna forma hasta que cayó el primero, así fue el trámite. El primer gol del partido llegó por el aire. Nicolás Freitas conectó un centro perfecto y puso el tanto que gritaron unos y callaron varios. En muchas sedes la tele prendida. Hay un lugar solo para el. Campeón. Hay un lugar solo para el tercer descenso, luego de decretados el del poderoso Cerro y el gran Danubio.

Boston River se aferró a la ventaja y consiguió el segundo cuando amanecía el segundo tiempo. Fue Enzo Larrosa el que puso más ojos sobre los albos de La Blanqueada. El que marcó el descuento fue Felipe Carballo cabeceando en el primer palo una pelota difícil. Nacional así, se vino encima, como un borracho de más de cien kilos que ya no controla su peso.

Pero Rubén Bentancourt, que supo escribir su propia historia luego de que lo compararan una y mil veces con Cavani, convirtió exquisito como un cadáver poético, el tercero, con los tres dedos externos del pie. Insólitamente pero bien de pueblo, la tecnología llegó tardía y el VAR se aplicó negando el festejo de toda una barriada. Nacional se vino otra vez viendo que la tabla se le escapaba como a un naufrago en pleno río, apuñalado por el frío, acalambrado por el tiempo.

Boston River se dedicó a aguantar la cosecha para no sufrir ni andar pidiendo. Nacional vio, hasta con técnico estampita, cómo se le complicaba un panorama en los papeles más sencillo de como se venía dando. El Boston River de Simón Bolívar le ganó a Nacional en el Parque Central, desató una tormenta blanca en los pasillos y obligó a violetas y colorados a debatirse en un duelo desacostumbrado en la tarde del jueves. Respiró, confío, vivió la esperanza, de la mano del singular traqueteo de Juan Tejera, un técnico que ha vivido de todas y quiere una más para contarles.

Detalles

Estadio: Parque Central

Árbitros: Andrés Matonte, Horacio Ferreira, Pablo Llarena

Nacional (1): Sergio Rochet; Armando Méndez (61’ Santiago Ramírez), Guzmán Corujo, Renzo Orihuela (81’ Mathías Laborda), Agustín Oliveros; Emiliano Martínez (45’ Thiago Vecino), Felipe Carballo, Pablo García (61’ Gabriel Neves); Brian Ocampo, Ignacio Lores, Gonzalo Bergessio. Entrenador: Martín Liguera.

Boston River (2): Gonzalo Falcón; Ismael Tejería Leandro Lozano, José Alberti, Carlos Valdez; Winston Fernández (52’ Diego Romero), Nicolás Freitas (80’ Pablo Álvarez), Agustín Nadruz, Pedro Silva; Rubén Bentancourt (81’ Alejandro Martinuccio), Enzo Larrosa (74’ Santiago Arias). Entrenador: Juan Tejera.

Goles: 24’ Nicolás Freitas (BR), 47’ Enzo Larrosa (BR), 71’ Felipe Carballo (N)