En la angustia de tratar de evitar el descenso, Danubio, que tiene un ultimátum partido tras partido, derrotó 5-1 a Boston River. Ambos están en las últimas posiciones del descenso apenas por encima de Cerro, y jugaban por un poco de aire con tapabocas, un cacho de esperanza.

El triunfo danubiano lo mantiene con vida en la A, y complica a Boston River.

¿Todos los partidos son iguales? No, claro que no, todo lo contrario, ningún partido es igual a otro.

¿Cuánto intervienen sobre las destrezas técnicas, sobre las capacidades individuales, sobre los engranajes colectivos, sobre el desarrollo de las estrategias, las situaciones emocionales? Imposible cuantificarlo, pero seguro es una variable de alta intensidad.

En un partido por el descenso se puede ser el mejor jugador del mundo, se puede ser el más esforzado del universo, el más pensante de la tierra, pero sentirás que a vos y a tus compañeros te muerden los garrones de atrás como si fuese Cervero, el perro de tres cabezas del tercer círculo del infierno concebido por Dante en La divina comedia.

Eso por un lado, y por el otro está tu antagonista con los mismos miedos, las mismas certezas en construcción, y un único lugar para atravesar el abismo y llegar al final a salvo. Un partido por el descenso es caminar en la cuerda floja entre la torre de la Olímpica y el Hospital de Clínicas, mientras la vida sigue.

Y así fue, pura tensión, y también juego. Aciertos y fallas, a dientes apretados y respiraciones agitadas.

Buscando respuesta

De entrada, casi, una jugada controversial en la que Andrés Cunha extremó su discernimiento para entender que era falta de Leandro Sosa sobre Ruben Bentancourt, y que además la falta era dentro del área.

Fue a los 12’ entonces que Salvador Ichazo puso la primera emoción fuerte. Y fue Salvador, porque él fue el dueño de la acción positiva, al contener el remate penal de Ruben Bentancourt.

Nicolás Siri, de Danubio, al finalizar el partido con Boston River.

Nicolás Siri, de Danubio, al finalizar el partido con Boston River.

Foto: .

No soy robot

Iban 23 minutos en el Centenario, Danubio la pasaba mal, pero no renunciaba a zurcir jugadas, a buscar alguna bien armada. La amasaron un poquito por el medio, le llegó a Santiago Mederos, que puso una pelota envenenada al área, y ahí apareció el guacho Siri, con sus 16 años, poniendo un cabezazo cruzado, justo, impecable para el 1-0, como si fuese Sosita, Polillita, el Cheva, el Edin.

El gol tranquiliza, aplaca, da sostén, y entonces los de Leo Ramos dieron vuelta el tablero y pasaron a adueñarse del juego, pero sólo unos minutos después a los 28’, luego de un buen centro de Lozano, Enzo Larrosa ganó limpito en el área y venció a Ichazo.

El Pumita José Luis Rodríguez, que está jugando de volante externo en los últimos partidos, robó por izquierda bien a mitad de cancha, levantó la cabeza y empezó a avanzar del lado de la Olímpica, pero cayéndose hacia la América. Cuando estaba por llegar a la empanada del área, amartilló su pierna derecha y la golpeó con furia para sacar a Danubio del infierno. Un golazo cuando ya se iban al descanso.

¿Descanso de qué? Si el sarpullido de la B pica, si los chuchos de frío del descenso inmovilizan.

En el segundo tiempo Boston River fue y fue, y siguió yendo, y Danubio, cuya única inyección de adrenalina era ganar, fue quedando atrás.

Pero estaba Siri, o Sosita, o el Pola, o el Cheva, o el Edin. Ese gurisito con edad de cuarto de liceo, pero que ya está en la universidad del fútbol, se perfiló por izquierda, esperó que le cayera mientras corría, levantó la cabeza, no una sino dos veces, y cuando le salía Gonzalo Falcón, el arquero de Boston River, definió con enorme calidad para poner el 3–1.

Lo deberán creer, porque Nicolás Siri se quedó con la pelota en tres cuartos, levantó la cabeza, una, dos, tres veces mientras daba una, dos, tres zancadas a la gloria. El gurí le pegó fuerte, de derecha y anotó su tercer gol y el 4–1 para Danubio.

La goleada se cerraría con una estupenda definición de Leandro Rodríguez, que apenas un minuto antes había sustituido a Nicolás Siri para poner el 5-1.

Detalles

Estadio:Centenario. Árbitros: Andrés Cunha, Carlos Barreiro y Mathias Muniz.

Boston River (1): Gonzalo Falcón, Leandro Lozano, Carlos Valdez, Nicolás Barán (46´ Sebastián Gorga), Pedro Silva Torrejón, Wiston Fernández (74´ Luciano Olaizola), Agustín Nadruz (31´ Nicolás Freitas), Diego Romero (62´ José Alberti), Alejandro Martinuccio, Enzo Larrosa (62´ Facundo Rodríguez), Ruben Bentancourt. Entrenador: Juan Tejera.

Danubio (5): Salvador Ichazo, Mateo Ponte, (58' Carlos Romaña), Sergio Rodríguez, Mauricio Victorino, Leandro Sosa, Matías Fritzler, Javier Méndez, José Luis Rodríguez, Pablo Siles, Santiago Mederos (86’ Lucas Monzón ), Nicolás Siri (86’ Leandro Rodríguez). Entrenador: Leonardo Ramos.

Goles: 22’, 63’ y 70’ Nicolás Siri (D), 28’ Enzo Larrosa (BR), 89’ Leandro Rodríguez (D).