25 años

El fútbol femenino uruguayo ha crecido exponencialmente desde que se formalizó en 1996, cuando se disputó el primer torneo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). El aumento en la cantidad de niñas, adolescentes y mujeres que practican este deporte históricamente masculinizado se vincula directamente con la lucha social por la equidad de género.

Uno de los hechos determinantes de esta creciente tendencia fue una medida que estableció en 2018 la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), que condicionó la participación de los clubes masculinos de América del Sur en torneos internacionales a que contaran con equipo femenino. Inmediatamente las instituciones que no tenían esta categoría tomaron medidas para formar cuadros, lo que produjo el auge de los equipos uruguayos en la rama femenina.

Desparejos

Este incremento acarreó muchas carencias. Naturalmente aparecieron más necesidades y se hicieron más visibles las exigüidades en todos los aspectos, que son comunes en el ámbito amateur. A grandes rasgos, se trata de la falta de espacios físicos para entrenar, de la ausencia de sustentos económicos para acceder a indumentaria o para costear los gastos de transporte. Aun sigue habiendo equipos que no costean los sueldos de los entrenadores y preparadores físicos, quienes realizan trabajos honorarios, por lo que en la mayoría de los casos los cuerpos técnicos no son completos.

El desgaste de los equipos que no acceden a las condiciones básicas para subsistir hace que no permanezcan en el tiempo. Un ejemplo es el de Miramar Misiones: las “monitas” formaron su equipo en 2017 y en 2019 dejaron de competir por falta de recursos. Pero también es una realidad que esta categoría cada día despierta más interés y en algunos casos aparecen “salvadores” para remontar los equipos. Un ejemplo es el de Wanderers; gestionado por un grupo de amigas que entrenaban en las inmediaciones del estadio Centenario y participaban en la competencia a pulmón porque carecían de recursos. En agosto del año pasado dos hinchas formaron una comisión de fútbol femenino y presentaron un proyecto nuevo a la gerencia deportiva, que apoyó y fomentó el resurgimiento. Tuvieron además la iniciativa de asignar un cuerpo técnico de nivel. Fabiana Manzolillo dejó de ser entrenadora de Defensor Sporting y pasó a trabajar con el club bohemio, con el que firmó el primer contrato profesional de su carrera. La directora técnica con más experiencia del fútbol femenino uruguayo se inició en 1997 como jugadora y salió a las canchas hasta 2003, cuando dirigió por primera vez. 18 años después firmó el primer contrato profesional en la Segunda División.

“Lo siento como un reconocimiento a mi trabajo, una alegría y satisfacción de haberlo logrado. Yo venía haciendo contratos de palabra, excepto en Defensor donde si bien percibía un sueldo como funcionaria del club, no tenía contrato formal con plazo establecido. Esto tiene que ser contagioso, tiene que darse para todos los entrenadores recibidos que estén trabajando en los clubes. Me da mucha alegría que reconozcan mi trayectoria. Esto es ‘persevera y triunfarás’. Ahora hay que seguir con las jugadoras, hay viáticos y es un avance, pero estar [como trabajadora] formal en un club es sumamente importante”, dijo Manzolillo a Garra.

“Estar [como trabajadora] formal en un club es sumamente importante”. Fabiana Manzolillo

Jugar en todos los roles

De los nueve equipos que conforman la Primera División, sólo en Liverpool la entrenadora es mujer: Graciela Rebollo. En la Segunda División sólo hay directoras técnicas en Udelar y Wanderers. Esta situación no es consecuencia de la falta de entrenadoras recibidas: hay varias egresadas de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol, y en agosto del año pasado, 14 obtuvieron la licencia Pro, que las habilita a dirigir incluso en el fútbol profesional.

Algo similar sucede con las árbitras. Claudia Umpiérrez es la única que ha dirigido partidos de fútbol masculino.

Cada vez más cerca

Con la intención de profesionalizar la categoría, en febrero de 2020 se registraron las primeras futbolistas en la AUF: nueve jugadoras de Nacional firmaron un contrato. Si bien no se trata de una profesionalización real, porque las deportistas cobran entre 4.000 y 8.000 pesos mensuales, pasaron a tener un vínculo laboral con la institución. Pero la profesionalización no implica sólo el vínculo laboral; en 2019 se disputaron clásicos de fútbol femenino en el Gran Parque Central y en el Campeón del Siglo y las chicas pisaron por primera vez las canchas de sus instituciones.

Fabiana Manzolillo, directora técnica de Defensor Sporting durante un partido ante Naútico por la segunda división del fútbol femenino, en el Complejo Deportivo Naútico. (archivo, noviembre de 2019)

Fabiana Manzolillo, directora técnica de Defensor Sporting durante un partido ante Naútico por la segunda división del fútbol femenino, en el Complejo Deportivo Naútico. (archivo, noviembre de 2019)

Foto: Fernando Morán

En Peñarol –que por primera vez tiene a una mujer ocupando el cargo de suplente del presidente– en marzo de este año sesionó un Consejo Directivo integrado en su totalidad por mujeres. Fue un hecho histórico del que surgió la creación de la Comisión de Género, con el objetivo de incentivar la participación de futbolistas, hinchas, funcionarias y dirigentes. Desde ese ámbito también se quiere impulsar la profesionalización del fútbol femenino. “Es increíble que las jugadoras no tengan vínculo laboral con el club, no hay responsabilidad formal del club para con ellas. Eso hay que cambiarlo, es impensado”, sostuvo Patricia López, la suplente del presidente de Peñarol.

Defensor fue el pionero en crear la Comisión de Género, que funciona desde el año pasado y está abierta a todas las socias y socios que quieran aportar. Danubio se sumó a esta iniciativa y para el 8 de marzo de 2021 creó la suya, con el objetivo de que todo el club trabaje con perspectiva de género. Las de la franja son el segundo equipo con más categorías para niñas y adolescentes. A fines de 2020 fue uno de los tres equipos ganadores de un concurso de la Conmebol, “Fútbol con F de Femenino”, un programa para impulsar el crecimiento de equipos, del que se llevaron 10.000 dólares más seis meses de asesoramiento que invertirán para fortalecer su proyecto.

Liverpool es el equipo que por cuarto año consecutivo tiene todas las categorías. Desde infantiles hasta la primera, más de 120 deportistas visten la negriazul. En los equipos técnicos hay siete mujeres trabajando, entre directoras técnicas y profesoras, cinco de las cuales tienen contrato laboral con la institución.

Más de 120 jugadoras visten la camiseta de Liverpool, club que tiene a todas las categorías compitiendo desde hace cuatro años.

Por todo el mundo

Los avances se acompasan con lo que sucede a nivel mundial. Al finalizar la Libertadores 2020, Lindsay Camilala, directora técnica de Ferroviária de Brasil, se convirtió en la primera mujer entrenadora en ganar la Copa Libertadores. En el partido de consagración se enfrentaron a América de Cali.

El 21 de marzo tuvo lugar el primer relato de una mujer en ESPN. Mercedes Margalot debutó en una transmisión de la Eredivisie holandesa, con el partido del puntero Ajax frente a ADO Den Haag.

Si bien las carencias siguen existiendo y la brecha de género en este deporte es notoria, a medida que pasa el tiempo se van conquistando espacios en los que históricamente ha habido reticencias a que sean de todas y todos. Cada vez estamos más cerca de ver a una mujer árbitra, directora técnica, dirigente o en cualquier rol, tanto en el fútbol femenino como en el masculino, sin que nos llame la atención.