Cuando el cordobés Facundo Campazzo mira hacia un lado y, antes de que el ojo humano pueda entender qué pasó, lanza la pelota hacia el otro, nos recuerda que la capacidad de asombro y el placer por descubrir la trastienda de un misterio son condiciones de la especie humana instintivas y milenarias, propias de los primeros juegos, atadas al fuego, el sol, la luna y los camuflajes de la naturaleza, antecesoras de los símbolos lingüísticos que hoy nos permiten invocarlas para crear nuevas fantasías en cuentos y relatos.

Fue un domingo de febrero, en Los Ángeles, y el triunfo se lo llevó su equipo, los Denver Nuggets. La esfera naranja se desprendió de la yema de los dedos de Facu, suave, como un panadero impulsado por una brisa de primavera. Su compañero Zeke Nnaji recibió el pase justo en el lugar adecuado para lanzar y encestar un triple desde la esquina derecha del rectángulo de madera. Todo red.

En el trayecto del balón hacia su destino, nada pudo hacer Kyle Kusma, el número 0 de los Lakers, que sintió un instante de ráfaga al lado de su oreja derecha; tampoco LeBron James, que se comió el amague de pase interno como un campeón.

Con el replay y la grata sensación de haber sido engañados con elegancia, no somos pocos los uruguayos, argentinos, peruanos y aficionados al básquetbol de toda la comunidad latina y de habla hispana que cada vez que Campazzo se manda una de estas enviamos la imagen a la caja mental, junto a los dos goles de Diego Maradona a Inglaterra, alguna picardía de la niñez y el significado vivo de viveza criolla. En mi caso, quedó al lado de un drible del Tony Pacheco, las escapadas de la película Pizza, birra, faso y las de 25 Watts, Luis Suárez anticipando a la defensa inglesa con pique explosivo y un póster de Magic Johnson pegado en la vidriera de una zapatería de la avenida General Flores ‒la sonrisa del número 32 dentro y fuera de la cancha y su juego colectivo de Showtime, con el que definió una identidad deportiva y la historia de una liga de básquetbol como la más fantástica de todas‒.

El soñador

Facundo cumplió 30 en marzo. A los 16 era capaz de encestar un triple de cancha a cancha, y desde el comienzo de su carrera asombró por su inusual capacidad y resistencia física. A los 21 dominó la Liga Argentina con el multicampeón Peñarol de Mar del Plata, y su performance le habilitó un pase directo al selecto grupo de la Generación Dorada.

Como parte del seleccionado albiceleste, en poco tiempo se quedó con el puesto de base y deslumbró en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

Justo contra los locales fue el mejor. Brasil, dirigido por el también dorado Rubén Magnano, conocía cada secreto de su rival. Quizás un poco por esa ventaja, Campazzo se adueñó del juego en el último cuarto y en los dos alargues. No miró a Manu (Ginobili) ni a (Luis) Scola ni a (Andrés) Nocioni y, cuando la pelota se prendía fuego, se la jugó por su endeble porcentaje de triples y se fue hasta abajo cada vez que fue necesario. Anotó 33 puntos y dio 11 asistencias, consiguió cuatro rebotes y cuatro robos de balón. Esa tarde, el entrenador puertorriqueño y analista deportivo para la cadena ESPN Carlos Morales definió a Campazzo como un “ganador empedernido” y se animó con un pronóstico temprano: “Este servidor está seguro de que es un jugador NBA”. Argentina se llevó el triunfo y pasó a cuartos de final para jugar contra Estados Unidos.

En el siguiente match, los dirigidos por Sergio Santos Hernández (el Oveja) no pudieron con Kevin Durant, Kyrie Irving ni Paul George, pero Campazzo fue el más destacado de su equipo con 13 puntos, nueve asistencias, cuatro robos y tres rebotes, y recibió excelentes críticas de la prensa norteamericana, que ya lo tenía visto desde Londres (Juegos Olímpicos 2012), cuando el argentino no se achicó frente Chris Paul y DeAndre Jordan.

Mientras tanto, llegó a Real Madrid en 2014, donde tendría un primer pasaje accidentado. En el UCAM de Murcia retomó su nivel, volvió al team merengue y se convirtió en el base más importante del básquet europeo. Ganó la Euroliga (2015 y 2018), la ACB (2015, 2018 y 2019) y la Copa del Rey, y fue premiado como MVP de las finales de la Liga 2019. A comienzos de 2021, según una encuesta patrocinada por una empresa de teléfonos, los aficionados lo eligieron como “El base de la década”. Antes ya se había ganado el sobrenombre de El Mago, gracias a su juego entretenido, generoso y capaz de romper cualquier estrategia defensiva.

El bandido

Hace pocos días, con la tranquilidad de sus minutos como titular (tres compañeros perimetrales están en la lista de lesionados: Jamal Murray, Will Barton y Monte Morris), Facundo Campazzo tuvo su mejor marca de asistencias (13) desde que llegó a la NBA y los Nuggets le ganaron a la escuadra débil de los Houston Rockets. El miércoles 28 de abril consiguió un doble doble con 19 puntos y diez asistencias para ganarle a los New Orleans Hornets, en uno de sus mejores partidos de la temporada.

Estas cifras podrían resultar algo tramposas, pero lo cierto es que, con bajas tan importantes como la de Murray, los Pepitos siguen con una sorprendente racha ganadora y no parecen sentir estas ausencias. Mucho tienen que ver las destacadas actuaciones del serbio Nikola Jokić y de otro de los preferidos de Facu a la hora de asistir, el versátil Michael Porter Jr., pero también, la mayor presencia en cancha del argentino, que además, y como era de esperarse, comienza a encontrar su mejor forma con la pelota en las manos y a su manera.

Si comparamos algunos de sus números de enero de 2021 (13,9 minutos por partido, un porcentaje de aciertos de 38,5 en triples, 1,8 asistencias, y 4,3 puntos por partido) con los de abril (27,1 minutos por partido, un porcentaje de aciertos de 42,4 en triples, 4,6 asistencias y 7,9 puntos por partido), se aprecia una interesante mejora, que promete seguir hacia arriba, aunque todavía nada es más espectacular que uno de sus pases o robos en minutos cruciales.

Su entrega, concentración y la forma en que asume su compromiso dentro de la cancha son más difíciles de ver en las estadísticas pero, de hecho, eso fue lo que atrajo a su actual técnico, Mike Malone, que lo cuida y lo valora, tanto como el relator oficial de los Nuggets para la televisión, Chris Marlowe, quien con buen tino lo apodó “el bandido”.

Facundo todavía conserva la energía inagotable de sus inicios, y un carisma especial que se aprecia tanto cuando le va bien como cuando falla. Se ríe, festeja y alienta a sus compañeros, contagia un clima optimista y ganador que no le sobraba a esta plantilla, incluso en la temporada anterior, cuando estuvo a punto de llegar a la final de la NBA, dentro de una burbuja. Los fans de los Nuggets también están encantados con él.

Palabrería, podría argumentar con algo de razón un purista de la estadística. Como sea, lo que los norteamericanos están descubriendo es una especie más corriente de jugador en Latinoamérica, especialmente en Uruguay y Argentina. ¿Le ponemos “garra” o lo traducimos con más números?

El rebelde

El 19 de abril Denver fue local ante los Grizzlies de Memphis. Facundo, con una incómoda y agobiante defensa, sacó del partido a Ja Morant (estrella de los osos) y lo dejó de evidente mal humor. ¿Cómo? Justo antes del último minuto del tiempo regular y para colmar por completo su paciencia, le cerró el paso sobre la línea final y lo obligó a perder la pelota, solo. Marlow, en su inglés-español, relató: “El bandido hace un robo”. Justo en los últimos 57 segundos del primer alargue, Facu saltó fuera de la cancha, rescató el balón, lo hizo rebotar sobre los glúteos de su rival Grayson Allen y de esa forma recuperó la posesión para Denver, para ir a un segundo alargue.

Un minuto y 54 segundos para terminar el partido. Campazzo intercepta un pase en la mitad de la cancha y asiste a Michael Porter Jr., que anota un triple para empatar en 132. Así, a fuerza de épica y astucia porteña, los Nuggets ganaron 139-137. Este es uno entre una decena de partidos que sirven como ejemplo para ver lo que no explican las estadísticas.

En la otra mano, la multicolor del HD y el top 10 de la semana, cualquiera puede apreciar la belleza del juego del base armador de 1,78 metros de altura. Se trata de un deportista que combina su intuición, natural y extraña, con un saber acumulado que aprovecha al máximo en cada situación sobre el piso flotante. Cuando pasa la pelota aprovecha todos los ángulos y líneas de pase posibles. Usa su cuerpo y sus fundamentos de forma muy particular. En ofensiva, por ejemplo, para desconcertar al rival pica el balón con su cuerpo ladeado, no de frente al rival ‒tal como lo hacía Magic Johnson‒, y con la decisión resuelta en su mente, puede que dé vuelta una palma de su mano derecha para hacerle llegar la pelota a su compañero, mientras el resto espera un fundamento clásico de pase.

Facundo, junto a Carmelo Anthony, Panchi Barrera y otros veteranos como Nick Van Exel, Federico Gato Garcín y Horacio Tato López, está en mi lista de glorias rebeldes que con fintas, amagues y algunas mañas siguen haciendo de este juego un arte superior, no tan predecible, y gratis en cualquier cancha de barrio un sábado de tarde.

Pablo López, entrenador
Proyecto Básquetbol, Liga de Paysandú

Llegó en el mejor momento posible a la NBA, siendo un base dominante en Europa. Hizo la progresión más natural que puede hacer un jugador de alto rendimiento. Llegó a un equipo que lo valora y que le va a dar lugar, especialmente en los minutos defensivos, y que sabe de la experiencia de Facundo como cerrador, ya sea creando juego o definiendo, donde todavía debe seguir mejorando. En estos playoffs va a hacer un aporte significativo. Lo agarra en un estado emocional maduro y responsable, sabiendo hacer mejores a sus compañeros. No es un rookie, es un jugador consolidado que le va a dar un salto de calidad en el aspecto defensivo al equipo.

Daniel Mágico Giacoya, entrenador
Formativas de Larre Borges

Está sobresaliendo en cosas que en la NBA no es común destacarse, como las asistencias y la defensa. Su punto débil sigue siendo el tiro de tres, pero es un jugador muy inteligente y se está adaptando a este nuevo juego. Es un básquetbol donde se adaptan las reglas para generar mayor espectáculo. Se limita la defensa para que el ataque saque ventaja, se fomenta el juego individual sobre el colectivo, y Campazzo, que viene de FIBA, es un especialista en lo otro: en el juego colectivo, el control de la pelota, el manejo de las defensas. Acá va a tener que tirar, pero creo que haciendo eso, va a mejorar sus asistencias. Si no toma esos tiros, el defensor no va arriesgar tanto y se va a limitar su capacidad pasadora. Ahí no hay vuelta.

Fernando Martínez, jugador
Club Atlético Goes

Está en un proceso de adaptación, como todos los jugadores que hacen un cambio brusco. Cambió de ciudad, de compañeros y se mudó con su familia a un nuevo lugar. Pasó de tener la pelota todo el tiempo en Real Madrid a otro rol, para el que, de algún modo, tiene que pagar derecho de piso. Para un primer año, su rendimiento es realmente llamativo. Está mejorando su porcentaje de triples, más de los costados que de frente al aro. En la NBA se juego mucho uno a uno y él va a tener que aprovechar eso y cada oportunidad que tenga de anotar. Me consta que pensó mucho la decisión de irse de Real Madrid. Jugar en la NBA es el sueño de todo pibe, es tocar el cielo con las manos.