Henry Borges es palabra mayor en el deporte nacional. En los libros de historia debería estar grabado a fuego que Henry, judoca ciego, es uno de los deportistas con más participaciones en Juegos Olímpicos. Fue a Atenas 2004, a Pekín 2008 y a Río de Janeiro 2016 (y el único motivo de que no haya ido a Londres 2012 es la negligencia dirigencial). En 2021 y con 38 años, el judoca dirá presente en Tokio 2020. Los únicos atletas uruguayos con cuatro juegos olímpicos son Milton Wynants, Alejandra Foglia y Andrés Silva.
Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 se disputarán entre el 24 de agosto y el 5 de setiembre. Tres días después de la inauguración, Henry Borges estará en el Nippon Budokan para comenzar su participación. El uruguayo peleará en la categoría hasta 60 kg. Ese día, el 27 de agosto por la mañana (26 de noche en Uruguay), luchará para meterse en las semifinales. También en horario matutino será el repechaje para acceder a combatir por las medallas. Precisamente, en la tarde de ese mismo día serán los combates que definirán oro, plata y bronce.
Judo paralímpico
No son muchas las diferencias entre el judo convencional y el judo paralímpico o adaptado. La principal diferencia es que en el judo paralímpico los luchadores comienzan la pelea ya agarrados de las mangas y las solapas, como forma de compensar su discapacidad visual.
En hombres se pelea a nivel olímpico desde Seúl 1988 y las categorías son las mismas siete que en el judo convencional (de -60 kg a más de 100 kg), pero en mujeres son seis: de -48 kg a más de 70 kg.
Otra diferencia entre el judo paralímpico y el olímpico es que los entrenadores pueden dar indicaciones mientras se está peleando, sean indicaciones técnicas, aliento o mencionar el tiempo que falta, aspecto fundamental. Los árbitros también dan todas las indicaciones de forma hablada, además de ayudar a ingresar al tatami a quien, por accidente, salga de la zona de lucha.