Histórica goleada de España sobre Costa Rica 7-0 con goles de Ferran Torres (dos), Dani Olmo, Asencio, Gavi, Soler y Morata. La exhibición ibérica fue aplastante, sobre todo por la frágil condición de oposición de este miércoles de Costa Rica. Nunca pudo nivelar una competencia que de por sí arranca con el fiel de la balanza en el centro. No fue el caso. Pareció tan desnivelado todo, que los deportistas ticos cargaban con un peso ya desde el vestuario.

España jugó bien, muy bien, sin importarle el bajo tango de oposición que le puso Costa Rica.

Élite

Es la élite. Hay más buenos, menos buenos, pero son los mejores en este momento o hace unos meses. Sus choques, sus competencias, elevadas por el desarrollo de sus colectivos y coronadas por sus figuras, se potencian con el escenario de la disputa, con miles de viajeros que acompañan a su representación, sabiendo por qué están, para que están y cuánto o cómo pueden incidir en esos alejados deportistas que a 50, 80 o 200 metros evolucionan sobre el césped.

El Mundial es una maravilla cuando el estadio está lleno, cuando los futbolistas son los más destacados de estos años, cuando la gente trasluce interés y entendimiento, además de pasión.

Las estrategias funcionan. La mayoría de los técnicos con expectativas manejan un mínimo de seis puntos sobre el paquete de nueve para buscar los que todos quieren: avanzar del grupo y quedar entre los 16 mejores del mundo. Los otros, los sinvergüenzas que salen a picotear, al decir de Jaime Roos en Los Olímpicos, tienen el techo en cinco o seis, pero para ello no hay que perder. Ha funcionado adecuadamente para unos cuantos y ha sorprendido a otros tantos.

Cuando no funciona, como este miércoles, el fútbol pasa lentamente a segundo plano, cuando parece que está ineludiblemente resuelta la competencia, y el show pasa a la tribuna.¡Qué plato! Y en cada gol de España, el pinchadiscos te empalma a Raphael cantando.

¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? Puede ser mi gran noche ¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? Puede ser mi gran noche

Ni te cuento la fiesta electrónica que se arma en el entretiempo con champi champi y luces que prenden y apagan. ¿Dónde quedaron le notti magiche?

Empezar perdiendo, terminar aplastado

Los diez minutos iniciales se jugaron todos en campo costarricense. El mapa de calor dejaba frío el campo español donde sólo estaba su arquero. Real, durante todo ese tiempo pasaban 21 jugadores en campo tico, y uno en césped español. Por eso no llamó la atención que a los 5 minutos Dani Olmo fallará por centímetros en su definición a pase de Pedri, ni que a los 10 llegará el gol de España con útil y elegante control y definición de Dani Olmo al recibir un pase filtrado de Gavi. De nada había servido la triple línea defensiva delante de Keylor Navas.

Apenas diez minutos después, el tiki taka de los de Luis Enrique tuvo una combinación apenas menos cercana, pero el encuentro entre Jordi Alba y Marcos Ascencio dio el segundo gol de la noche de parte del de Real Madrid, Ascencio, que entrando al área cruzó su zurdazo de oportunidad para vencer a Navas 2-0 y a seguir.

Un penalcito, pero chiquitito chiquitito por rozar un principio de callo del encendidísimo Jordi Alba, hizo que Ferran pusiera el 3-0 a la media hora de juego. Y ahí se terminó de complicar todo.

Los mexicanos omnipresentes en todos lados empezaron a copar el ambiente al grito de México, los españoles en la tribuna empezaron a hacer correr la ola, y los ticos la siguieron. Algo está fallando, ¿te están goleando en media hora y te pones a festejar? Mal pronóstico.

Ver a Sergi Busquets haciendo jugar a su equipo, dándole con su aparente lentitud, velocidad y presteza a todos sus compañeros, es un placer del fútbol mundial.

La segunda parte pasaron a ser las cinco de la mañana del baile. Todo liquidado. A los 10 del complemento Ferran Torres puso su segundo gol para el 4-0 de España. Un rato después un golazo de Gavi, en una jugada paciente construida en un pase de Alejandro Balde para Álvaro Morata, ambos ingresados en el segundo tiempo, y una decisión perfecta de Morata para colocar un pase para la entrada de Gavi y el jovencito de 18 años le dio de derecha, palo y adentro: 5-0.

Encima habría espacio para el sexto cuando un desborde picante de Nico Williams generó un rebote de Navas, que aprovechó Soler, y también el séptimo con gran definición goleadora de Morata.

Costa Rica fue un equipo quebrado, sin levante, y con un golpazo que seguro le dolerá aún en el próximo partido, cuando deba jugarse todas sus chances de seguir adelante.