Ghana tiene la sangre en el ojo desde 2010. Es lógico. Si ganarlo fue divino, imagínese lo tortuoso que fue perderlo. Por la forma en que se dio el partido y por desechar la chance de jugar semifinales del Mundial. Ninguno de los más de 31 millones de habitantes ghaneses lo olvida. Sigue siendo la pesadilla recurrente.

Es un partido especial, desde el sorteo Ghana lo tomó como una revancha. Necesita esa venganza deportiva que se ve sobredimensionada con puntos en disputa que son claves. Aunque anda Corea del Sur merodeando en el medio cual mosca veraniega, todo marca que uruguayos o ghaneses pasarán a la siguiente fase. Los africanos tienen el empate a favor. Recuerdo que suena a Maracaná por estas latitudes.

Fue un penal

Hablar del único enfrentamiento en la historia de los mundiales parece una redundancia. No hay habitante en Uruguay que no tenga en su memoria la tarde del 2 de julio de 2010. Inolvidable. El gol de Diego Forlán, la mano de Luis Suárez, el penal de Asamoah Gyan, las atajadas de Fernando Muslera y que el Loco Abreu la picó. Hay abrazos grabados que sacan una sonrisa de sólo pensarlos.

Muslera, Edinson Cavani y Suárez pueden repetir en la celeste. Martín Cáceres estuvo en el banco y no ingresó, mientras que Diego Godín, lesionado, tampoco estuvo en el campo de juego ese día. André Ayew, actual capitán ghanés, es el único sobreviviente del plantel que viajó a Sudáfrica, aunque aquel día no vio acción.

No van a pasear

Ghana está disputando su cuarto mundial, y en los tres anteriores tuvo un pasaje satisfactorio. Debutó en Alemania 2006. Salió segundo del grupo E hilvanando triunfos ante República Checa y Estados Unidos. Sólo perdió en el inicial ante Italia, el campeón. En octavos se topó con Brasil y un 3-0 le selló el pasaje de vuelta.

La historia de 2010 es conocida. Ese séptimo lugar es su mejor participación histórica. Antes de la eliminación ante Uruguay, clasificó a octavos segundo detrás de Alemania, con el que perdió en la última fecha del grupo. Debutó con triunfo ante Serbia e igualó ante Australia. Avanzó por diferencia de goles. En octavos derrotó 2-1 a Estados Unidos en tiempo suplementario.

En Brasil 2014 mostró su versión más floja: retirada en fase de grupos logrando un empate ante el Alemania campeón. Compartió zona también con Estados Unidos y Portugal.

Antes de Qatar, Ghana disputó 12 partidos mundialistas, con cuatro triunfos, tres empates y cinco derrotas. Anotó 13 goles y recibió 16.

Ghana no tuvo fácil su clasificación a Qatar. Siempre avanzó raspando, con mucho sufrimiento en el camino. Compartió el grupo G con Sudáfrica, Etiopía y Zimbabue. Terminó primero con 13 puntos y +4, al igual que Sudáfrica, al que le ganó 1-0 en la última fecha. Su boleto al mata-mata se lo debe a los siete goles a favor, uno más que su rival directo. Inició el mano a mano con Nigeria con igualdad 0-0 en casa. El partido de vuelta fue 1-1. El gol de visitante de Thomas Partey lo puso en el Mundial.

Otto los hace jugar

La historia de Otto Addo es, al menos, peculiar. Nació en Alemania, pero jugó por la selección de Ghana, más allá de que su carrera profesional la desarrolló de forma íntegra en la Bundesliga. Se retiró en 2008 y un año más tarde empezó a trabajar como asistente en varios clubes.

Su primera experiencia como entrenador jefe le llegó a sus 57 años y fue justamente en la selección ghanesa, con un Mundial como desafío en el horizonte. Todo demasiado rápido. Antes de Qatar, dirigió nueve partidos, con cuatro triunfos, tres empates y dos derrotas.

Su idea de juego es clarísima y acompaña la idiosincrasia de los equipos africanos: juego directo, transiciones rápidas y a definir, si es al arco, mejor. Mucho ritmo, vértigo e ida y vuelta. A correr. Generalmente muestra explosión por las bandas buscando atacar al rival con espacios para disfrutar de la velocidad de sus exponentes. Su precisión en los pases es correcta: en los dos juegos mundialistas estuvo por encima de 80%.

En las alturas, en general, pierde. Los pelotazos son a las espaldas de los laterales rivales para explotar la velocidad de sus hombres y no para dividir el balón. Rara vez salta líneas. Además, es un equipo que gana pocas segundas pelotas. En ambos encuentros fue superado, sobre todo ante Corea del Sur, que lo aventajó 85-52 en ese rubro. Un disparate.

Propone partidos abiertos. Valga como muestra que terminó con el score 3-2 en los dos, uno a favor y otro en contra. Suele pararse en 4-2-3-1, aunque con Portugal empezó con un 5-3-1-1 que le dio algo de fortaleza defensiva. Puede llegar a utilizarlo ante el equipo de Diego Alonso, teniendo en cuenta que el empate es un aliado de lujo.

Si bien tiene jugadores que pueden darle centralización y tenencia del balón, como Thomas Partey y Andrew Ayew, muy rara vez construye con sucesión de toques por el medio. Deja de lado la gestación desde la tenencia horizontal y hasta carece de salida prolija desde el fondo.

Defensivamente tiene problemas. Si bien Partey intenta balancear y hacer relevos, muchas veces queda desbordado porque Ghana es un equipo desordenado para la transición defensiva. Tampoco es disciplinado tácticamente para cubrir los espacios cuando el rival genera sucesión de pases y movimientos respecto del parado inicial. Por lo tanto, los intercambios entre los atacantes para moverse por el frente ofensivo y llevar el balón de una punta a la otra con paciencia puede resultar clave para encontrar huecos donde lastimar.

Una fortaleza que Uruguay todavía no aprovechó –a excepción del cabezazo de Godín ante Corea del Sur– es la pelota quieta. Algo que las Estrellas Negras sufren en demasía. Generalmente defiende en zona y tiene problemas serios para este nivel.

A la baja

Ghana sufrió bajas importantes en la previa al Mundial. Hubo dos ausencias en el arco: el golero titular Joe Wollacott se fracturó un dedo en el calentamiento de un partido de Charlton Athletic. El suplente, Richard Ofori, que juega en Sudáfrica, se lesionó la rodilla.

Además, se lesionaron Stephan Ambrosius, joven del Karlsruher de la Bundesliga alemana, e Idrissu Baba, volante del Mallorca, quien sufrió una elongación en el bíceps femoral.

Por otro lado, tiene jugadores clave. Thomas Partey a sus 29 años pasa un momento de absoluta madurez en su carrera. El volante central del Arsenal inglés es fuerte, criterioso con el balón y tiene llegada al gol. Lleva 13 goles en 42 partidos con la selección. Está disputando su primer mundial.

André Ayew juega su tercer mundial, con tres anotaciones en siete partidos. Después de muchos años en la Premier League, se desempeña en el Al Saad de Qatar. El capitán lleva más de 100 encuentros con su país.

Iñaki Williams es otra de las figuras. El jugador de 28 años nació en Bilbao y llegó a jugar en selecciones juveniles de España. Recién el 22 de julio de este año anunció su llegada a Ghana, el país de sus raíces. Es un delantero rápido, potente y con gol. En el Athletic juega por la banda, pero Otto Addo lo ubica en el centro.