Es curioso que dos países vecinos se hayan enfrentado tan pocas veces como España y Marruecos. Es verdad que pertenecen a dos continentes distintos y, por ende, a dos confederaciones de fútbol distintas, pero el historial entre ambos sólo recoge el repechaje para el Mundial de 1962 (ganó España ambos partidos) y el duelo de fase de grupos del Mundial pasado (empate a 2). La explicación de por qué se han enfrentado tan poco quizá haya que buscarla fuera de la cancha, en las relaciones diplomáticas, históricas, sociales y hasta geográficas. Lo cierto es que al mediodía de este martes se verán las caras una vez más.

Uno de los nombres más indicados para hablar de estos asuntos es el del periodista e historiador español Toni Padilla. Autor de dos libros muy buenos como Atlas de una pasión esférica” y _El historiador en el estadio. Un ensayo sobre geopolítica del fútbol. Por si eso fuera poca presentación, también es fundador de la revista Panenka.

¿El duelo de octavos entre España y Marruecos nos sirve para explicar la relación entre ambos países?

A España le va a suceder por primera vez una cosa, que ya ha sucedido en el pasado, sobre todo a franceses, holandeses e ingleses, que es jugar un partido en una competición internacional como el Mundial contra un país que tiene en su equipo a jugadores que han nacido en tu casa. Eso a Francia le ha sucedido contra Argelia, Marruecos y Túnez. A Alemania también le sucedió en el pasado jugando contra selecciones africanas como Ghana, que tiene el caso de los hermanos Boateng; uno eligió jugar con Ghana y el otro, con Alemania. También le ha sucedido a Inglaterra con las excolonias, como cuando juega contra Trinidad y Tobago. Marruecos tiene unos cuantos jugadores que son nacidos en España, porque es la comunidad inmigrante más numerosa que tenemos aquí, por una cuestión lógica de que estamos cerca. Hay algunos marroquíes que ya son de tercera generación, porque hasta los años 50 parte del norte de Marruecos era un protectorado español y por tanto muchas personas del área de Tetuán y de Tánger se podían mover libremente por España hasta 1956 cuando se termina el protectorado del norte.

¿Y por qué no había sucedido antes?

Eso antes no le había pasado a España porque no había tenido un imperio colonial moderno, había tenido un imperio colonial viejo, pero moderno del siglo XIX no. Eso no provocó los movimientos migratorios como sí pudieron tener los ingleses o los franceses a finales del XIX. Además, después de la Segunda Guerra Mundial, que es cuando empieza la gran migración hacia Europa, España era una dictadura que cerraba las puertas.

¿Creés que el partido puede colaborar en un mejor entendimiento de los migrantes marroquíes?

Si va a permitir entender, la verdad es que no soy muy optimista. La primera reacción al conocer que jugarían España con Marruecos fue, usando como escudo el humor, una ola de racismo bastante repugnante, la verdad. Sobre todo, asociando al pueblo marroquí con ladrones, la broma que se hacía era: si nos robaron los japoneses (por la pelota que reclaman que había salido de la cancha en uno de los goles de Japón), imagínate lo que nos van a robar los marroquíes, asociando al pueblo marroquí y, por ende, a los árabes con ladrones, que obviamente, como cualquier tópico, es totalmente injusto. Son tópicos que cualquier colectivo inmigrante ha tenido que cargar a sus espaldas; los españoles también éramos ladrones cuando llegamos a Alemania en los años 50-60, pero eso ahora lo han olvidado muchos.

Hay cuestiones territoriales complejas, ¿Cómo se incorporan los equipos de Ceuta y Melilla? Son dos ciudades españolas en suelo africano.

Los equipos de fútbol de Ceuta y Melilla juegan en el sistema de fútbol español con total normalidad. Integran grupos regionales con equipos de Andalucía porque así tienen la conexión con los ferris, el transporte con la España peninsular es sobre todo naval, aunque hay un aeropuerto pequeño. Ceuta y Melilla tienen entidad de ciudad autónoma, jurídicamente tienen el mismo estatus que todo Andalucía o que toda Cataluña, tienen su propia federación para gestionar el fútbol local, pero son muy pocos equipos.

¿Cómo es la situación en esa zona?

Son zonas de tensión porque el Reino de Marruecos lo reclama como suyo, consideran que todo el territorio debería ser suyo; a la vez es una zona de tensión porque es una puerta de entrada de mercaderías entre Europa y África, y sobre todo ahora la gran crisis es que todos los inmigrantes del sur de África que escapan de guerras y violencia en el Congo, Nigeria o Mali, cuando cruzan el Sahara, intentan entrar al territorio español a través de Ceuta y Melilla, que tiene unas barreras donde ha habido los últimos años auténticas tragedias humanitarias. Grupos de chicos jóvenes intentan entrar y chocan con la violencia de la Policía de España que les intenta evitar y ha habido muchas muertes.

¿Los gobiernos qué dicen?

En Madrid siempre se ha tenido la sospecha de que cuando Marruecos quiere conseguir algo lo que hace es abrir las puertas y facilitar que estos chicos lleguen hasta la frontera con España e intenten saltar las vallas. Entonces lo que se pide siempre desde Madrid es que la Policía de Marruecos los pare antes. Lo que se dice es que los últimos meses finalmente ha habido acuerdo entre los dos gobiernos y que Marruecos está consiguiendo evitar que estos chicos lleguen a la barrera.Imagínate cómo se tratan a estos inmigrantes que están escapando en ocasiones de guerras, deben ser maltratados por la Policía de Marruecos. Y a cambio lo que ha hecho el gobierno de España es reconocer que Marruecos tendría razón en la cuestión de los saharauis.

Nos metemos en otro de los grandes temas de la relación España-Marruecos, la cuestión saharaui. ¿El fútbol les ha servido a los saharauis para visibilizar sus reclamos?

Hay una selección saharaui que intenta ser embajadora. A veces ha sido invitada por algunos colectivos solidarios con la causa saharaui en España, pero el impacto es menor que otros movimientos reivindicativos. Los saharauis son una sociedad en la que hay poco tejido urbano, la mayor parte vive en los campos de refugiados de Tindurf en Argelia y las grandes ciudades saharauis están controladas por Marruecos. Tradicionalmente, son un pueblo nómada más de vivir en zonas pequeñas, en pueblos en el desierto, entonces tampoco han tenido una gran tradición de fútbol porque no es una cultura muy urbana. En las zonas saharauis ocupaban más los espacios abiertos y en las ciudades estaban los marroquíes y el ejército controlando. No tienen esa cultura de fútbol que pueden tener los kurdos, por ejemplo, que aunque haya obviamente también kurdos que habitan en zonas rurales, hay grandes ciudades en las que viven millones de kurdos. El fútbol sí que es utilizado por los saharauis, pero me atrevería a decir que menos que otras causas.

¿Cómo creés que se va a vivir el partido el martes?

Es una situación que en España aún no se había producido. Lo vivió Bélgica en este Mundial, que fue derrotada por Marruecos. Creo que 10% de la población del área conurbana de Bruselas es de origen marroquí. Hay muchos barrios donde hay mayoría de marroquíes; veíamos en estos días las imágenes de euforia, saliendo a la calle a celebrar, entonces espero que no se produzca violencia en algún momento. Además, es tirar un poco de lugar común, hay personas de origen marroquí que van a ir a favor de España, pero también hay muchos marroquíes que se sienten más marroquíes que españoles. Al final es intentar, sobre todo, entender, empatizar con el otro, ¿no? Si tú amas mucho tu tierra, pero te tienes que marchar porque tu gobierno no da libertad o porque no hay trabajo, quizás puedes estar muy orgulloso del sitio donde vas pero tu tierra te llama.

Habrá entonces personas que por más que ya lleven mucho tiempo en España seguirán hinchando por Marruecos.

Los procesos de asimilación son complicados y más cuando tú llegas y has sufrido racismo o has sufrido intolerancia. Yo lo veo relativamente normal que alguien que es nacido en Marruecos, aunque lleve 15 o 20 años aquí, pues le tiene más cariño a Marruecos. Incluso por un punto de reafirmación personal, porque si tienes esa sensación de que en tu día a día tienes menos oportunidades de trabajo, no hay un día en que no escuches un comentario racista, eres consciente de que vas a tirar un currículum y al ver escrito tu nombre ya lo dejan a otro lado, el día que pongamos que Marruecos gana a España es como una pequeña reivindicación que tú tienes para decir: “Bueno, pues como mínimo mi equipo ha ganado”. Entonces para mí no, no es una sorpresa.

Este ha sido un Mundial en el que se ha hablado mucho de las nacionalidades de los jugadores: suizos con ascendencia kosovar, ghaneses nacionalizando jugadores, lo mismo con los qataríes. ¿Nos tenemos que acostumbrar a que ya no nos llame la atención?

Estamos en el momento de la humanidad en el que hay más movimientos migratorios, más refugiados de guerra, que es una novedad de los últimos años. Estamos viendo los primeros casos de refugiados de guerra modernos en un Mundial. Lo vimos en Argentina-Australia: el chico Garang Kuol que tiene la última oportunidad, que le ataja el Dibu, es un hijo de refugiados de guerra de una guerra olvidada como la de Sudán del Sur, donde han fallecido más de tres millones de personas.

El mundo está más interconectado que nunca, hay más movimientos que nunca, y lo más natural es que ya empieza a pasar que en la selección de Uruguay, de Argentina, de Chile haya jugadores nacidos en España. En Ecuador está jugando Sarmiento, que es un chico nacido en Madrid, hijo de ecuatorianos. Es muy normal, tú tienes dos identidades y yo creo que te sientes orgulloso de las dos. Lo contaba muy bien el capitán de Senegal, Koulibaly, nacido en París, hijo de senegaleses. Jugó con la sub 20 de Francia y luego consideran que ya no tiene nivel y no lo citan para la mayor. Él dice: “Yo habría jugado con Francia orgulloso. No me llamaron, me llamó Senegal y también estoy igual de orgulloso”.