Para ser anfitrión de la Copa del Mundo Qatar apuntó a lo moderno y ecológico para la construcción de sus estadios. Además de la polémica por la muerte de miles de trabajadores en las obras, sucede que en la práctica lo ecológico queda relegado, ya que se necesitan más de 10.000 litros de agua por día para regar las canchas.

“Diamante en el desierto” le llaman al estadio mundialista ecológico de Qatar, el estadio Ciudad de la Educación, que tiene una calificación de cinco estrellas de sustentabilidad por el Sistema de Evaluación de Sostenibilidad Global (GSAS).

El recinto, ubicado a 13 kilómetros del centro de Doha, tiene una capacidad para 40.000 espectadores y está lindero al Qatar Foundation, un centro de innovación y conocimientos.

Buscando crear un ambiente saludable, los materiales interiores del Ciudad de la Educación son de baja toxicidad. Además, cuenta con iluminación LED, que ofrece una mejor calidad de luz con un menor consumo de energía.

Es por esto que el GSAS premió el diseño y la construcción del estadio por fomentar la economía circular.

Además, el estadio no es ecológico por sí mismo; para llegar al lugar se debe utilizar la línea verde del metro de Doha, que tiene acceso directo al estadio, con la intención de promover la reducción del uso de vehículos particulares.

Otra de las canchas de esta Copa del Mundo es el 974, que está hecho de 974 contenedores y es el primer estadio desmontable del mundo. Se encuentra en la West Bay, a orillas del golfo. Tiene capacidad para 40.000 personas.

Qatar importó los contenedores desde China y fueron colocados en moldes de acero, agilizando el proceso de construcción y reduciendo costos. La tecnología fue la herramienta principal: cada contenedor tiene un código QR para facilitar el montaje.

No tan ecológico

Hay una cuestión que es contradictoria a la intención ecológica que tienen los estadios en Qatar, y es lo que tiene que ver con el césped.

Una cancha de fútbol profesional tiene alrededor de 60 millones de plantas de césped, pero como en Qatar no se puede mantener de forma natural por las altas temperaturas, lo mantienen con aire frío: 10.000 litros de agua diarios por cancha y una reserva de 425.000 m².

El desafío de Qatar para mantener el césped es muy grande, porque las temperaturas alcanzan más de 35°.

Para mantener las canchas en este Mundial trabaja desde hace años un grupo de profesionales de élite, que se encarga de mantener 144 campos impecablemente verdes: ocho canchas de estadio y 136 campos de entrenamiento. Para eso, crearon un sistema de expulsión de aire frío por boquillas que van directamente al césped.

Uno de los profesionales encargados es Haitham Al Shareef, un ingeniero civil sudanés que trabaja en las canchas de Qatar desde 2007, quien declaró que fue extremadamente difícil lograr mantener las canchas para el Mundial, y explicó cómo lo hicieron.

Cada cancha requiere 10.000 litros diarios de agua desalada en invierno y 50.000 litros en verano.

Además, como la hierba de invierno no crece en el país, por las altas temperaturas, tampoco se puede llevar un proceso de recuperación natural cuando no hay actividad o es menor. Entonces el país transporta anualmente 140 toneladas de semillas de césped desde Estados Unidos en aviones con clima controlado, y luego las canchas se riegan con agua de mar desalinizada, a través de un proceso que consume mucha energía y quema la riqueza de gas natural del país.

Para el Mundial se crearon regímenes de mantenimiento artificiales, no sólo para mantener el césped, sino también para evitar los brotes de hongos: cócteles químicos, cortadoras de césped que aspiran los escombros y un sistema subterráneo que absorbe el exceso de humedad.