La ex Barcelona Gio Queiroz publicó en su cuenta de Twitter una carta abierta, dirigida al presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en la que denunció “situaciones humillantes y vergonzosas” sufridas como jugadora del conjunto culé durante el tiempo que permaneció en el equipo: 2020 y 2021. A la jugadora aún le quedaba un año, pero desde esta temporada juega en el Levante FC.
En su escrito explica que ya realizó una denuncia formal con detalles, fundamentos y pruebas de las situaciones de acoso y abuso que sufrió dentro del club, y que los responsables están perfectamente identificados en su acusación.
Según la jugadora, buscaron impedirle que defienda a su selección. En este sentido, detalló dos de los hechos. Uno de ellos fue haber sido sometida a un “confinamiento ilegal” por parte de la jefa de los servicios médicos del club, con objetivo de que no viajara a jugar con la selección brasileña.
En este sentido, en otra de las ocasiones en la que la futbolista viajó a jugar con su selección, cuenta que al regresar, el director del club la acusó de haber incumplido con una cuarentena y de viajar sin ser autorizada. Queiroz asegura haber cumplido el confinamiento y haber pasado por pruebas PCR que arrojaron resultados negativos para la presencia de coronavirus, además de que su conjunto estaba al tanto de su ausencia.
— Gio (@gio9queiroz) March 29, 2022
Los hechos
Giovana llegó al club en 2020 con 17 años, “creyendo que con esfuerzo, trabajo y dedicación iba a evolucionar y tener mis oportunidades”. Explicó que los primeros meses fueron importantes y con una buena dinámica, hasta que justamente fue convocada para jugar por su país. Fue en ese momento que comenzó a recibir un trato distinto dentro del club: “Primero recibiendo indicaciones de que jugar con la selección no sería lo mejor para mí. A pesar del desagradable y persistente acoso no le di mucha importancia y atención al asunto”, expone.
Si bien aclara que las pruebas están detalladas en la denuncia formal, da ejemplos de los sucesos, como en febrero de 2021, cuando fue sometida a un confinamiento ilegal por parte de la jefa de los servicios médicos del club. “Ella afirmó que sería un contacto estrecho de un caso positivo de covid”. Cuando Queiroz cuestionó esta determinación, la doctora respondió que fue autorizada a hacer un confinamiento especial para la jugadora.
Entonces, fue encerrada ilegalmente y se perdió, entre otras cosas, de viajar a la final de la Copa de la Reina. Como la orden de la médica del club era contraria al protocolo sanitario, decidió consultar con el Departamento de Salud de Catalunya y obtuvo como respuesta que su caso no podía ser considerado un contacto estrecho.
“Desde el principio yo intuía que los verdaderos motivos del confinamiento eran otros”, sostuvo. Luego de la cuarentena, la futbolista fue convocada para formar parte de la selección brasileña en Estados Unidos, para lo que se sometió a pruebas de PCR que arrojaron resultados negativos, pero al regresar de su viaje, fue llamada a reunión con el director del club, donde fue acusada de “grave indisciplina”, por lo que sería apartada del equipo y sufriría graves consecuencias.
“Me acusaron injustamente de haber incumplido el confinamiento, de haber viajado sin autorización del club y sin consentimiento de las capitanas. Intenté demostrar que eso no era cierto pero él estaba inflexible, bastante agresivo y, con un tono amenazante, me dijo: no te preocupes, te cuidaremos bien”, expresó.
Pidiendo medidas preventivas
La futbolista fue separada del primer equipo y pasó a jugar con el B. Contó que en ese momento entró en pánico y que tuvo miedo por su futuro. “Había participado en las campañas de la fundación Barça para la aprobación de la ley de protección de menores contra la violencia, y al mismo tiempo, dentro del club, yo estaba totalmente desprotegida”, sostuvo y aclaró que, a partir de ese momento, estuvo expuesta a situaciones humillantes y vergonzosas durante meses en el club.
“Estaba claro que él buscaba destruir mi reputación, minar mi autoestima, degradar mis condiciones laborales, menospreciar e infravalorar mis condiciones psicológicas”, y aclaró que además era menor de edad, pero que eso “no fue un impedimento ni dilema moral para el agresor”.
Y agregó: “La gran mayoría de acosadores utilizan su poder dentro de las corporaciones para subyugar a sus víctimas, incluidas las más vulnerables, como las jóvenes menores de edad”. Indicó que espera que el club investigue, denuncie e implemente medidas preventivas para el abuso moral, el acoso laboral y la violencia psicológica.
“Los abusos nacen y se desarrollan en situaciones de desequilibrio de poder y en entornos que permiten tales prácticas mientras silencian y avergüenzan a sus víctimas. Las mujeres merecemos respeto y dignidad”, finalizó.