River Plate llegó a Jardines en un momento de forma extraordinario. Primero en el Torneo Clausura junto a Nacional con 22 puntos, únicamente no sumó de a tres en la derrota frente a Defensor Sporting y el empate con Nacional el fin de semana pasado. Enfrente, el durísimo Danubio de Jorge Fossati: invicto en el Clausura y no conoce la derrota desde hace 11 partidos por el Campeonato Uruguayo, el último en vencerlo fue Defensor en el Torneo Intermedio. A eso, se sumó el condimento del choque entre la segunda defensa menos vencida del Campeonato Uruguayo, estadística que ostentan los franjeados, frente al máximo goleador, el delantero del darsenero, Thiago Borbas.

Danubio tiene maestría en el planteo de partidos incómodos frente a los mejores equipos del momento. Este no fue la excepción. Siempre presionante, combativo en las divididas y vertical, el franjeado dominó los primeros minutos del encuentro y contó con varias jugadas de peligro para abrir el marcador. Cerca de la media hora, River equilibró el juego con una mayor posesión de la pelota que le sirvió más para defenderse que para atacar. Pero los de Fossati tienen varias formas de llegar al gol, cuando no puede dominar desde el juego, la pelota quieta siempre les da opciones a los de la franja. Esta vez, Guillermo May sacó un cabezazo muy bien direccionado luego de un tiro libre sobre el sector izquierdo del ataque del local y puso el 1-0.

No pasaron ni cinco minutos antes de que la franja volviera a golpear. Nuevamente por el lado izquierdo, el carrilero Leandro Sosa se fue solo y en velocidad luego de un gran pase de May al vacío. Con mucho tiempo y espacio sacó un gran centro al primer palo que apenas llegó a rematar Aarón Spetale. Salvador Ichazo lo pudo sacar, pero dio un rebote que aprovechó Santiago Silva: 2-0. Aunque no recibió más jugadas de peligro en el primer tiempo, los golpes dejaron a River completamente descolocado y cometió varías imprecisiones que pudieron salirle más caro si Danubio hubiera aprovechado.

Los jugadores de Danubio festejan el segundo gol a River Plate, el 24 de setiembre en el estadio Jardines del Hipódromo.

Los jugadores de Danubio festejan el segundo gol a River Plate, el 24 de setiembre en el estadio Jardines del Hipódromo.

Foto: Federico Gutiérrez

River tuvo más la pelota al comienzo del segundo tiempo, pero sin profundidad. Además, Danubio dejó de ser tan presionante y se replegó con la intención de matar al darsenero de contragolpe. De todas formas, tampoco fueron muchas las oportunidades de gol para el local. El juego fue bastante monótono hasta que Gustavo El Chavo Díaz le metió mano al banco, puso a Nicolás Sosa para acompañar a Borbas arriba y River se empezó a volcar más a fondo en búsqueda del descuento.

Desde el banco ingresó la esperanza de River para buscar la hazaña, pero también su sentencia. Con muy pocos segundos en cancha, Brian Olivera hizo su propia versión del gol de Luis Suárez a Peñarol. Amagó el apoyo, dejó que la pelota pasara picando y cuando midió el remate, sacó un zurdazo tremendo de afuera del área que puso el 3-0. El resto del encuentro consistió en un River desmoralizado que fue en búsqueda del descuento por dignidad y un Danubio que pudo haber hecho algún gol más de contragolpe sobre el final.

Tremenda victoria para los de Fossati que hicieron prevalecer su defensa y no recibieron goles ante la ofensiva más goleadora del Clausura. El franjeado derrotó de forma contundente a uno de los líderes y mejores equipos del campeonato. A la espera de lo que ocurra mañana entre Nacional y Cerro Largo, Danubio se ubicó a dos puntos de los punteros, junto a Deportivo Maldonado, y se sumó a la lucha por el Torneo Clausura. River, por su parte, también estará pendiente del partido de Nacional y buscará seguir dando pelea por el torneo.

Emanuel Hernández, de Danubio y Gonzalo Castro, de River Plate, el 24 de setiembre,  en el estadio Jardines del Hipódromo.

Emanuel Hernández, de Danubio y Gonzalo Castro, de River Plate, el 24 de setiembre, en el estadio Jardines del Hipódromo.

Foto: Federico Gutiérrez