La enorme capacidad de Kevin Dawson, determinante en la noche del Alberto Suppici coloniense, fue la explicación para que Liverpool y Plaza Colonia igualaran 0-0, lo que le quita a Liverpool la posibilidad de seguir ampliando ventajas en el Clausura, y casi seguramente hará que se le acerquen clubes que tratarán de capitalizar los 15 puntos que les quedan por jugar.

Fue un partido en el que Liverpool buscó con la seguridad de su juego y con su apuesta a las acciones ofensivas colectivas. Mientras lo hizo paciente y ordenadamente, le faltó la lucidez y efectividad de sus futbolistas para poder doblegar a Dawson, espectacular, pero bien acompañado además por el Chengue Nicolás Olivera y Viduka Haibrany Ruiz Díaz. Seguramente no sea un resultado que deje satisfechos a los contendientes, porque Liverpool no sumó de a tres y porque Plaza está hundido en el descenso.

Tiene lógica, y se asienta en el conocimiento y el estudio: los técnicos que se implican con el universo de la competencia, y no sólo en su club y sus jugadores, suelen tener una cosmovisión amplia y rigurosa de sus competidores, lo que lleva a preparar los partidos con un punto de partida asentado en cuanto a fortalezas y debilidades del rival.

El viernes, después de afirmarse en el primer puesto del Clausura con una gran exhibición en el 3-0 ante Cerro Largo, Jorge Bava sentenció respecto a su próximo rival, Plaza Colonia, que se trataba de un rival difícil que juega bien y que su posición en la tabla no se condice con sus expresiones futbolísticas.

Así fue, no fue para nada fácil para Liverpool en cuanto a la dificultad planteada por el rival. Les costó muchísimo a los negriazules hacer llegar la pelota a las redes, pero demostró, como en cada partido, en cada cancha, aun sin ganar, que estamos ante uno de los grandes equipos del año, si no el mejor.

A lo grande

Liverpool se parece en su propuesta y encare de los partidos a Peñarol o Nacional de los 70, de los 80, donde a medida que va pasando el tiempo someten ataque tras ataque a sus rivales que se recluyen atrás para tratar de tapar todas las goteras. El equipo de Bava martilla y martilla en ataque por un lado y por el otro con una solidez que para la competencia local tiene cierta imponencia, y desde la cancha los futbolistas o desde las tribunas o frente a las pantallas la gente siente que así, a menos que aparezca alguna contingencia, o como en Colonia una actuación brillante de quienes defienden, el equipo logrará la diferencia porque así supera a sus rivales.

En el primer tiempo, aunque las estadísticas hayan establecido una opción de gol, hubo por lo menos tres enormes atajadas de Dawson y un par de fallos en la definición que impidieron que se fueran a los vestuarios con diferencia.

Paciencia, juego y seguridad. Utilizando la amplitud de la banda derecha con Luciano Rodríguez y Federico Pereira, y la izquierda con la gran pegada del paraguayo Miguel Samudio, con el despliegue de Gonzalo Nápoli, la calidad de Marcelo Meli y la seguridad en los pies de Pablo Siles, el elenco montevideano dominó y dominó.

Era sólo esperar que pudiera llegar. Esperar las pelotas punzantes del paraguayo Samudio, esperar los cabezazos de Thiago Vecino, esperar la enorme capacidad creativa de Luciano o las jugadas de Alan Medina. Liverpool hizo, pero no pudo.

En los puntos, en la expectativa, sin mucho análisis puede que parezca que Liverpool defeccionó, pero no fue así. Este equipo está fuerte, aceitado. A pesar de no sumar de a tres Liverpool sigue en la definición del torneo.