El fútbol de salón es el deporte colectivo más masivo de los creados en Uruguay –aun si contáramos al hándbol y al balón juego, también creados en nuestro país, como la misma disciplina–, y aunque la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) lo ha desgastado de tal manera que casi lo ha llevado a su desaparición, sigue firme, vivito y coleando, y está en plena disputa de un nuevo Mundial.

El juego creado en Uruguay en 1930 por Juan Carlos Ceriani y que –como se sabe– se juega en gimnasio con cinco deportistas por equipo, mezclando el espíritu puro del fútbol con sus reglas principales y con algunas reglas de básquetbol de la primera mitad del siglo XX, tuvo su primer campeonato oficial en Uruguay en 1963, y dos años después ya tenía una organización mundial distinta a la de la FIFA, que en ese momento no se ocupaba más que del fútbol de campo masculino y nada más.

En Uruguay el fútbol de salón alcanzó un desarrollo considerable, y en la mayoría de las capitales departamentales llegó a desplazar al básquetbol en la década del 80, cuando alcanzó su cenit. Después de que la FIFA lanzara su fútbol sala con las mismas asociaciones y federaciones que la integraban en fútbol, en muchísimos países se dio la doble competencia que en Uruguay aún subsiste, con la particularidad de que se permite jugar en las dos organizaciones.

Con tres victorias en fila, la selección uruguaya de fútbol de salón consiguió su pasaje a los cuartos de final del Mundial que se está desarrollando en México, en Baja California, en las ciudades de Tijuana y Tecate, y que se puede ver en la página de Facebook de la Federación Mexicana de Futsal AMF (Asociación Mundial de Fútbol de Salón). Pero, además, en lo que tiene que ver con los uruguayos en particular, se puede seguir el trabajo del pandense Nicolás de León para la radio 89.3 Del Molino FM y el canal TVL Pando, y de los floridenses Fernando Viera y Alejandro Balbiani para la Nueva Radio Florida.

Los cuartos de final ya quedaron definidos el jueves, y Uruguay –primero del grupo A– enfrentará a Estados Unidos, que fue segundo en el B; Paraguay, ganador del B, enfrentará al local México, que fue segundo del A; Colombia, ganador del grupo C ante Brasil, segundo del D, y Marruecos, ganador del grupo D, ante Cataluña, que juega con representación propia desde hace varios mundiales y que fue segundo en el C.

Si los celestes pudieran conseguir la victoria en semifinales, deberían enfrentar al ganador de Colombia, triunfador en dos de los tres últimos mundiales frente a Brasil.

El camino de la celeste

Los dirigidos por el floridense Pablo de Palleja ganaron los tres partidos de la fase de grupos.

En su primera presentación, el martes en Tecate, derrotaron 4-0 a México con goles del olimareño Martín Aldave, Maximiliano Navarro y un doblete del guichonense Joaquín Varietti. Al otro día, el triunfo fue ante Bolivia por 9-2, con tantos de Santiago Suárez, Navarro y Varietti en dos ocasiones cada uno, el pandense Marcio Gentil, que además está jugando su cuarto mundial, Nicolás Ordoqui y Rodrigo Giménez.

La clasificación llegó el jueves, ya en la madrugada uruguaya, alcanzando el puntaje perfecto tras derrotar a Canadá, integrada por argentinos, paraguayos y brasileños en su delegación, por 8-4, con goles de Gentil en cuatro ocasiones, Suárez, en dos, y Varietti y Ordoqui en las restantes.

El próximo partido será ante la selección de Estados Unidos y los celestes buscarán un lugar entre los cuatro finalistas que resolverán el título.

Haciéndola chiquita

Desde el primer Mundial, el de Brasil en 1982, hasta el de Bolivia en 2000, la entidad organizadora de los mundiales fue la Federación Internacional de Futbol de Salón, que desapareció tras su larga y demoledora batalla con la FIFA, que a finales de los 80 se quedó con parte del deporte. Desde 2003, la institución rectora que lo lleva adelante es la AMF.

Los tres primeros mundiales del fútbol de salón –la verdadera disciplina, creada y promovida por el profesor Ceriani en el invierno de 1930 en Uruguay– se realizaron de una única manera bajo las reglas creadas en el gimnasio que entonces era de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Montevideo, Colonia y Río Negro, y que desde hace años es propiedad del club Juventus.

Como la FIFA no pudo hacerse del deporte y ponerlo bajo su égida, le hizo cuatro o cinco cambios y lo promovió con toda su parafernalia, y desde 1989 organiza otros mundiales, obviamente los más conocidos, en los que Uruguay, que sigue jugando la versión original por fuera de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), también participa con futbolistas que se rigen de acuerdo a los clubes de la AUF.

Ya se han cumplido 12 ediciones y casi todos los campeones han sido sudamericanos, ya que Paraguay y Colombia consiguieron tres títulos cada uno, Brasil y Argentina, dos, Portugal y Venezuela, uno.