En Colonia del Sacramento en el estadio Alberto Suppici -el que fuera fundador de Plaza y el primer entrenador campeón del mundo- Plaza Colonia y La Luz abrieron la séptima fecha del torneo Apertura de Primera División y empataron 1-1.

Los goles fueron convertidos en la primera parte, al principio y al final. En el amanecer del partido, al minuto y poco, La Luz abrió el marcador en preciosa jugada que terminó con un buen gol de Aníbal Hernández en habilitación de Nicolás Royón. Cuando expiraba el tiempo de la primera mitad llegó el maravilloso gol de Christian Ebere que selló el empate del partido.

Fue un juego friccionado, con roce y fuerza, y con pocas pero excelsas e inolvidables jugadas.

En Owerri la capital del estado de IMO en Nigeria, conocida como “el corazón del oeste” aún no reciben la diaria, pero aun así en esa ciudad en la que empezó a jugar al fútbol de niño Osinachi Christian Ebere, el único campeón del Mundo que está jugando en Uruguay, se habrán de enterar que el gol que ayer hizo el delantero, que hace ocho meses está en Colonia, no solo será uno de los mejores de la temporada, sino que sin duda, el soporte técnico de FIFA lo puede colocar entre los posibles candidatos al Premio Puskas. No tengan dudas además que en la noche del 24 de diciembre de 2023, cuando la espera de Papá Noél aún sea larga, igual que la del cordero a las brasas, pero la espera por #ElProgramaDeLavecchia culmine verán en la colección de los mejores goles del mundo el del africano cuando señaló el empate de Plaza Colonia ante La Luz.

No sé cuántas zancadas dio desde la mitad de la cancha hasta que en tres cuartos de campo, la pelota volara de campo a campo. Sí, maravillado y conmocionado por la inconmensurable belleza de su acción, he repasado cuantas veces la condujo con su pie derecho, de derecha izquierda hasta atravesar el vértice del área grande: fueron cinco empujes de avance y control hasta que en el sexto, hizo lo que ya sabía que haría en el cuarto o el quinto, y golpea el balón con tan alta condición técnica y precisión que la pelota sale volando como un dron con el control remoto virtual de Ebere, que culmina su obra haciendo entrar la globo por el ángulo. Impresionante golazo.

Podríamos contar cosa del resto del partido, del segundo tiempo, en el que Plaza siempre pareció más cerca de desequilibrar, pero nunca pasó.

Lo que si sucedió, y quedará para siempre en el recuerdo, fue el golazo de Ebere.