Peñarol arrancó de muy mala manera su andadura en la Copa Sudamericana al caer 4-1 ante América en Belo Horizonte. Fue muy prematuro el camino en subida para los mirasoles dado que en los primeros 5 minutos de juego ya estaban perdiendo 2-0 después de las anotaciones de Eder y el uruguayo Gonzalo Mastriani. Así se fueron al entretiempo y en la segunda parte volvió a sumar Mastriani, y Wellington Paulista puso el cuarto gol, hasta que Brian Mansilla colocó el descuento para terminar 4-1.

Fue un muy mal partido de Peñarol, que ahora deberá tratar de sumar el 19 de abril en Montevideo ante Millonarios, que en Bogotá goleó a Defensa y Justicia 3-0.

Apenas precisó un par de minutos América para abrir el marcador y reforzar una tendencia de 120 segundos donde los verdinegros iban con todo contra el arco de Peñarol. Un centro de tiro libre del argentino Martín Benítez propició un cabezazo limpio ante la pasividad de la defensa aurinegra y Eder puso el 1-0 cuando el perfume de los aceites del vestuario aún se sentía como en la mesa de masajes.

Así es difícil. Pocos minutos después, en una jugada de pleno ataque, llegó el segundo gol brasileño conquistado por el uruguayo Mastriani, que cruzó la definición de la mejor manera posible y venció al lacazino Thiago Cardozo.

No sólo condicionó el juego, sino que además fue un gran temblor para Peñarol, que dejó en shock al equipo de Alfredo Arias y no pudo dar pie en un partido que recién había comenzado.

Después del cuarto de hora, pero con el enorme peso del 0-2, Peñarol esbozó la reacción necesaria poniendo la pelota en campo contrario y atacando con Matías Arezo, muy activo y preciso, pero también muy solo, sin juego asociado por bandas.

En definitiva, aunque no logró nada, fue el mejor momento carbonero en el estadio en el que Uruguay comenzó la gesta de 1950. Después vendría lo peor, porque en el segundo tiempo el equipo de Arias no pudo restablecer sus expectativas de descuento, y América sumó rápidamente el tercer gol por parte del ex Cerro Mastriani, con otra potente y justa definición, esta vez con el arco de frente, y para peor cuando lo sustituyeron, en la primera pelota que tocó Wellington Paulista metió un cocazo y colocó el 4-0.

Minuto tras minuto pareció que se extendería la goleada, hasta que el dolor apenas cesó cuando a los 77’, tras un centro casi ollazo de Pedro Milans, llegó el descuento aurinegro por parte de Mansilla, que cabeceó de muy buena forma mandando la pelota a las redes.

Después hubo algún otro intento que no prosperó, y varias contras brasileñas que pudieron haber llegado a la lotería, pero ya nada pasó.