Sebastián Rodríguez goza de un carisma que contagia al entorno. Por ahí por donde va aparecen las sonrisas, las risas o las carcajadas, pero en cualquier caso comparte una buena energía con sus colegas ciclistas, con los comisarios y con gente de distintos equipos.
Llevó la malla verde prácticamente toda la semana, porque de movida estuvo en la parte de adelante de la carrera, apareciendo en fugas y sumando puntos en los embalajes. “Muy contento, porque fue una meta que me puse antes de arrancar la Vuelta”, dijo sobre ganar la malla verde del premio Sprinter.
“Yo había ido a buscar la general en las Rutas, y se me complicaba un poco por la falta de material. No tenía cabra para hacer la contrarreloj”, explicó. De todas maneras durante Rutas estuvo cerca en la general, hasta que sufrió una caída y luego vino la prueba contrarreloj. Sus chances se fueron alejando.
Para la Vuelta, Rodríguez recargó energía y se mentalizó nuevamente: “Tenía la intención de ser protagonista. Lo intenté desde la primera etapa. Estar en las fugas, ir a los premios. También tenía las ganas de ganar una etapa, y por suerte se me dio en Paysandú”.
Su desempeño en la ruta trajo alegrías: “Muy satisfecho por eso, a tratar de seguir pedaleando porque gracias a eso me citaron para la selección, así que más contento todavía”.
Además de la malla verde, Fernando Méndez, compañero de equipo de Rodríguez, se quedó en la quinta ubicación en la clasificación general. Con sus rendimientos, San Antonio de Florida redondeó una Vuelta Ciclista que dejó mejor sabor que Rutas de América.