Las situaciones nuevas mezclan ilusión e incertidumbre. El cargo de director deportivo es normal en muchas partes del planeta, pero en Uruguay, rezagado, se implementará por primera vez en la Federación Uruguaya de Basket-Ball (FUBB).

El elegido para desempeñar el rol es Álvaro Tito. Como jugador fue parte de la selección uruguaya en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 –última participación celeste–. Además, fue asistente técnico de Gerardo Jauri y Alberto Espansandín, y tuvo un paso fugaz como entrenador en jefe en los Panamericanos de Guadalajara 2011.

Ahora la mirada es desde otro lugar, tratando de mezclar la cancha y la oficina, con más tranquilidad para ver los objetivos sin la vorágine del entrenamiento diario ni la adrenalina de los días de partido. El visitador médico de 61 años, ya jubilado, está disfrutando el inicio del camino.

¿Cómo fue pasar de entrenador a director deportivo?

Es lo mismo que pasar de jugador a entrenador, que lo tuve que hacer. Di ese paso y me preparé para cambiar en su momento. Este es otro cambio bastante parecido. Dentro de todo estoy en el día a día en los entrenamientos, pero es verdad que puedo participar de afuera, en el intercambio con los entrenadores, no en la práctica desde adentro. Trato de tener una evaluación para ver qué estuvo bien y qué se puede mejorar. Me voy a tener que acostumbrar.

¿Cómo tomaste la convocatoria a un cargo nuevo dentro de la FUBB?

Es un rol que no es muy normal en la federación ni en los equipos, hay pocos que lo tienen. Compartí en Trouville cinco años con Edgardo Ottati y por eso conocía el cargo. En mi etapa como entrenador fue de colaboración y mucha ayuda. Esto me tomó de sorpresa pese a que venía haciendo algunas cosas relacionadas con el deporte por fuera de la dirección técnica.

¿Por qué sentís que fuiste elegido?

Me sentí reconocido. Fui construyendo a lo largo del tiempo desde lo personal con buenas actitudes, humildad y sabiendo escuchar. Por otro lado me preparé. Manifesté mi trayectoria y también todo lo colateral por afuera del conocimiento del juego, que son aspectos que tenés que tener cuando estás a cargo del algo. Estoy encantado de que hayan confiado.

¿Qué te piden en este rol?

Que desde mi óptica lleve insumos para que el consejo de neutrales pueda tomar decisiones. No soy la persona que define, eso es tarea de los dirigentes, pero aporto mi mirada. Pregunto, tengo una visión general y paso mi sentir. En todos los ámbitos.

¿Qué conocías y qué tuviste que averiguar más?

Por experiencia, el tema de las selecciones masculinas en mayores y formativas lo tengo, ese lugar lo considero un punto fuerte. Para aportar en las formas de disputa de la competencia interna, tuve que investigar en referencia a otros países, cantidad de juegos tanto en mayores como en formativas. Y un mundo nuevo para mí, que no tenía tan presente, es el básquetbol femenino, que tiene la misma importancia que todo lo demás y viene creciendo un montón; estoy recibiendo información y escuchando para poder seguir avanzando. Hay mucha cosa, le iremos dando prioridad a lo más inmediato en el tiempo.

¿Qué tiene que tener el próximo entrenador de la selección masculina?

Dividimos el perfil del entrenador en diferentes áreas. Tiene que tener el gusto por la excelencia, el conocimiento de juego, la organización, valores personales como compromiso, respeto y humildad; y experiencia internacional. Son varios ítems que deben estar cubiertos. A la vez, tener el tiempo necesario y el deseo de querer serlo. Además, ajustarse a la idea que tenemos nosotros para poder realizar la tarea. Tenemos que dar una visión de cuerpo de trabajo y no enfocarnos sólo en el entrenador. Que haya una sinergia para que todos saquemos el mayor potencial posible. (Ver recuadro)

Foto del artículo 'Álvaro Tito: “Me entusiasma tratar de mejorar el básquetbol y sus competencias”'

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¿Se le va a plantear una línea sobre la idea de juego?

No creo que haya mucho problema en eso. Nos tenemos que adaptar al personal que tenemos y al biotipo del jugador uruguayo. Se trata de buscar el estilo para sacar la primera ventaja y desde ahí ir construyendo con mucha intensidad. No le veo dificultad porque todos vamos a ver algo parecido en cuanto a los cimientos. Después el entrenador podrá poner su impronta. Lo bueno es que vamos a poder intercambiar, ahí tenemos que tener la capacidad de tener una comunicación democrática, producir la idea y poder divulgarla.

En la selección hay que seducir a clubes de primer nivel para acceder a la convocatoria de los principales jugadores...

En ese sentido me voy a apoyar en Marcelo Bessio, que viene haciendo un muy buen trabajo. Está muy bien manejado con una línea de seguimiento de cada jugador. No hay que desconocer que no siempre van a poder venir. Cuando estén, tenemos que cuidarlos y estar preparados para recibirlos. Hay que entender que es el trabajo de ellos.

Hay un recambio generacional emergiendo, ¿se los tomará de ejemplo para los jugadores de formativas?

Desde la FUBB vamos a trabajar para que se elijan buenos lugares para que se desarrollen los valores jóvenes del básquetbol uruguayo. No siempre pasa. Las buenas referencias hay que utilizarlas como ejemplo. Muchos van a seguir vigentes en la selección y servirán de espejo para los que vienen de abajo.

Está la idea de jugar los torneos paralelos a partir de 2024, ¿la compartís?

Absolutamente. Me parece fundamental. Mi trabajo es dar insumos sobre las razones para llevar a ese cambio. Dar el detalle, argumentarlo, seducir, convencer y que los clubes tomen las decisiones. No está bueno que un jugador comparta dos competencias. Si bien no se montan, hay jugadores definiendo El Metro en la noche, donde se juegan cosas importantes con una carga emocional gigante, y de mañana se preparan físicamente para una temporada larga de Liga Uruguaya. No es compatible ni criterioso. Se tiene que lograr el cambio para que enfoquen su crecimiento en un lugar, las cosas a medias no sirven. A nivel general se juegan pocos partidos, hay que mejorarlo. Tampoco hay que irse a extremos de tener un montón de competencia y no poder entrenar. Hay que organizarlo mejor, compitiendo dos veces por semana y jugando más meses, eso calza para entrenar de una forma adecuada. Tenemos otra realidad difícil de resolver, hay poco tiempo de cancha para entrenar. Y encima jugamos poco. Algo tenemos que mover.

¿Hay jugadores suficientes para dividir los torneos?

Si seguimos haciendo lo mismo va a ser cada vez peor. Tenemos que generar algún cambio para tratar de mejorar, dar oportunidades. Ahora un jugador ocupa dos plazas. Eso no sirve. Es verdad que hay que esperar, es un proceso que va a llevar algunos años. Debemos tener la mirada global y no la individual. Actuar con paciencia es clave para que haya resultados a futuro.

¿Se implementará algún plan para buscar talentos en todo el país?

Hay un plan de desarrollo muy bien hecho, que viene de antes. Tenemos ideas. Queremos un departamento que le dé más profundidad a la búsqueda de jugadores y talentos. Son cosas que conversamos, hay que darle un marco y tiempo para que se hagan. Son necesarias.

¿Va a haber lineamientos dirigidos a los entrenadores de formativas sobre el juego?

Tiene que existir una discusión. No te lo puede responder de forma individual. Mi trabajo es buscar gente y establecer una mesa donde se charle el tema. No voy a bajar línea. En algún caso puntual tenés que ser severo, pero en general hay que buscar puentes, asociar y lograr charlas que nos hagan crecer a todos.

El femenino viene en gran crecimiento, pero está generando grietas entre clubes profesionales y los que recién se están sumando...

Se pueden hacer muchas cosas porque la competencia, por inercia, está creciendo. Cada vez hay más jugadoras. Ahí vamos a tener que enmarcar de alguna manera que todavía no me animo a decirte por mi desconocimiento. Tuve conversaciones. Hay ánimos e ideas de hacer cosas para seguir proyectando el crecimiento general. Queremos que todos los clubes se sientan partícipes e importantes.

Da la sensación de que para algunas cosas se necesita más tiempo del establecido en tu contrato...

Este rol es importante, no por mí, por las funciones que se cumplen. Desde ese lado me gustaría que fuera extensivo a los clubes y que después de mi pasaje continúe también en la Federación. Quiero sentirme productivo. Tengo claro que va a ser progresivo y que voy a tener que dar buenas luchas, argumentando para tratar de modificar cosas. Voy a recibir un montón de información, deberé procesarla y convencer a la gente que tenga que tomar decisiones. Ojalá que se pueda construir un proceso, las decisiones van a ir por ese camino.

¿Qué te entusiasma del proceso?

Tratar de mejorar el básquetbol y sus competencias. Eso va a dar la mejoría global. Ahí sube el nivel de los entrenadores, los jugadores, los dirigentes y los periodistas. Hay que ver cómo lo podemos subir. En formativas sin dudas tenemos que buscar una vuelta y ojalá que podamos colaborar con los clubes manifestando nuestra idea para que se escuche y se vea. En el andar vamos a ir descubriendo aún más de lo que nos está faltando.

El elegido

Gerardo Jauri es el elegido para ser el entrenador de Uruguay. Fue un nombre de consenso entre Álvaro Tito y el cuerpo de neutrales. Ya existieron contactos entre el director deportivo y el entrenador, están alineados. Falta la parte económica, pero el optimismo y redondear el acuerdo es inminente.

Con la celeste, Jauri fue asistente –junto a Tito– de Alberto Espasandín, a quien luego sucedió en el cargo como entrenador en jefe en 2008. Estuvo hasta 2010 y logró dos vicecampeonatos a nivel sudamericano. Dirigió a Defensor Sporting entre 2002 y 2016, en 2017 llegó a Olimpia, su último desafío, donde permaneció por cuatro temporadas.