Imprecisos y fuertes en los duelos. Así arrancaron Defensor Sporting y Danubio, que presentaron un plan que les costó aplicar. Como es habitual, los de Marcelo Méndez quisieron tener la pelota y plantarse en campo rival, mientras que el equipo de Esteban Conde fue más reactivo, muy vertical apenas recuperaba la pelota. A ninguno de los dos le bastó para dominar, menos para profundizar. Un par de patadas por lado terminaron de condimentar los siempre turbulentos primeros minutos de un clásico.
Por suerte, no duró mucho. Danubio despertó rápido y a los 15 minutos pegó primero ante un Defensor estático. De las manos de Rafael Haller, un lateral con olor a córner se metió en el corazón del área, para sorpresa de todo el costado izquierdo de la defensa violeta, que sólo atinó a ver cómo la pelota se dirigía a toda velocidad a la cabeza más peligrosa de su rival. Guillermo May, el rompe redes de la franja, aprovechó la fuerza del centro y transformó la pelota en una piedra: 1-0. Sexta conquista en el campeonato para el 10, máximo goleador de su equipo.
Ni un respiro. Papelito Sebastián Fernández tuvo el segundo luego de un rápido contragolpe. Las manos de Matías Dufour mantuvieron con vida a la visita cuando el segundo tanto danubiano parecía claro. Luego de eso, volvió la imprecisión. Defensor acusó el golpe. Danubio, mucho más atento, no dio espacios a nivel defensivo, pero perdió el filo que mostró para abrir el marcador.
El primer acto se cerró con alivio para la visita, que agradeció la llegada del descanso luego de un primer tiempo pobre en el que jugó poco y con poco lo lastimaron. Méndez entendió el momento, ajustó el equipo, fue a fondo con los cambios y se notó su acierto apenas reanudado el partido.
Defensor fue casi un opuesto al de la primera parte: comenzó el complemento mostrando el fútbol que justifica su ubicación en las primeras posiciones del campeonato. Moviendo la pelota con fluidez y con agresividad bien entendida, los violetas no demoraron en empatar por intermedio del letal Rocky Adrián Balboa, que cabeceó un centro bárbaro de Juan Pintado: 1-1. Sexta diana para el goleador violeta en el torneo Apertura.
En el mejor momento del partido, cuando se anunciaba un golpe por golpe con buenas situaciones para los dos, la hinchada de Danubio paró el partido. Colgados al alambrado y mostrando banderas aludiendo a una supuesta muerte de Defensor, la parcialidad de la franja detuvo el espectáculo durante casi siete minutos. Al mismo tiempo, desde los altoparlantes y el resto de la cancha pedían que tanto personas como banderas se bajaran del alambrado para que el árbitro, Esteban Ostojich, pudiera reanudar el encuentro.
Al final, hicieron caso. El partido se reanudó, pero no se recuperó el buen fútbol de los primeros minutos del segundo tiempo. Hubo un par de faltas muy duras que mantuvieron el partido parado unos minutos más y que llevaron nuevamente al juego a su versión más trabada. Esta vez, no hubo agresividad bien entendida. Más goles, tampoco.