Tiene 24 años. Nació en Argentina y comenzó a jugar al rugby a los cinco años en Hindú. Se mudó con su familia a Uruguay a los ocho años y siguió formándose en Old Boys. Fue citado a los Teritos, la selección de menores de 20, con la que jugó dos mundiales. En 2020 dio el salto al profesionalismo: primero jugó en Peñarol, club con el que ganó la Superliga Americana de Rugby en 2022, y ahora integra el plantel de Teros 7’s que participó en el Circuito Mundial.

Lo que sucedió el domingo pasado es uno de los capítulos más importantes de su corta carrera deportiva. Fue el máximo anotador de tries en el torneo en el que los celestes consiguieron meterse en los Juegos Olímpicos (JJOO) de París. Todo un hito.

¿Qué significa para vos haber clasificado a los JJOO?

Es algo impresionante. Nunca lo había pensado. Había tenido en mente jugar un Mundial de seven, un Mundial de 15, jugar el Circuito Mundial de seven, pero el sueño de unos JJOO es algo que nunca se me había pasado por la cabeza hasta el momento en que nos dimos cuenta de que realmente era una posibilidad y la teníamos a nuestro alcance, que dependíamos de nosotros para lograrlo. Una vez que estuvo ahí, fue decir: vamos a buscarlo.

¿Cuándo fue el momento en que se dieron cuenta?

Con la clasificación al Circuito Mundial sabíamos que íbamos a estar todo el año jugando seven, que era algo que antes en Uruguay no pasaba. Sabíamos que Argentina podía quedar entre los mejores cuatro y obtener la clasificación directa, porque estaban con un muy buen nivel. Cuando lo lograron, vimos que la oportunidad era cada vez más grande y había que aprovecharla.

Baltazar Amaya, Koba Brazionis, Diego Ardao y Tomás Etcheverry, el 18 de junio, luego de la victoria ante Chile, en el estadio Charrúa.

Baltazar Amaya, Koba Brazionis, Diego Ardao y Tomás Etcheverry, el 18 de junio, luego de la victoria ante Chile, en el estadio Charrúa.

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Luego se agregó la presión de clasificar para que el programa de seven siga vigente.

No era simplemente jugar unos JJOO, era la permanencia del seven en la URU [Unión de Rugby de Uruguay], que se le siga dando todo lo que recibimos en cuanto a horarios de entrenamiento, competencias y demás. Al clasificar a los JJOO vamos a tener que mantenernos en nivel y, por ende, vamos a tener que participar en competencias.

¿Les agregó presión ese contexto?

Yo no sé si usaría la palabra presión. Por lo menos a mí no fue lo que me pasó. Sabía que era algo muy importante para nosotros. Elegí, en vez de mirarlo por el lado de la presión, mirarlo como una motivación más para ir a buscar este torneo que era tan importante desde todos los puntos de vista.

¿Cómo fue la sensación al clasificar?

No la puedo describir. Me aflojé, fue como poder respirar. No de nervios, sino por haber cumplido un objetivo que era sumamente importante para nosotros.

¿Qué estaba en juego?

El legado que deja el equipo. Es un grupo impresionante. Somos muy unidos, disfrutamos mucho cada momento juntos. El legado de nunca bajar los brazos y esforzarnos al máximo para lograr objetivos que en su momento se pensó que eran inalcanzables. La verdad es que es un equipo ambicioso: cada oportunidad que tenga la va a ir a buscar.

¿Qué es lo que la URU pone a disposición para que los jugadores puedan dedicarse?

Todo. A la hora de viajar no tenemos que ocuparnos de nada. La URU nos da el Charrúa, entrenamos en las mejores condiciones, tenemos colaciones para comer algo entre los entrenamientos y tomar un licuado. Nos ayudan bastante y con esa ayuda, sumado a que nosotros estamos entrenando, trabajando todos juntos, es que logramos estas cosas.

Foto del artículo 'Baltazar Amaya: “El objetivo va a ser una medalla”'

Foto: Alessandro Maradei

Este año Uruguay tuvo equipo profesional de seven y fuimos parte de los mejores del mundo. Jugamos entre las 15 mejores selecciones y ahora nos metimos en los JJOO. Hoy nosotros somos jugadores profesionales. Hay muchos que a su vez juegan en 15. Ahora vamos a empezar con los Teros la preparación para el Mundial de Francia.

Si mirás de afuera, ¿qué significa que Uruguay esté clasificado al Mundial 15 y a los JJOO?

Claramente se ve un crecimiento a nivel general del rugby en Uruguay. Incluso en el rugby amateur de clubes, el campeón va variando en los últimos años. Eso también te demuestra que todos los equipos están creciendo. En cuanto a lo profesional, clasificar al Mundial, al Circuito, a los JJOO demuestra el crecimiento y a los jugadores les permite soñar.

Diego Ardao dijo que el objetivo para los JJOO es una medalla. ¿Esa es la forma de proponerse mejorar?

No tuvimos tiempo para respirar, digerir y plantearnos un objetivo 100%. Yo creo que cuando volvamos a entrenar y empecemos a preparar la próxima temporada con los Panamericanos, la clasificación al Circuito y los JJOO, el objetivo va a ser una medalla. Me parece que en cada torneo que vas a jugar apuntás a ganar y a hacer tu mejor papel.

¿Es mucha exigencia estar en las dos disciplinas?

Al cambiar de una a otra, no suelo tener mucho problema. En cuanto a lo físico, te cansás. Ahora que terminamos, quedás con el cuerpo bastante golpeado y cansado. Pero lo veo por el lado de los objetivos que tengo y puedo jugar un Mundial, unos JJOO, unos Panamericanos, entonces es poner en la balanza: Me duele el cuerpo, pero quiero jugar un Mundial.

¿Qué significa para vos representar a Uruguay?

La realidad es que es un orgullo tremendo. Es una alegría enorme. Quiero muchísimo a Argentina como también a Uruguay. Cada vez que puedo voy a visitar a amigos y familia, pero me terminé criando acá en Uruguay.

¿En qué momento decidiste jugar por la celeste?

En rugby podés jugar por dos países siempre y cuando dejes de jugar por el primero durante tres años. Cuando me llamaron para Teros M20 [selección juvenil] tuve que tomar la decisión. Pensé: la realidad es que no sé si en Argentina me van a llamar o no para M20, hoy la oportunidad la tengo acá y listo.

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¿Qué desafíos propone el seven de selecciones?

Una vez que clasificamos al Circuito entraron las preguntas. ¿Ahora qué va a pasar? ¿Vamos a ir a competir o nos van a meter 30 todos los partidos? Antes de eso tuvimos el Mundial de seven, nos fue muy bien, salimos décimos. Uruguay no había salido nunca mejor que 19º. Ahí les ganamos a Canadá y Estados Unidos, que son dos equipos del Circuito, y nos dimos cuenta de que estábamos para competir. ¿A quién? Vamos a competirles a todos. El trabajo que hicimos dio frutos: le ganamos a Irlanda, Gran Bretaña, Estados Unidos, Fiyi, Sudáfrica. Con Fiyi perdimos un partido 55-5 y después le ganamos. El seven tiene eso. Puede haber muchas sorpresas.

¿Cómo quedan parados de cara a los Panamericanos?

Para nosotros es importantísimo. Es lo más cercano a los JJOO antes de los JJOO. Mismo formato, con villa olímpica. Hay rivales muy fuertes. Hemos jugado con todos y sabemos que son partidos duros pero son rivales que te gusta enfrentar. El objetivo es traer una medalla, la medalla más alta que podamos.

¿Cómo te vinculás con el fracaso, con la derrota?

En su momento perder me molestaba muchísimo. No me gusta perder a nada. Soy una persona sumamente competitiva. Me frustraba y me costaba mucho digerirlo. Hoy con el coaching, la carrera profesional, voy creciendo y puedo digerirlo de otra forma, obviamente con mucho dolor. Quedar fuera del Circuito me destruyó, no me gustó nada. Estuve un día entero llorando del malhumor y la angustia. Sabía que venían otras cosas y no puedo quedarme caliente por algo que ya está. Me encantaría haber ganado y quedado, pero el objetivo que venía eran los JJOO y no podía tener mi cabeza en haber quedado fuera del Circuito cuando lo que quiero es ponerme a pensar en positivo y buscar resultados positivos.

¿Tenés una filosofía con la que encares el deporte?

Para todo comparto los mismos valores. Si tengo que enumerar, lo más importante es el amor con el que uno hace las cosas. Si le ponés ganas, amor y buscás felicidad por ese lado, la vas a pasar bien. También está el lado de querer perseverar. Manu Ginobili dice que no existe deportista con más triunfos que derrotas. No podés estar pensando siempre que vas a ganar todo. No existe ganar todo. Los buenos deportistas son los que, tras una derrota o una mala acción, salen rápido de eso y no se quedan enfocados en ese resultado.

¿Hay una cultura uruguaya del rugby?

Yo creo que sí. No es un país con equipos que se guíen por una estrella. Hay muchos jugadores buenos, se busca el trabajo en equipo y más cuando vas a jugar contra potencias. La cultura de Uruguay es el trabajo en equipo, la disciplina en el sistema de juego, no salirse del libreto. Es un juego de equipo y de mucha entrega.

En el estadio Charrúa, el 18 de junio, luego de vencer a Chile.

En el estadio Charrúa, el 18 de junio, luego de vencer a Chile.

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¿Qué elementos de tu juego le aportás a eso?

Suelo escuchar al entrenador y, en base al sistema de juego que nos plantean y lo que quieren del equipo, busco cómo me puedo divertir, cómo puedo pasarla bien y jugar. Si me pongo a jugar antes de pensar en pasarla bien, no la paso bien. Es lo que me pasaba antes.

¿Y qué te gusta?

En 15 suelo jugar de wing. Son sistemas de juego en los que puedo tener bastante libertad. Eso me gusta. En seven, que hay menos jugadores, cuando encuentro mi libertad para jugar como me gusta.

¿Qué es libertad? ¿Tener espacios?

De toma de decisión. Dentro del juego me puedo meter al lado de uno, al lado de otro, afuera de uno o del otro. No estar siempre en la punta, porque me aburro. No siempre tenés un duelo en la punta con cancha como a cualquiera le gustaría. Tenés que buscarte laburo por otro lado.

¿Con qué soñás hoy?

Sueño con ir al Mundial, estar dentro de la lista de los 33 que van, y con jugar los JJOO.

La anécdota

Sentimiento en la cancha

Me pasaba cuando era más chico que estaba muy nervioso antes de jugar y pensaba mucho en el qué pasará o el qué dirán. Cómo me mirarán, si seguiré o no seguiré, dependiendo del nivel. Es algo que aprendí a dejar de lado. Hago coaching con un coach argentino y me sirve muchísimo. Esas horas previas y cuando estoy jugando son momentos en los que priorizo disfrutar. La realidad es que puedo dejar de lado los nervios. A veces estoy más ansioso o con ganas de jugar, pero no es una sensación fea que me incomode en el momento.