River Plate se impuso en campo visitante. Con un planteamiento estratégico y sacando provecho de los contragolpes, el conjunto de Gustavo Díaz derrotó 3-1 a Peñarol en el Campeón del Siglo. Fue un gran triunfo darsenero, sobre todo porque empezó perdiendo desde temprano e hizo muchísimos méritos para dar vuelta el trámite. Faustino Barone por dos y Santiago Brunelli hicieron los goles de River, mientras que Abel Hernández convirtió el de Peñarol.

1. Gol y golpe

El mérito fue de River: explotar las falencias defensivas de Peñarol. Las falencias carboneras no eran del día, sino más bien de varios partidos atrás, una acumulación que incluso ha estado latente en partidos donde el mismo Peñarol ganó. Ganar tapa el sol con un dedo, pero cuando se pierde, el sol es inmenso. Y en este partido contra River, lo que le pasó a Peñarol fue lo mismo que, sin ir más lejos, le sucedió en el último partido por Copa Sudamericana: cuando le hacen un gol, Peñarol se cae moralmente.

Cuando el encuentro estaba parejo, el aurinegro ganaba. Había encontrado un gol la Joya Hernández y, pese al poco fútbol visto, el marcador estaba a su favor. River, poco, sólo un tiro libre al cierre de los primeros 45: gol tras el centro y balde de agua helada en un junio frío.

2. Malhumorado

Anímicamente Peñarol quedó mal y entró peor al segundo tiempo. Tras diez, 15 minutos de poca historia, nació el primer contragolpe darsenero. Fue astuto el Chavo Díaz para leer eso: el carbonero tenía la obligación de ir a ganar porque el ciclo de Alfredo Arias estaba en jaque; en ese afán, Peñarol daría espacios en su defensa y se tiraría arriba. Dicho y hecho: dos contragolpes rápidos de River, ambos por izquierda explotando el carril de Matías Aguirregaray, Peñarol abierto atrás, desorientado buscando marcas, y a buscarla adentro del arco.

Ese 3-1 fue una especie de colorín colorado, este cuento se ha terminado. Peñarol terminó en la desesperada; tirando el equipo arriba, es verdad, porque el DT puso dos mediapuntas ofensivos y dos delanteros centro, pero su equipo no encontró juego colectivo, cayó en la intrascendencia de levantar centros sin criterio, y ahí tanto el arquero como los defensas de River se hicieron la papa sacando todo lo que cayó en su área o inmediaciones.

3. El goleador

Faustino Barone es hijo de Deivis Barone. Con 17 años, el domingo será un día imborrable para su historia.