En la pasada edición de la Liga Femenina de Básquetbol Malvín volvió a levantar el trofeo luego de dos temporadas, algo que nunca había sucedido, ya que lo máximo que la institución había pasado sin salir campeón había sido un solo año, tema que retumbó fuerte dentro del plantel. Sabina Bello confesó que “fueron dos años de autocrítica y repensar, cada involucrado del plantel, jugadoras, cuerpo técnico y dirigentes. Por un lado, nos acostumbramos a que con lo que hacíamos nos alcanzaba, después que vimos que no nos alcanzaba fue redoblar la apuesta en todo sentido. Y por otro lado, que ya cambió lo que pasaba hace diez años atrás, que nadie competía porque nadie le daba bola al básquetbol femenino; ahora hay muchos clubes que le están dando lugar, entonces tenemos que normalizar que un año vamos a ganar, otro no, los partidos son parejos y puede pasar cualquier cosa cada vez que lleguemos a una semifinal o una final. Por cómo está el básquetbol femenino hoy en día, creo que la experiencia pesa muchísimo, y Malvín lo ha podido demostrar con las jugadoras que tiene. Pienso que es bueno porque ellas realmente tienen que hacer un proceso, y cuando llegan a Primera están prontas, como está pasando con Florencia Mayola y Paula Fernández, o como pasó con Carolina Fernández, que hace dos años no jugaba tanto y el año pasado fue la MVP, nosotras confiamos mucho en los procesos”.

Para Malvín salir campeón no es cuestión de armarse para hacerlo y lo demuestran los hechos. Gran parte del plantel que perdió en semifinales en 2021 ante Hebraica y en las finales 2020 ante Defensor Sporting fue el mismo que logró campeonar en el 2022, con el único gran cambio que se da año a año que son las fichas extranjeras. Bello cree que “es una mentira venir un día y poner tanta plata y después no poder sostenerla; Malvín tiene la ventaja de que apostó hace años a las formativas, que hoy tiene sus frutos y va a seguir dando sus frutos. De todas formas, sí le va a costar cada vez más caro, y sí va a tener que de a poco invertir, porque también las jugadoras pueden elegir ir a otro equipo por plata”.

Esto último es algo que por el momento no sucede: es muy poco frecuente ver que alguna jugadora de Malvín se vaya, más allá de contadas excepciones. Y otro punto, no menos importante, es que la institución le da mucha importancia a su cantera, algo que Bello remarcó con una frase muy clara: “Así como no se van, también es muy complejo llegar a Malvín. Nosotras tenemos mucha cantidad de niñas que van al club, pagan la cuota, invierten en formarse, entonces yo como entrenadora pienso primero en ellas y no vemos ninguna necesidad de traer gurisas de otros lugares”.

Seguir el camino

Malvín también aprovecha su cantera para tener entrenadoras. Hoy por hoy el ciclo de formativas lo dirigen Emilia Larre Borges, Bello y Fiorella Martinelli, quien, a su vez, dirigió a Malvín en Primera femenina durante cuatro partidos tras un viaje de su entrenador Juan Pablo Serdio, por lo que se convirtió en la primera mujer en dirigir Liga Femenina, más allá de que antes hubo mujeres cuando el torneo se llamaba Federal.

“Fue parte de un proceso, Fio está con las formativas desde hace mucho tiempo, la realidad es que el rol que nosotras tenemos dentro del equipo, al ser entrenadoras y Flo [Florencia Somma] profe aportamos desde ese lado al plantel. Hay jugadoras del plantel actual que las formó ella, hay algunas que las conoce incluso más que el Cabeza [Serdio]. En mi caso no tengo ningún interés en dirigir Primera. Lo sé desde hace muchos años, trato de crecer en el mini básquet y acompaño en sub 16 y sub 19”.

Sabina trabaja desde hace más de diez años como tallerista y educadora en el Club de Niños, que es un convenio del INAU con el Instituto Preuniversitario Salesiano Juan XXIII. “Lo que hacen ahí los chiquilines es ir después de la escuela. Yo arranqué hace diez años como tallerista de deportes en el Barrio Lavalleja, me fui integrando cada vez más con el lugar, con el centro, con los chiquilines, y hoy en día hago tareas de educadora, desde maestra particular, paseos, charlas con la familia. El trabajo en el Club de Niños es con una población particular, de niños y niñas que crecen en contextos muy vulnerables, con muchas carencias; se les brinda a los gurises del barrio el acceso a talleres, apoyo escolar, psicólogo, que de otra forma quedarían marginados por falta de recursos. Además, hay asistentes sociales y se trabaja mucho en red para mejorar un poco la calidad de vida de las familias. Es una realidad muy compleja, y muy difícil de cambiar, pero es esperanzador que esos gurises tengan un lugar en el que están protegidos y sean felices”.

Sobre su tarea en particular, Bello trabaja con la naranja. “Les enseño básquetbol, fui probando, me interesó bastante que tuvieran otro deporte que no sea fútbol, y además toda la circulación social que se puede dar con el básquetbol. Tengo la ventaja de que conozco todos los clubes de la zona y que trabajo en Malvín también. Entonces, les enseño el deporte y los llevo a jugar partidos, no competimos a nivel formal, pero sí juegan, tienen encuentros, y cada tanto algún chiquilín o chiquilina se inserta en algún club de la zona.

Foto del artículo 'Sabina Bello: “El básquetbol y Malvín me hacen muy feliz”'

Foto: Alessandro Maradei

Por el contexto, la realidad es que a los niños no los llevan a jugar los partidos, entonces los tengo que ir a buscar yo, tomarme un ómnibus con todos, y eso me demanda bastante tiempo, entonces depende mucho de mis horarios y mis disponibilidades para poder organizarles partidos”, dice con cierto entusiasmo.

Formar y masificar

"Como profesora de educación física y como entrenadora la edad escolar es la que más me llena, hace bastante me di cuenta de que es lo que más me gusta. En la parte del básquetbol me gusta mucho masificar el básquet, que todas las niñas y niños puedan jugar. Para mí es un desafío muy grande que esa niña disfrute del básquetbol la mayor cantidad del tiempo posible, y cuando empiezan a crecer, empiezan a cerrarse un montón de puertas, y siguen jugando las que tienen determinado nivel, por eso yo disfruto mucho la primera instancia, cuantas más niñas puedan jugar al básquet más me gusta".

Luchar por las causas justas

Tanto en redes sociales como en los diferentes movimientos sociales, se puede ver a Sabina luchando por diferentes causas. La pregunta se impone: ¿dónde nace ese rol y esa vocación de lucha por los demás? Bello cuenta que desde chica se involucró en las luchas que cree justas. “Seguro es algo que me ha enseñado toda mi familia, el reconocer a los demás, involucrarse y hacerse cargo de las cosas que pasan alrededor. También a disfrutar mucho de lo colectivo, de ayudar, de ser solidario; eso a mí me hace feliz, no es un esfuerzo. Creo en lo que hago, entonces siempre quiero contagiar e involucrar a más gente. Y el hecho de ser referente en el ámbito deportivo me facilita esto, me gusta jugármela siempre y lo hago sin dudar, porque estoy convencida”, comenta.

Desde hace varios años Malvín, en la rama femenina, es ejemplo por visibilizar las diferentes problemáticas que atraviesa el deporte, y también por manifestarse en fechas como el 20 de mayo. “Nosotras por suerte dentro del plantel es algo que lo tenemos conversado hace tiempo, así como yo me involucro mucho, mis amigas y mis compañeras también se involucran; lo veníamos haciendo por nuestra cuenta. Este año el club decidió también manifestarse [el 20 de mayo], entonces cuando vimos que el club lo hizo, hicimos algo más grande que lo que hacíamos año a año”.

Así como el 20 de mayo, el 8 de marzo, día de la mujer, muchos clubes se manifiestan públicamente. Pero también es cierto que puertas adentro muchos de esos clubes no les dan el espacio a las mujeres de forma igualitaria y equitativa. “Creo que todos los clubes ya entendieron que por un tema de justicia y de derechos tienen que abrirles las puertas a las mujeres, me parece que lo que falta ahora es el saber cómo hacerlo, y tener la humildad de saber que hay que investigar, hay que informarse, hay que leer, y a partir de ahí ir creciendo”.

No se pudo

Sabina fue parte de la directiva de la BUA, Basquetbolistas Uruguayos Asociados, gremio que poco a poco va tomando fuerza y que busca, desde diferentes posiciones, mejorar la disciplina y las condiciones del deporte. Sin embargo, hay una realidad y es que, dentro del básquet femenino, poco se pudo lograr aun teniendo a Bello, una jugadora de vasta trayectoria, siendo partícipe activamente de la búsqueda de soluciones.

“Sería genial que la BUA y la FUBB apunten al mismo lugar, a mejorar las condiciones en las que nos desempeñamos los y las basquetbolistas, y así mejorar el basquetbol en su totalidad. Pero no ha sido fácil trabajar en conjunto, lamentablemente. En el caso del femenino, concretamente, las jugadoras presentamos una propuesta hace años donde el eje central es dividir la liga en dos. Hay muchos argumentos, pero el más contundente es que la diferencia de nivel entre algunos clubes es abismal y se ve en los resultados. Y esto es porque la Liga Femenina de Básquetbol no exige absolutamente nada para que un club juegue, entonces un grupo de amigas quieren jugar, van a un club, y juegan la misma liga que un equipo semiprofesional. Se cae de maduro que es un paso urgente, pero se lleva a votación y cada uno mira su chacra entonces no se ha logrado dar ese paso. Esto también nos estancó como gremio, porque mientras algunos planteles ya van camino a profesionalizar el plantel entero, hay clubes que todavía cobran cuota a las jugadoras mayores”, entiende la jugadora.

Preparar el adiós

Para cualquier deportista el retiro es un tema que duele y cuesta plantearse. Sabina Bello, que viene de ser campeona con Malvín y que hoy las tiene líderes del torneo, promedia buenos minutos por juego, está en condiciones óptimas físicamente, y eso aleja, a sus 34 años, el retiro, aunque el tema está presente. “Vengo trabajando hace mucho tiempo mi retiro, y claramente no va a ser fácil. El básquetbol ocupó toda mi energía desde que tengo 12 años, y mi felicidad era mejorar y demostrarlo cada fin de semana, no va a ser fácil vivir sin eso. Pero la pandemia me ayudó un montón, por todo el tiempo que tuve afuera de la cancha, y aprendí a vivir bien, sin tanta intensidad. Me gustaría alejarme del alto rendimiento, vivir tranquila y disfrutar los detalles”, concluye Sabina.

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